El videojuego nos ha llevado un sinfín de veces a explorar el espacio exterior, aunque nunca lo había hecho con la pasión que desprende Mobius Digital. Y es que Outer Wilds es diferente a todo lo que habíamos visto. Aquí solo somos aventureros y ni siquiera sabemos muy bien qué es lo que buscamos, pero, ¿acaso importa?
Siempre me ha inquietado pensar si hay algo ahí arriba, donde el ser humano lleva tantos años tratanto de llegar. Al igual que yo, los habitantes de Lumbre, el lugar en el que todo comienza en Outer Wilds se hacen la misma pregunta todas las noches. Ellos también tienen medios para salir más allá de la estratosfera con la intención de echar un vistazo a lo que pocos han tenido la suerte de ver. Lamentablemente, hasta ahora no han tenido mucho más éxito que nosotros a la hora de hallar una sola respuesta.
Varios meses después de su lanzamiento en PC y Xbox One, la propuesta de Mobius Digital aterriza en PS4 con la intención de que aceptemos su reto: explorar durante 22 minutos que se repiten una y otra vez. Una y otra vez. Un bucle del que no podemos salir de ninguna manera y que solo nos afecta a nosotros; en ningún caso a los que nos rodean. Es una situación compleja, pero, ¿acaso importa? Solo queremos respuestas. Y como no necesitamos nada más, no nos importa recorrer el círculo una y otra vez.
La naturaleza del título que tenemos entre manos no es otra que la del walking simulator, un género que durante los últimos años ha visto nacer a decenas de exponentes de renombre. Cada uno a su manera, pero ninguno como Outer Wilds. Porque aquí la vida tiene un valor muy bajo y como y siempre conocemos el inevitable final, no hay un solo motivo que nos haga mirar atrás. Solo importa llegar cada vez más lejos; allá donde nadie ha sido capaz de alzar su vista.
La premisa es verdaderamente atractiva, pero, ¿cómo funciona? A los mandos, el juego apenas se basta de una serie de mecánicas la mar de sencillas: caminar, saltar, impulsarnos e interaccionar con determinados elementos gracias a un escáner de lo más particular. Suficiente para ir de planeta en planeta sin ningún miedo a lo que quizás encontraréis. Cualquier cosa puede mataros, pero recordad que, si lográis sobrevivír, el fin de la expedición tendrá lugar cada 22 minutos, independientemente de cuáles sean vuestros progresos.
Cuando hablamos de Outer Wilds como un walking simulator es precisamente porque, al igual que otros de su especie, la historia de desarrolla al ritmo que marque el jugador, sin ningún tipo de escena de vídeo o avance prefijado. Es cierto que hay rompecabezas, documentación de los descubrimientos y otras mecánicas más propias de un sandbox con un acentuado componente de exploración, pero, por encima de todo, siempre aparece la premisa inicial: encontrar una respuesta que no necesariamente tiene por qué llegar.
Personalmente, no tengo muy claro si se trata de un título recomendable para cualquier perfil de jugador. La experiencia que ofrece lo nuevo de Mobius Digital requiere paciencia e implicación; no tener prisa porque podría darse el caso de que, tras un puñado de horas, no hayáis encontrado absolutamente nada. Asimismo, y aunque no tengo muy claro cómo explicarlo, Outer Wilds hace que aquellos que se pongan a sus mandos se sientan especial en mitad de la nada. Un viaje que invita constantemente a la reflexión. 22 minutos para responder al enigma. 22 minutos para encontrar una pista y 22 minutos para saber que todo está a punto de comenzar. Una y otra vez.