Muchos criticaron a Blizzard por lanzar Overwatch (2016, Blizzard) como juego de pago, eludiendo un modelo Free to Play que consideraban imprescindible para que un videojuego con su propuesta jugable híbrida entre FPS y MOBA pudiera funcionar.
Una fórmula – aparentemente – infalible
Muchos millones de unidades vendidas después – y otros tantos millones de créditos virtuales comprados en su store – Blizzard ha cerrrado la boca a sus críticos. Es tremenda la capacidad de Blizzard de crear auténticos monstruos, genialidades creativas y máquinas de hacer dinero. Los Warcraft, Diablo, World of Warcraft, Heroes of the Storm y el juego que justifica este texto, Overwatch, son grandísimos títulos que no han triunfado por casualidad. Más allá de un producto inicial pulido, Blizzard actualiza regularmente sus creaciones con contenido que las revitaliza enormemente. El último ejemplo es Overwatch.
El videojuego de Blizzard, como comentaba por aquí Ray, se ha vuelto a actualizar recientemente con Rebellion, un nuevo modo en el que al más puro estilo Destiny o The Division, jugadores humanos se unen para acabar con una colección de enemigos controlados por la IA.
Como en las sucesivas actualizaciones de Overwatch, el alcanzar la victoria o, simplemente, jugar un número suficiente de partidas, abre la puerta a las deseadísimas cajas de recompensa. Cajas que, hay que destacar, no desbloquean nuevos poderes o armas diferentes, sino únicamente skins, poses de victoria o graffities con los que decorar los niveles. Todos ellos son, ni más nimenos, elementos que sirven para aumentar la afinididad del jugador con sus alter egos virtuales.
El camino del éxito
El gran triunfo de Blizzard ha sido ser capaz de crear un juego capaz de crear esa relación, ese vínculo entre el jugador y el roster de personajes de Overwatch. Un vínculo que consigue impulsar a los jugadores a dejarse el dinero real, no ya en comprar el juego en si, sino en las cajas de recompensa. Una jugada maestra que demuestra que el negocio, para Blizzard, no es vender el juego en la tienda, aunque no renuncia a él (salvo en el caso especial de Heroes of the Storm), sino en crear una relación de largo recorrido con el jugador creando un nuevo Juego Plataforma con el que echar algo más que alguna partida puntual.
Blizzard es el Apple de los videojuegos. Logran tomar ideas ya utilizadas por otras compañías perfeccionarlas y convertirlas en éxitos masivos.
Una reflexión muy interesante, pero no recuerdo otro FPS MOBA!