El pasado sábado, mientras echaba un vistazo a Twitter, mi compañera @nao_chan_91 mencionó el que sigue siendo uno de los juegos a los que más cariño guardo, por mucho que pasen los años. En su tweet, comentaba que sería fantástico ver una nueva entrega de esta obra para Nintendo 64 pero esta vez en la portátil estereoscópica de Nintendo.
Así pues, me he decidido a hacer este pequeño artículo, donde daré mi opinión sobre esta obra así como las razones por las que Pokémon Snap debería contar con una segunda parte. ¿Preparado para fotografiar toda criatura que se ponga por delante?
Hal Laboratory, actual second party de Nintendo, ha llevado a cabo multitud de títulos para diversos sistemas, comenzando por MSX a principios de los ochenta, pasando por NES, SNES y compañía hasta hoy, con un Kirby Triple Deluxe a la vuelta de la esquina. Quizás si os digo que personajes como Satoru Iwata o Masahiro Sakurai han pertenecido o siguen perteneciendo a esta desarrolladora ya no os parezca una empresa tan desconocida, y si sois fans de Pokémon y disfrutasteis como grandes entrenadores gracias a Pokémon Stadium y Pokémon Stadium 2, probablemente esbocéis alguna sonrisa.
Pues bien, un mes antes de que el primero de los antes nombrados viese luz en el país del Sol Naciente, allá por inicios de 1999, llegaría a las tiendas japonesas el primer juego de la franquicia de Gamefreak para consolas de sobremesa, un juego donde nuestro objetivo no sería convertirnos en los mejores entrenadores de toda región existente, ni de completar una Pokédex; ni si quiera tendríamos que subir de nivel criaturas. Al contrario, nuestra única misión se basaría en tomar una cámara de fotos con carrete y realizar una investigación que el mismísimo Profesor Oak nos encargaría. El título sería bautizado como Pokémon Snap.
Quizás no sería correcto catalogarlo como un first-person shooter, por lo que mejor vamos a denominarlo first-person rail shooter. Usando nuestra cámara como objeto principal de la jugabilidad, nos subiremos a bordo de un vehículo futurista que será capaz de desplazarse por tierra, mar y aire. En cada ruta seguiremos un recorrido prestablecido, sin poder disminuir la velocidad de este medio de transporte y fotografiando a todo Pokémon que se aparezca, por lo que ser ágil era algo que se daba por sentado si queríamos completar con éxito cada misión. El plantel de rutas era muy limitado, con exactamente siete zonas para explorar, todas ellas con grandes diferencias y hábitats. Por ejemplo, en la Playa deambularían Pokémon como Pidgey, Snorlax o Meowth, mientras que en el laboratorio encontraríamos Voltorb, Electrabuzz o Zubat.
A pesar del escaso número de recorridos disponible, era imposible no repetir cada uno de ellos, debido esencialmente por la consecución de ítems a lo largo de la aventura, haciendo que debamos volver atrás para fotografiar criaturas hasta entonces inalcanzables por la carencia de estos objetos. Hasta que no consigamos la Poké-Flauta, por citar un ejemplo, no podríamos despertar a la mayor parte de criaturas que dormían plácidamente en su hábitat natural. Otro motivo de su rejugabilidad era la necesidad de llegar a un número determinado de Pokémon fotografiados para poder desbloquear nuevas rutas. Es aquí donde tomaba protagonismo una de las facetas más interesantes del juego como es la posibilidad de evolucionar a los Pokémon. No me podréis negar si jugasteis en su momento que era espectacular ver como Charmaleon se convertía en Charizard tras caer a la lava al ser golpeado por manzanas.
Lo que sin lugar a dudas más me gustaba de Pokémon Snap era lo que venía después de nuestra tarea como fotógrafos: El Profesor Oak evaluaría nuestro trabajo de manera muy minuciosa, dándonos la opción de escoger las que desde nuestro criterio eran las mejores instantáneas. De esta manera, si habíamos hecho siete capturas a un Vulpix –ojo, el carrete estaba limitado a sesenta fotografías por ruta– tan solo podríamos presentar una sola de ellas en la evaluación. Finalmente, tras seleccionar todas aquellas imágenes que considerásemos más destacables, pasaríamos a las puntuaciones.
El modus operandi del Profesor Oak era metódico y escrupuloso, considerando valores como la técnica, la pose y el tamaño, además de otras si se trataba de una imagen con alguna peculiaridad especial. Si se diese el caso de que la imagen en cuestión mostrara un Pokémon que ya estuviese en nuestro registro, se compararían entre ambas inmediatamente, haciendo que si ésta era mejor que la anterior fuese de nuevo nuestro propio criterio el que eligiese qué fotografía guardaríamos en nuestro álbum, el cual podríamos disfrutar tranquilamente en cualquier momento desde el menú. Inevitablemente y si eras mínimamente ambicioso, volverías a jugar una y otra vez hasta lograr una captura todavía mejor que la anterior de una criatura en cuestión, o simplemente por el hecho de descubrir cómo se comportaría un Pokémon si en vez de lanzarles manzanas optáramos por usar las Pester Ball.
No todo era caviar en este cartucho para la revolucionaria Nintendo 64. Podríamos comenzar hablando de la duración natural del título, que no pasaba de las cinco horas si no tomábamos la iniciativa propia antes mencionada. Otra gran lacra, y que sigue sin entenderse, no era sino la cifra tan limitada de Pokémon fotografiables, siendo exactamente de 63, algo que distaba en demasía con respecto a los 151 originales de la región de Kanto. No éramos pocos los que cruzábamos los dedos por ver una segunda entrega de Snap al ser conscientes de que Pokémon Stadium iba a contar con su propia secuela, cuya mayor novedad era incluir el elenco casi total de Johto, dando ahora casi 250 Pokémon, pero desafortunadamente no fue así.
Ahora, catorce años después, seguimos esperando ser sorprendidos con una secuela de esta propuesta tan innovadora, porque aunque no te gustase la apuesta en su momento era innegable admitir las bondades de esta fórmula. En aquella época, por lo menos en lo que a mi entorno se refiere, toda mi clase deseaba hacerse con él; Pokémon pegaba tan fuerte como al Coca-Cola, con merchandising por doquier y tazos hasta en las bolsas de patatas, nunca mejor dicho. Si os digo la verdad, no conozco ningún otro juego como éste. Utilizar las mecánicas propias de los juegos disparos –esta vez con una cámara y no con un arma- con entornos en tres dimensiones y con la serie más famosa del momento era algo que me sigue pareciendo maravilloso.
Por todo ello considero que, con las posibilidades del hardware que hoy día tenemos en nuestros hogares, una secuela de Pokémon Snap sería causa de desmayo. Imaginad por un solo momento una nueva entrega con los 721 Pokémon existentes hasta el día de hoy, con más de una veintena de parajes diferentes, eliminando total o parcialmente la limitación que el vehículo suponía, dando así libertad de movimiento para el jugador pero sin modificar la jugabilidad, por supuesto con limitación de carrete pero con más ítems, personalización de nuestro personaje y un modo en línea con el que compartir nuestras puntuaciones. Todavía más ambicioso sería introducir un modo competitivo en el que, en un tiempo limitado, tratar de conseguir las mejores fotografías. Estoy seguro que mis amigos Samuel y Aitor estarían encantados con todo esto, pues es algo que llevamos imaginando mucho tiempo.
Si fuese yo el que tuviera que escoger una plataforma, sería sin duda 3DS. En los foros hay mucha gente que opina que WiiU sería la mejor madre de la supuesta secuela para Snap, por el tema del uso del Gamepad, la capacidad gráfica de la máquina o las posibilidades técnicas de la misma. Estoy de acuerdo, probablemente todo fluyese mucho mejor en una televisión enorme y con el Gamepad, pero ahora os propongo la alternativa portátil: ¿Por qué? Veamos, ¿Recordáis el Atrapacaras? Se trata de una demostración técnica de los giroscopios de la consola que por lo menos a mí me pareció divertidísimo y súper adictivo. Las mecánicas eran fáciles, tan simples como apuntar a toda cara que se apareciese ante nosotros y disparar, moviéndonos a nuestro alrededor hasta vislumbrar más y más caras.
Por cierto, decir como detalle que Atrapacaras (Face Riders) ¡fue desarrollado por la propia Hal-Laboratory! Esto es algo que me hace imaginar con más motivo que la propia compañía tiene intención activa de llevar Snap a la actual portátil del bigotudo. De hecho, para la redacción de este artículo, decidí documentarme todo lo posible acerca de las menciones de la compañía sobre esta peculiar pseudo-franquicia de Pokémon, y encontré bastante poco, aunque me gustaría destacar las declaraciones del propio Junichi Masuda en el pasado 2013, cuya fuente original podéis encontrar en este enlace, donde aseguraba que ama la franquicia pero que solo sería posible una nueva entrega si pudiesen introducir suficientes novedades, ideas nuevas. Oye, pues desde aquí le digo a Masuda-sensei que algo hemos aportado hoy, ¿no? Eso sí, alguna lagrimita cobró forma cuando se despidió diciendo lo siguiente: “En algún momento en el futuro, puede que tengamos algo». Aún quedan esperanzas, amigos.
Aprovecho para comentar que si por la circunstancia que sea no lo jugasteis en su día y tenéis intención de jugarlo de manera legal, está disponible como descargable en la Consola Virtual de Wii –es necesario disponer de un Classic Controller– o en la propia Nintendo 64. El cartucho solo es sencillo de encontrar, si bien es cierto que con su propia caja el precio aumenta considerablemente.
Sin más, os animo a que deis vuestra opinión en los comentarios, si jugasteis a la obra en su día o si os gustaría verla en la actual generación.
Nos veremos pronto en otro «Juegos que merecen una secuela»
«Imaginad por un solo momento una nueva entrega con los 721 Pokémon existentes hasta el día de hoy (…) en un tiempo limitado, tratar de conseguir las mejores fotografías».
No jugué al original, pero me has puesto tontorrón con ese párrafo.
Siempre he sido de la gran N y su magia, pero jamás me ha dicho absolutamente nada el universo Pokemon. Ahora, con lo que ha vendido, sin duda alguna que… seguiría vendiendo. 😀
Oye nunca se sabe, lo mismo si se sacasen de la manga una entrega curiosa conseguirían atraparme, que total estoy en un momento gamer aburridísimo que ya dura, pero me extrañaría.
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