He podido disfrutar, durante los últimos días,d e Final Fantasy XV, el nuevo JRPG de Square Enix que está dando mucho que hablar, generando un gran debate en las redes con un montón de gente que lo apoya y con, también, mucha gente que creo que está demonizando, de forma injusta, este Final Fantasy.
Un viaje épico que merece mucho la pena
Por eso, tras terminar el juego y antes de publicar, mañana, mi análisis en esta casa, he querido grabar una pequeña reflexión acerca de todo esto, de lo duro que se ha sido en ciertos aspectos con FFXV, como si se le tuviera ganas a esta nueva obra.
Creo que hay un sector que cree que resaltar lo malo de un juego sobre lo bueno, buscar sus fallos y que primen, les hace parecer más justos, más objetivos (esa milonga que muchos quieren vendernos con sus análisis) y mejores en su trabajo buscando el aplauso fácil y eso me da miedo y, en general, me entristece bastante.
Sí, es cierto que Final Fantasy tiene sus defectos, que no es un juego perfecto pero, cuando finalizas el viaje de la trama principal y comienzas a perderte de nuevo por su extenso mundo te das cuenta que sus aciertos superan a sus fallos y que papanachas como las que se han dicho acusando a los protagonistas de ser una mera «boy band» o de estar simplemente en un viaje de despedida de solteros estilo película de Hollywood no tienen ningún sentido.
Por aquí mi reflexión: