Cuenta la leyenda que en el metro de Madrid (y no, no es la historia del otro día) en el último vagón de la Línea 1 a ciertas horas de la noche hay encuentros de peeting entre desconocidos y que igual entras al vagón medio cocido y te encuentras a un barbas con la minga fuera sacudiéndosela en el hombro de un gafapasta. Dicen que ciertos gestos o ciertas miradas a cualquier hora del día en dicha línea, en dicho vagón, pueden provocar un estallido de heterosexualidad no reprimida en tu chaqueta. Como os dije el otro día todas las leyendas urbanas son mejor con sexo. O no.
Las historias de Metro 2033 no son tan erótico-festivas, pero parecen hasta más interesantes. Ambientación apocalíptica, influencias a partes iguales de Doom y Fallout 3, críticas notables… un título a tener en cuenta