Nota: Este análisis corresponde únicamente al modo de juego individual. Para conocer las características del modo multijugador de Red Dead Redemption, haz click aquí.
Permitidme una confesión. No puedo evitar sentirme algo idiota escribiendo un análisis de un juego tan soberbio como Read Dead Redemption. Todo en él rebosa brillantez, genialidad y calidad a espuertas. Mi único objetivo con este texto es intentar convencerte de que no puedes dejar escapar este juego. Sólo con que consiga que una persona le preste atención gracias a estas líneas, este análisis habrá merecido la pena. Aparte, os pido perdón por el tocho, he intentado no entrar mucho en detalle para no romper el encanto que suponen las primeras (y las últimas, y las del medio…) partidas a Red Dead Redemption pero, aún así, creo que es el análisis más largo que he escrito en AB.
Antes de entrar en materia, y como de bien nacido es ser agradecido, me gustaría dar las gracias a Microsoft, por cedernos una unidad Debug, y a Rockstar, por conseguirnos una versión review con tantos días de antelación con respecto a su lanzamiento. Gracias a ellas os puedo ofrecer este análisis de Red Dead Redemption, el que quizá sea el mejor juego de acción que he jugado nunca.
La versión analizada es, pues, la de Xbox 360, aunque RDR también estará disponible a partir del 21 de mayo para PlayStation 3. No os puedo comentar si hay diferencias entre ambas versiones porque, básicamente, no he tenido acceso a la destinada la consola de Sony, así que cualquier comentario al respecto sería pura especulación. El disco review me llegó el lunes 10 de mayo, y durante esta semana he podido jugar, más o menos, unas 21 horas, desbloqueando aproximadamente el 54% del juego, según las estadísticas de RDR. Mi idea inicial era acabarlo, pero no ha podido ser porque, sencillamente, el juego también es inmenso en tamaño, no sólo en calidad. En absoluto ha sido cuestión de ganas, sino por limitación temporal, de cansancio que las cápsulas Nespresso no han podido combatir en su totalidad. Cosas de tener un curro «real», al blog dedico horas cuando el trabajo me lo permite… En fin, qué os voy a contar si a vosotros os pasará lo mismo.
Y ya sin más dilación, al lío. Red Dead Redemption es quizá el mejor GTA que se ha creado nunca y uno de los mejores juegos que he podido jugar en mi vida. La fórmula del salvaje oeste ha rejuvenecido una fórmula que con GTA IV mostró signos de debilidad. El encanto estaba ahí, sí, lo disfruté como un enano, pero uno sentía que estaba jugando de nuevo a un GTA III con diferente cara. Es cierto que en Red Dead Redemption, al sustituir coches por caballos, pierde uno de los factores que más gustan a los jugadores de los Grand Theft Auto, que es hacer el cabra, pero el resto de facetas se han potenciado de tal forma que dificilmente lo echaréis de menos. RDR es tan fresco como un baño en la Playa de la Concha en pleno diciembre. Y lo mejor es que no necesitas ser vasco para llegar a apreciarlo.
El Oeste, además, permite a la fórmula GTA el potenciar al máximo los tiroteos, los robos, la violencia justificada por las necesidades o instintos más primarios… Todo eso y más está en RDR a la orden del día. ¿Has presenciado un atraco? Tiro en la nuca al secuestrador o disparo en la pierna y brazo para dejarlo incapacitado. ¿Se escapan dos presos? Haz de Juez Dredd y aplica la pena de muerte. Pero si vas de pacifista en un mundo virtual en el que no importas más que esa serpiente que acaba de morir aplastada por las ruedas de un carro, siempre podrás atar a los enemigos utilizando un lazo al más puro estilo cowboy.
El mapa de Red Dead Redemption es gigantesco y se divide en dos partes, una correspondiente a Estados Unidos y otra a México, cada una de las cuales con sus propias características de orografía, flora, fauna y estilo arquitectónico de los edificios. Hasta la banda sonora es diferente… Espectacular. Tardaréis muchísimos minutos en recorrer el mapa de una punta a punta, algo que recuerda a la sensación del jugador en GTA San Andreas, aunque aquí muchísima más densidad de eventos fuera de los nucleos urbanos por la misma concepción del juego y de la época en la que se basa. Tampoco tiene nada que ver la gran belleza de los paisajes, la cuidadísima representación del paso del día a la noche o los detalles visuales que convierten las primeras excursiones en RDR en una experiencia inolvidable.
Mientras recorréis las llanuras os encontraréis a multitud de NPCs con los que podréis o no interactuar. Y es que intervenir en eventos aleatorios no siempre será conveniente. ¿Qué haríais si veis a un tio escapando de otros dos que le están disparando? ¿Os cargaríais a los perseguidores o por el contrario le echaríais una mano al perseguido? Puede que, sin pretenderlo, estéis ayudando a un criminal a escapar o por el contrario, impidáis que un pobre inocente sea ajusticiado. Otras situaciones aleatorias en las que os podréis encontrar entre viaje y viajeserán la peticiones de ayuda de gente desperdigada por el mapa, de las que bien haríais en desconfiar y tener preparado el gatillo. Dependiendo de la forma en la que las solucionéis las barras de Fama y de Honor se verán modificadas convenientemente, además de que puede que pongan una recompensa a vuestra cabeza. A no ser que uséis un pañuelo de bandido que oculte vuestra identidad… Y hasta aquí puedo leer.
Ya le gustaría a la mitad de películas de Hollywood el tener un guión, unas interpretaciones y una ambientación a la altura de las escenas de presentación de las misiones de Red Dead Redemption. Repletas de guiños, humor negro y violencia a partes iguales, la toma de contacto con los encargos es todo un placer que pocas veces estaréis tentados de saltaros pulsando el botón correspondiente.
