Path of Exile. Ahí han ido mis últimas 20 horas de vicio, y unas cuántas más que caerán. Seguramente ni te suene el juego, pero no sufras: yo, y unos cuantos más de la redacción de AKB, ni lo conocíamos. Tuvo que ser Jentrena el que nos iluminara haciéndonos saber que, si nos gustaba Diablo III, lo íbamos a flipar con Path of Exile. Y tenía razón.
Llámalo campaña de márketing limitada, o simplemente justifícalo por la poca profesionalidad de medios como AKB, que, muchas veces, pecamos de limitarnos a leer los titulares generados por las grandes compañías, prestando poca atención a genialidades como la que Grinding Gear Games ha macerado durante 6 largos años.
Porque Path of Exile es buenísimo, es bonito, es largo, mejor que Torchlight 2 y Diablo 3 y las madres que los parieron (IMO) e, increíblemente, es gratis. He buscado entrevistas a sus responsables intentando encontrar una razón oculta para que este juego, lanzado a finales del 2013, fuera gratis, imaginando que encontraría un mensaje estilo «estamos en fase beta y cuando acabe lo lanzaremos comercialmente». Nada más lejos de la realidad. La gente de Grinding Gear Games afirma incluso que no tienen ningún otro proyecto en mente que no sea el mejorar y ampliar Path of Exile con nuevas quests y elementos jugables. Hay GOTY para años. Donde otros ven un DLCs, GGG se vuelca en lo que podría considerarse como el Ideal de los F2P.
Para los temerosos del Pay to Win aclarar que PoE no podría estar más alejado de esa engañosa fórmula. En el juego, a no ser que se me escape algo, únicamente es posible pagar por conseguir cosas como cambios en la apariencia de los personajes o por añadir más espacio para objetos en los baules que almacenarán los items que no estemos utilizando. Destacar también que es posible apoyar al proyecto adquiriendo lotes que incluyen incluso elementos físicos, como láminas de arte firmadas.
Cuando juegos como Path of Exile se encuentran tapados, al menos de cara al escaparate más generalista, uno se pregunta hasta qué punto las compañías limitan la visibilidad de estas genialidades, y la reflexión es clara: en consola, el control es absoluto. Solo en una plataforma como PC el control está totalmente en las manos de los desarrolladores, y, aún así, los usuarios finales a veces no nos movemos lo suficiente para descubrirlos, ese esfuerzo que en proyectos Triple A se limitaría a encender el televisor.
Path of Exile es, muy posiblemente, el mejor juego del género que he jugado nunca, y si no lo has hecho ya, te recomiendo muy encarecidamente que lo pruebes y dejes de lado esos títulos en los que has invertido cientos de euros. Mientras lo disfrutas, quizá quieras plantearte qué ventajas son las que nos ofrece el modelo de compra por jugar al que estamos habituados, y si tú, como usuario, estarías dispuesto a apoyar proyectos como el de GGG pagando microtransacciones.