Uncharted 2 fue GOTY. Su fusión de película de aventuras con una apuesta jugable intachable, a pesar de estar completamente scriptada, y un diseño visual inolvidable lo encaramaron a lo más alto de los ránkings de la pseudocrítica. Su continuación, Uncharted 3: Drake's Deception, tiene una pinta muy parecida, pero todo él da la sensación de estar aún más trabajado, si cabe. Y el juego, desde luego, parece mucho más grande.