Gracias a la generosidad de Humphr3y he podido probar, por fin, uno de los juegos que más me llamaron la atención durante el pasado E3: Need For Speed Most Wanted. Este reboot de la saga lleva el sello de identidad inconfundible de Criterion, la desarrolladora a la que, muy acertadamente, EA encargó el juego.
Y es que NFS Most Wanted les ha quedado muy Burnout, la franquicia que catapultó al estudio de desarrollo a la fama, convirtiendo a este título en un fantástico punto de encuentro entre los fans de la saga NFS y los de la saga de los Takedowns.
Autolog, piques y puntos de velocidad
Aunque le doy toda la razón del mundo al Maestro Juantxi cuando reclama que las compañías presten más atención al modo de juego individual y dejen de obsesionarse con los Modos Multijugador, lo cierto es que este Most Wanted demuestra que ambos mundos pueden convivir a la perfección, creándose una experiencia combinada de, paradójicamente, devastadoras consecuencias para nuestra vida social.
Y es que en el modo offline tendremos a nuestros colegas en espíritu. Al más puro estilo Trials Evolution o Geometry Wars Retro Evolved 2, continuamente tendremos la referencia de los récords de nuestros colegas. Así, cada carrera offline, contra pilotos controlados por la CPU, se convertirá también en una competición multijugador por alcanzar el respeto de nuestros amiwitos del Live. Ganar a la máquina será un trago amargo si no conseguimos un crono competente, pues correremos el riesgo de quedar retratados en los ránkings de puntuaciones.
Tanto es así que en el Autolog, el sistema-chivato de retos de NFS Most Wanted, nos avisará cada vez que uno de nuestros ex-amigos haya mejorado cualquiera de nuestros cronos, convirtiendo la revancha en algo absolutamente personal pero vital para nuestra salud mental. La humillación de que un colega nos bata tan sólo será comparable a la satisfacción producida al devolverle la moneda. Y no te preocupes si necesitas infinidad de intentos para conseguir ganar a tus amigos. La venganza es un plato que se sirve frío helado.
El estilo de juego de Need For Speed Most Wanted incita al descontrol, a la velocidad punta, a la agresividad. El mero hecho de conducir tranquilamente por la ciudad será un reto en si mismo, dado que las calles están plagadas de radares que controlarán la velocidad a la que pasemos, mostrando un ránking en el que, aquí también, competiremos por las primeras posiciones. Esto nos obliga a estar alerta en todo momento, en vigilar cada detalle de nuestra actuación en el modo offline como si un Gran Hermano nos vigilara. Y en cierto modo así es. Y todo ello controlando a un escaparate de vehículos de lujo que responden de forma totalmente diferentes dependiendo de su potencia, tracción, etc. Nunca un arcade fue más simulador.
Gráficamente está cuidadísimo, tanto en los escenarios como, sobre todo, en el diseño de los coches, detallados hasta el más mínimo detalle – al loro a cosas como el alerón del McLaren MP4 al frenar. Es una gozada el disfrutar de las secuencias de introducción de los coches Most Wanted, en las que se combina el modelado de los vehículos con una presentación que parece sacada de una película de las de molarse mucho. Echo en falta algunos efectos made in Burnout como la cámara de Takedown o una mayor destrucción de los vehículos.
A nivel sonoro destacar que está totalmente localizado al castellano, voces incluidas, y no precisamente con un doblaje de circunstancias. La Banda Sonora también es de auténtico lujo y ambienta a las mil maravillas las carreras, dando ese punto cañero que se agradece cuando estás totalmente sumergido en el reto de conseguir un crono competente. Si quieres ver todas las pistas, aquí las puedes ver.
Como fan de la fórmula Burnout, estoy encantado de la vida con este Most Wanted. Pueda o no pueda superar los récords de mis colegas, el intentarlo ya es una de las mejores experiencias del año. Su único problema a la hora de presentarlo como candidato a los Altares del 2012 es que tiene un sabor demasiado conocido. Pero como producto comercial, como experiencia jugable y como paradigma de que otro tipo de multijugador es posible es impecable. [95]