No he jugado a la primera entrega. Es más, yo soy de los que se reían de la gente que jugaba o alababa a Viva Piñata. Me parecía una absoluta niñatada, una especie de frikada infantil a la que no se le podía encontrar más gracia que el hacer el primo un rato. Pero, gracias a Microsoft, he podido jugar a Viva Piñata: Trouble in Paradise y me he enganchado. Lo reconozco. Me he convertido en un adicto a criar piñatas. (más…)