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Life is Strange 2 Episodio 3: Wastelands

Con Life is Strange 2 Dontnod sigue dando una vuelta de tuerca a la fórmula de la primera entrega y como explicamos en nuestras impresiones de los dos primeros episodios, dejamos de lado los poderes que en la primera parte y en su Spin off estaban a disposición del jugador, para pasar a manejar al protagonista desarmado.

En el tercer capítulo, Wastelands, seguimos manejando a Sean Diaz, el hermano mayor de Daniel y seguimos intentando controlar el creciente poder del pequeño, un reto cada vez más complicado de asumir, ya que el este cuando más control tiene sobre sus capacidades de telequinesis, es cuando irónicamente estas mas lo controlan. Sumado a las dificultades que se siguen presentando en el camino de una huida dirección a México, llevando al limite a esta pareja de hermanos.

De vuelta al pasado

Todos los capítulos de esta franquicia suelen dejarnos alguna referencia a nivel emocional, es fácil identificarse en muchas de las situaciones que marcan el devenir de los hechos y en este episodio todo empieza con una pequeña elipsis desde el final del anterior y tras unos sucesos bastante trágicos que nos obligaban a dejar atrás el poco confort y calor familiar que nos quedaba. Emprendemos un nuevo viaje en un nuevo «hogar» que nos lleva de vuelta a la vida en el bosque aunque esta vez no estaremos solos, pero antes de esto viviremos un flashback a la vida antigua vida de los protagonistas, un recurso narrativo bien puesto para refrescarnos la memoria de cómo era todo antes de que todo se fuera al garete.

Es uno de esos momentos referencia de los que hablaba unas líneas más arriba, donde cosas tan mundanas como estar sin bañar o andar en pijama por la casa se vuelven comunes. Todo empieza con una pelea entre los dos hermanos, uno de esos problemas del primer mundo que tan poca importancia tiene y tan hiperbolizados y presentes están en nuestra rutina diaria. El pequeño se cuela en nuestra habitación para robarnos un objeto y le descubrimos con las manos en la masa. Tras la bronca y la charla educativa del padre a Sean llega el momento de hacer las paces con Daniel con la promesa de que si cuando este llega a casa está todo arreglado, nos espera una sesión de cine y palomitas en familia. Una vez dentro de la habitación del pequeño que está de morros dándonos la espalda, tenemos que convencerlo de que se le pase el churro a base de golpecitos emocionales utilizando sus juguetes. Es una situación muy tonta, pero tan cercana a cada uno de nosotros ya sea con algún hermano, primo o hija, que consigue que hacer las paces sea una cuestión de vida o muerte.

Daniel solo reclama un poco de atención y cuando empiezas a hacerte mayor llega ese momento en el que decides pasar de los pequeños de la casa, ya sea para irte con los amigos a una fiesta o para hacer «cosas de mayores». Es justo en ese momento en el que ellos se quedan encerrados entre los muros de la casa solos y tú no te das cuenta de que ya no juegas tanto con ellos como antes y les dejas de lado. El caso es que Sean prometió a Daniel que le compraría un reloj y se había olvidado por completo de ello, por eso le había robado el suyo. En cierta manera, el reloj es la excusa para recordarle a su hermano mayor todo lo dicho, pero le sirve como excusa para reclamarle más atención y esto hace reflexionar a Sean que acaba regalándole el reloj a Daniel, aquí paz y después gloria.

El bosque verde

De vuelta al presente después de viajar en un tren en el que nos escapamos al final del anterior capitulo, nos despertamos en una tienda de campaña en algún lugar cerca de Los Ángeles, en California, y lo primero que vemos es el reloj en un rincón tirado y nos damos cuenta de la elipsis que separa el final del segundo del tercer episodio. Ahora vivimos en una especie de comuna hippie con unos personajes que nos encontramos casi al final del anterior episodio, con una pareja de suecos que van de paso y algunos amigos más.

La verdad es que son buena gente y nos ayudan bastante en la labor de integrarnos en un grupo en el que todos colaboran y una vez más en Dontnod demuestran que son unos auténticos maestros a la hora de crear personajes interesantes y creíbles en sus juegos. Pero aquí no estamos de vacaciones y una vez más los hermanos lobo deberán superar la enésima prueba a su periplo como supervivientes y fugitivos viviendo en sus propias carnes situaciones impropias de su edad. Empujados por la necesidad de conseguir dinero para llegar a su objetivo, Puerto Lobos. El problema es que el trabajo no consiste en recoger frambuesas para venderlas en la ciudad, a lo que nos dedicamos ahora es a limpiar cogollos de marihuana trabajando para un peligroso capo de la zona y todo lo que sucede en este capítulo tiene que ver con esto, y hasta aquí puedo leer.

Un nudo interesante, pero…

Es mas que claro que este capitulo de Life is Strange 2 se presenta como uno de transición, el nudo de la historia, la bisagra entre lo construido hasta ahora y la traca final que nos espera en los dos episodios restantes. No es que lo que se nos cuenta aquí no sea interesante, sigue habiendo conversaciones profundas y vemos cómo evoluciona la difícil relación entre los hermanos, con un Daniel cada vez más desbocado y un Sean muy preocupado por la incontinencia del pequeño a la hora de controlar sus impulsos.

Por qué Daniel hecha mucho de menos las cosas más importantes y la tranquilidad de su antigua vida de niño normal sin más preocupaciones que la de despertarse tarde y jugar a su PlayBox. Es un niño al que se le está exigiendo que madure rápido y que lidie con algo tan loco como tener poderes y para colmo, debe esconderlos al mundo para pasar desapercibidos. Unos poderes que, a decir verdad, ya controla bastante y con los que es capaz de hacer cosas increíbles, ya que ha estado practicando a espaldas de Sean.

Los sucesos que han ido pasando a lo largo de estos tres primeros episodios empiezan a vislumbrar un desenlace cada vez más próximo y la cosa se está poniendo más que interesante de cara a lo que viene. Sigo convencido de que Life is Strange 2 acabará estando a la altura de las anteriores entregas y sigue prosperando según lo esperado.

Sigue expandiendo la historia a buen ritmo y sigue demostrando que en Dontnod no deben distanciarse de esta fórmula que tan controlada tienen y que tan bien resuelven. Por lo visto en el ya clásico Cliffhanger del final del capítulo, las cosas se van a poner muy interesantes y parece que los acontecimientos van a precipitarse como una cascada de sucesos importantes y las cosas se van a poner serias de verdad, próxima parada el 22 de agosto en vuestras PlayBox.

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