La estructura de las misiones principales que componen el modo Historia de Red Dead Redemption es la misma que en los GTA: un mapa abierto – gigantesco en él habrá repartidos diferentes personajes / puntos calientes a los que acudir en busca de misiones que cumplir, misiones que muchas veces no tendrán que ver con la historia principal (encargos, favores…), aunque servirán para avanzar en la misma.
La versión que he jugado estaba íntegramente en inglés, subtítulos incluidos. Bueno, eso no es exacto. Las voces de los personajes americanos están en inglés, las de los mexicanos, en perfecto español internacional, manteniendo así la ambientación en un nivel por las nubes. Y es que pocas veces he echado menos en falta una localización completa que en Red Dead Redemption. Impagables, por cierto, los chapurreos en castellano de John Marston.
Las interpretaciones, líneas de script y acento – especial atención al protagonista, John Marston – son de lo mejorcito que recuerdo haber visto en un videojuego. Unas voces que cuadran con el enorme trabajo realizado en cuanto a personalidad de los NPCs. Ver como un sheriff escupe el cadáver de un delincuente que acaba de abatir en medio del desierto no tiene precio. Y lo mejor es que este tipo de situaciones se repite de continuo en la inmensidad del mapa de Red Dead Redemption, estés o no estés prestándoles atención. Comentar que me ha dado la sensación que determinados personajes se han inspirado en actores reales, como Sam Elliot o Al Pacino. El propio protagonista, John Marsto, parece una especie de Clint Eastwood fusionado con David Carradine.
En Red Dead Redemption podréis disfrutar de multitud de minijuegos, algunos tan útiles como el domar caballos salvajes, caballos que después podréis utilizar como monturas. Otras distracciones paralelas, como recoger plantas silvestres o cazar nos proporcionarán, aparte de objetos con los que comerciar, puntos que permitirán subir de nivel a nuestro personaje en determinadas facetas. También encontramos distracciones más lúdicas, como partidas de póker, de lanzamiento de herradura, de Black Jack o, mi preferido, los dados mentirosos, entre muchos otros.
La ambientación es impresionante. Empezando por el cuidado diseño de los personajes – casi a la altura de sus personalidades e historias propias, de los decorados, pasandolos mil y un detalles, hasta los cactus, los matojos arrastrados por el viento, los ríos, el tren que recorre el mapeado, las decenas de especies animales que atiborran el mapeado (osos, conejos, lobos, coyotes, halcones…), los detalles como el que haya cines a los que acudir (a ver películas mudas y en blanco y negro, como pertoca en la época del juego) o diarios que comprar, repletos de las noticias que han pasado en el mundo de RDR – y en las que seguramente habrás tenido mucho que ver – todo te hace evocar una época pasada en la que la ley imperante era la del más rápido.
Gráficamente está cuidadísimo, se convierte desde ya en el paradigma del detalle. Literalmente, te quedas embobado contemplando cada montaña, cada edificio, cada camino… Eso sí, lleva tan al límite a la Xbox 360 – mucho más que GTA IV -, la carga tanto de texturas, que los poppings y el flickering hacen acto de presencia. No son molestos ni continuos, pero sí que aparecen periódicamente, constituyendo una de las pocas lacras un apartado visual casi intachable, en conjunto y proporción, de lo mejorcito que he visto en esta generación.
Destacar las animaciones de los personajes – perfectamente acompañadas por los FXs correspondientes, el trabajado motor de colisiones (dispara a un personaje a una pierna y cojeará, corriendo menos, dispárale en el brazo y no podrá usar un arma), el paso del día a la noche… Todos estos elementos y muchos más están cuidados con un cariño reverencial. Red Dead Redemption es una joya visual.
Mención especial (y van…) para la soberbia implementación de los caballos, todo un prodigio de representación virtual y jugable de estos animales. Su pelo, su musculatura (no, no estoy hablando de Glen Schofield), sus movimientos al paso, al trote y al galope… Una auténtica pasada técnica que convierte a los calificativos y críticas en poco más que polvo, como el polvo que levantan los corceles al recorrer los caminos de RDR.
Dejo para el final lo que es el apartado más importante de todo juego: La Jugabilidad. El control es muy similar al de un GTA IV pero muy depurado. John Marston, tanto a pie como a caballo, se controla de forma intuitiva, aunque determinadas situaciones, como los tiroteos a caballo (bendito Dead Eye aka Tiempo Bala), exigirán algo de práctica. Los desarrolladores se han permitido el lujo de incluir algunos momentos al más puro estilo Uncharted en los que Marston debería hacer uso de sus habilidades plataformeras. El sistema de cobertura responde perfectamente y no entorpece para nada los momentos de acción, algo primordial en un juego en el que el 50% del tiempo, como poco, estaréis pegando tiros.
Ya no me enrrollo más. A modo de resumen quiero que os quedéis con que Red Dead Redemption es una pasada, es brutal. Si eres fan de los Grand Theft Auto, lo vas a flipar. En serio. No lo dudes, éste va a ser uno de los juegos más grandes del año. Heavy Rain me impactó por su revolucionario planteamiento. Este RDR ha conseguido que me vuelva a enamorar de la fórmula GTA. No sé cuántas copias conseguirá vender – espero que al menos las suficientes como para recuperar costes y financiar proyectos futuros tan ambiciosos como éste – pero creedme si os digo que muchas, muchísimas, tendrían que ser para que las cifras hicieran justicia a la calidad del juego de Rockstar.