Impresiones con Like A Dragon Infinite Wealth: dos dragones, un legado

Aviso de que estas impresiones contienen spoilers gordos (aunque algunos ya hayan salido en el trailer) y es más un desahogo que una guía de compra. Avisado queda.

Mi confesión

No sé cómo decir esto. No me he terminado Like A Dragon Infinite Wealth.

Quiero dejar esto claro en un primer momento porque, cómo veréis en otros medios, la crítica dedicada que ha podido jugarlo antes lo habrá exprimido, escudriñado y sacado todo el jugo a esta entrega del Ryu Ga Gotoku Studio. Y no pondré por escusa el que tengo un trabajo a tiempo completo, ni el que haya tenido compromisos familiares. No he podido terminar Like A Dragon Infinite Wealth porque está siendo una terapia.

Yo comencé la saga del dragón hace ya unos cinco años, aproximadamente. Desde el descubrimiento del Yakuza 0, me até a Kazuma Kiryu de una manera que jamás me había pasado. Sí, empatizo con otros protagonistas y/o secundarios, pero el tener varias entregas que iteran cíclicamente en la vida de un solo hombre (y una ciudad) ayuda bastante a hacer tuyo cada momento serio, cada momento loco, cada canción de karaoke, cada takoyaki comido, cada copa de Yamazaki 12 años, cada dardo y cada Stamina X.

Así pues, cuando te cuentan que ese compañero con el que has vivido tantas aventuras se muere, todo toma un cariz lúgubre.

El sol de Hawai

Esta octava entrega en la que confluyen dos protagonistas en el sentido más literal de las maneras, comienza con una intro alegre, y con nuestro Ichiban Kasuga yendo a su trabajo después de salvar Yokohama. Cada mañana se levanta con una sonrisa y va a trabajar, sintiéndose tan dichoso que incluso se permite soñar con una nueva vida.

Pronto todo se desbarata por culpa de la inocencia de nuestro primer prota, de una misteriosa V-Tuber y, además, Ichiban descubre que su madre, Akane, sigue viva y está en Hawai: tres motivos que lo obligarán a saltar el charco pacífico y llegar a uno de los principales enclaves turísticos de japoneses.

Allí encontraremos a Kiryu, que nos salvará de nuestros primeros líos mientras siguiendo ese mini capítulo de Gaiden. Y junto con nuevos amigos, iremos explorando y, sobre todo, disfrutando de Hawai y sus gentes.

Karaoke, saludar a la gente como Ronaldinho para hacer amigos, hacerte unos zumos, Pokemon Snap de pervertidos, combates Pokemon de raritos (los famosos Sujimon), Animal Crossing en una isla que puedes personalizar más que el propio Animal Crossing, ir en Segway, repartir comida en un Crazy Taxi meets Glovo, etcétera y más etcétera. Un conjunto enorme de actividades que supera, sorprendentemente al anterior, y se expande en dos continentes.

Todo esto con un combate más pulido, fluido y combástico. Los trabajos son revelaciones cual Yakuza 3/4 y cada uno trae su set de movimentos y combos con otros. Empuja un enemigo, que este rebote, Chitose te lo remata y lo vuelve a empujar y acaba dando a otro enemigo: carambola de dos pájaros de un tiro.

Así que tras unas horas de experimentar como Ichiban los bajos fondos de Hawai y sus gentes siempre positivas, con sus problemas específicos (no poder permitirse el alquiler, la pobreza, …) nos encontraremos a tres bandos buscando también a Akane. La urgencia se dispara cuando cada jefe se presenta dándonos caras y voces conocidas como Danny Trejo (Machete, vamos) y Daniel Dae Kim (el del meme de The Good Doctor) y una tercera pata representada con una especie de Majima en Hawai. Es este último de los primeros que reconoce a Kiryu y no dejará al grupo en paz.

El anochecer de Japón

Hasta que, en la pelea en mitad del bosque, Kiryu no puede más. Queda a merced del Majima hawaiano que, aunque tiene la suerte de que le cuida y no es tan mal zagal (dentro de los estándares de unos criminales), podría no haberlo sido. Es ahí cuando se da cuenta de que no puede seguir el ritmo, debe volver a Yokohama y hacer una bucket list o lista de últimos deseos.

Como siempre, desde el estudio se toman el concepto literalmente jugable y tenemos una lista de cosas que hacer, muy similar a la lista del 100% pero que, aún sin acabar el juego, se siente inalcanzable por el estado de Kiryu y la urgencia de la misión. Además, tendremos la oportunidad de caminar por las calles tanto de Yokohama como de Kamurocho y revivir recuerdos que ayuden a Kiryu a darse cuenta de que debe vivir.

La persona que siempre se ponía delante de los demás, ahora debe pensar en sí mismo y darse cuenta, de que si no está no podrá proteger a sus seres queridos.

Toda urgencia toma una pausa y amplía su suelo a las ya mencionadas Yokohama y Kamurocho y el juego toma otro cariz. Ahora cada acción puede ser la última. Y se nota como tal.

Tanto es, que nuestro querido amigo Date nos ayudará a saber si todas las personas con las que hemos compartido experiencias y secretos, vivencias y recuerdos, están bien. Cada encuentro pesa, cada conversación moja el alma de un juego que no creía que podía ser mejor al entender a sus protagonistas y que, una vez más, ambiciosamente lo consigue.

No sé lo que pasará, pero si sé que antes de avanzar con Ichiban, quiero dar la oportunidad a Kiryu de pensar en sí mismo, de disfrutar con un nuevo grupo de amigos, lo que pueden ser sus últimos momentos.

 

Dos dragones, un legado

Hablando de un videojuego suena raro, y puede que proyecte experiencias personales, pero espero que Kiryu escuche a Nanba, a Seonhee y a Saeko, y luche. Él que ha podido con todo y con todos, legiones, monstruos y bestias. Por los suyos. Ahora tiene que luchar consigo mismo. Por los suyos.

A través de estos recuerdos y gracias a Date vemos cómo Kiryu ha dejado huella en los habitantes de Kamurocho y otros que ha conocido, y como los ha inspirado a seguir adelante y a ser mejores.

Creo que aún es pronto para decir que Ichiban conseguirá conmigo lo mismo, pero jamás podré olvidar a Kazuma Kiryu.

Me siento privilegiado de poder escribir esto con una lágrima en una mejilla doblada por una sonrisa.

Gracias Ryu Ga Gotoku Studio.

Gracias Kiryu.

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