Watch Dogs, si nada se tuerce, saldrá a la venta el 27 de mayo, lo que supone un retraso de más de 7 meses con respecto a su fecha de lanzamiento inicial de noviembre del 2013. Muy malas vibraciones.
Recuerdo el E3 de hace un par de años en el que la conferencia de UbiSoft brilló con luz propia sobre toda las demás. El culpable fue el vídeo de Watch Dogs, un sandbox que parecía tener una pinta espectacular. Y digo parecía porque todo lo que se ha mostrado después no ha sido propio del hype inicial.
No es raro encontrarse casos de juegos que se desinflan, pero suelen aguantar hasta que se ponen a la venta. Tampoco ayudó la campaña en la que se dejaba entreveer un respeto reverencial por GTA V. Pero lo peor fue el retraso, la confirmación no oficial de que algo no acababa de cuadrar en el que se suponía iba a ser el siguiente bombazo de UbiSoft. La explicación oficial, «no era suficientemente divertido, era repetitivo», revela problemas de base, que se suman a un aspecto gráfico más propio de PS360 que de la Next Gen.
El único aliado de Watch Dogs es el desalentador panorama de juegos para Xbox One y, sobre todo, PS4. El juego de Ubi puede ser el clavo ardiendo para los que quieran echarse algo a la boca más allá de Titanfall e Infamous en esta primera mitad de año. Los que no hayan saltado de generación, con alternativas tan suculentas como South Park La Vara de la Verdad – producido por la propia Ubi – o Dark Souls 2, ambos a la venta este mismo mes de marzo, no deberían tener a Watch Dogs en lo más alto de sus listas de prioridades para este mes de marzo.
Watch Dogs tuvo su momento, sí, pero ya pasó. Lo jodido del caso es que es un muy mal precedente para The Division, el otro momentazo de Ubi en los E3 recientes.