Ya lo he dicho otras veces y con Neva lo confirmo. Existen juegos que no se pueden describir con palabras, es necesario vivir la experiencia y dejarse llevar por lo que vemos en pantalla. Este titulo es una obra de arte en movimiento y donde los calificativos se quedan cortos.
Un viaje lleno de emociones
Todo comienza con Alba y una pequeña Neva quienes un día descubren cómo el bosque al que llaman hogar está siendo consumido por la oscuridad. Una oscuridad que por momentos parece maldad, en otros casos corrupción, pero que al final lo único que busca es llevarse el color y la vida del lugar.
Nuestra aventura nos va llevando por diferentes estaciones del año y a medida que avanza el tiempo vemos cómo se degrada este hermoso lugar. En muchas ocasiones iniciamos en el mismo lugar y es mucho más triste ver como lo que en un inicio era color y belleza se consume con el paso del tiempo.
Durante las diferentes estaciones vamos encontrando acertijos, enemigos, coleccionables y algunos jefes, todo con el fin de llegar al corazón del problema. Al principio es solo Alba con su espada, pero a medida que Neva se van uniendo para derrotar a los enemigos.
Tomando elementos conocidos
Este juego toma algunos elementos de Gris, especialmente a la hora de identificar cuando un acertijo ha sido resuelto y también algunas estructuras, lo que muestra la influencia de su primer juego para el equipo español.
Por fortuna Neva también muestra la evolución del equipo, tenemos escenarios más grandes, plataformas dinámicas y sobre todo enemigos que se ven afectados por la corrupción, la cual se mete en sus cuerpos y los cambia totalmente.
En lo personal prefiero combates un poco más exigentes, pero aquí el esquivar es suficiente para quedar en posición de contraataque. La estrategia es válida incluso para los jefes a pesar de sus diferentes mecánicas de ataque. Pero esto no le quita magia al juego, ya que la sola presencia de estos personajes logra generar emociones.
Diferente en cada estación
Las estaciones del año no solo son cambios de colores y ya, también significa cambios de mecánicas. En las más avanzadas Neva es mayor y la podemos usar para atacar a otros enemigos y alcanzar zonas altas, pero también los acertijos cambian y en algunos reina la oscuridad, mientras en otros el reflejo puede ser un camino.
El juego no se repite en ninguno de sus escenarios, ya sean enemigos, puzzles o plataformas, el ingresar a cualquier lugar es motivo de sorpresa y si a eso le sumamos un apartado estético tan impresionante como el que tiene este juego, nada puede salir mal.
Una mezcla ganadora
Neva es un juego precioso a nivel visual pero también auditivo. El apartado sonoro del juego genera las emociones correctas en la situación adecuada. Temor cuando los jefes aparecen por primera vez, pero también epicidad al momento de derrotarlos y ni que decir en situaciones de tristeza.
De la parte visual, insisto, no voy a ser capaz de describir con palabras lo bello que es el juego. El manejo de colores, los detalles en los movimientos, el estilo de los escenarios, todo está tan cuidado y en su lugar que parece mentira poder decir que es un juego y no una pintura.
No puedo dejar de lado la historia, a la altura de lo que he venido mencionando. Con momentos de emoción, ternura y tristeza que por momentos me recordaron a la serie Ori, especialmente por ese enfoque en la naturaleza.
Conclusiones
Hay juegos que se quedan en la memoria para siempre y Neva es uno de esos. No creo haber jugado algo parecido, especialmente por su apartado visual. De ahí parte un juego que entra por los ojos y te mantiene con sus demás componentes, como son las mecánicas, historia y música.
Lo que más me gusta es poder ver a un estudio independiente, como Nomada Studio, arriesgarse de esta manera, presentando una propuesta diferente y demostrando que hay espacio para otras cosas. Lo hicieron la primera vez con Gris, lo vuelven a lograr de manera magistral con Neva y espero que nos vuelvan a sorprender en el futuro.[100]
Qué ganas de poder jugarlo entero que me han entrado leyéndote, Mau, un lujazo tu texto y qué maravilla que parece Neva!