Wayfarer y yo nos hemos colado – gracias, tarjeta VIP – para probar Need for Speed: Shift en la zona abierta al público y hemos alucinado con la que EA ha montado: Tres pantallas por conductor, volante y sillón con force feedback, pedales de competición… Vamos, un lujazo para poder jugar al mejor Need for Speed que me he echado a la cara nunca.
Es muy simulador -al menos lo que hemos probado -, por lo que olvídate de entrar a tope en las curvas o pegar volantazos para esquivar al personal o para estamparlos contra las paredes. Gráficamente es muy robusto. Por las sensaciones y comentarios que he ido escuchando a la gente que lo ha ido probando, está gustando más que Forza 3, aunque claro, soy consciente que el mueble en el que lo ha montado Electronic Arts puede tener mucha culpa. También es cierto que a Forza se le supone mucha más profundidad que al juego de EA, por lo que en una feria como la GamesCom quizá no pueda mostrar todas sus posibilidades.
Pero, en cualquier caso, una gran noticia el saber que en el horizonte hay un Need for Speed que va a romper moldes otra vez. Que ya le tocaba.