No he jugado al primer Ni No Kuni, pero no me pude resistir a echar un vistazo a esta segunda parte, envalentonado por los que aseguraban que no era necesario haber realizado ese ejercicio para disfrutar de la secuela.
Lo que me encontré hizo el resto para que me quedara atrapado. Y así, hasta las 10 horas de juego que llevo, que a alguno no le parecerán muchas, pero teniendo en cuenta que están formadas por cientos de ratitos, a mí sí que me lo parecen. Un montón. Y el logro es que tengo ganas de muchas más. Sí, aquí no vale la cantinela de otros JRPGs de «la cosa empieza floja pero a las 50 horas empieza a molar». No. Este juego se disfruta desde el primer momento.
En Ni No Kuni 2, por si alguno aún no se ha sentido tentado a darle, encarnaremos a una party de personajes carismáticos con un aspecto visual, como su predecesor, espectacular, 100% película de dibujos del Studio Ghibli, en una historia que también podría justificar alguna de las cintas del estudio japonés: un Rey niño sin Reino que busca montarse uno. Y entre párrafo y párrafo, repartiremos hostias como panes, regados con bastante magia – atención a los fofis, los personajes que nos darán cobertura en las contiendas, para mi uno de los highlights del juego de momento – buscaremos tesoros y armas por los escenarios y nos empaparemos de un lore maravilloso, a la altura de lo que sale de la factoría Miyazaki.
Y eso que Ni No Kuni 2 empieza antipático, con un aparentemente innecesaria complejidad – no entro en más detalles para no chafar sorpresas, aunque esto transcurre, literalmente, en el primer minuto de juego. Pero no tarda en rectificar, y a la hora de juego, como mucho, ya estamos rendidos a sus encantos, a poco que te gusten los JRPGs y no tengas especial predilección por títulos que suponen más un reto que una aventura.
Algunos apuntes: Ni No Kuni 2, hasta lo que yo he visto – repito, las primeras 10 horas – es un juego muy fácil. Y que conste que, para alguien como yo, que tiene muy poco tiempo libre, esto no es algo malo: lo comento como dato. Desarrollo un poco el asunto: a no ser que te tires de cabeza a hostiarte con enemigos de mucho más nivel que tú – que son fácilmente detectables por su tamaño y que te dejarán tranquilo a no ser que te acerques -, en los combates no tendrás excesivos problemas para superarlos. Quizá sean los dos momentos puntuales de combate de estrategia con batallones que llevo los más desafiantes, pero la frescura del momento y su relativa dificultad impide que se puedan categorizar como retos.
La construcción y ampliación del reino es un buen ejemplo de cómo Level 5 ha querido crear un videojuego en el que la satisfacción jugable no pasara por la frustración. En Ni No Kuni 2 podremos construir y mejorar los edificios de nuestra ciudad sin necesidad de perdernos en infinidad de menús. Sí, las posibilidades son – aparentemente – limitadísimas, pero aquí se va por faena. Los que busquen un simulador o un gestor de recursos que no se paren en Ni No Kuni 2. Y, repito, a mi ya me parece bien.
Por quejarme de algo, las nuevas armaduras que vayas recogiendo no alterará el aspecto del personaje, algo que me han comentado que es muy típico en los JRPG, pero a mi sinceramente me ha aguado la fiesta, porque el looting aquí es un vicio. Sí, como apunta Hekotoru Musashi por Twitter, hay autendos completos que sí que modifican el aspecto de los personajes, pero no tienen que ver con la equipación de nuestra escuadra. Otra cosa que no me ha acabado de convencer es la banda sonora, que se repite más que el ajo. O al menos esa es la sensación que me ha dado. Ahora me explico lo del vinilo con 2 únicas pistas en la Edición Coleccionista…
Llevo 10 horas y le quiero tirar más tanto para ver cómo evoluciona la historia, los personajes, pero sobre todo porque tengo mucha curiosidad para ver qué nuevas propuestas jugables ha incluido Level 5 para evitar que el jugador caiga en la monotonía.