De este bellezón acudí a la presentación en la Games Convention, pero por motivos de agenda – tenía cita para entrevista con Ono-san, productor de Street Fighter IV – no pude permanecer hasta el final. En cualquier caso, vi lo suficiente como para alucinar con un no-juego, creado por los responsables del prestigioso Fahrenheit, en el que lo importante no es tanto la acción como los sentimientos que ésta provocará en el jugador. Por ejemplo, sacudiendo el sixaxis podíamos llamar de viva voz a la dueña de una casa, mientras que con el stick podíamos llamar a la puerta, combinando así dos acciones complementarias. En fin, una aventura sorprendente que merece la pena seguir por atención, aunque sólo sea por el embriagador e hiperrealista apartado gráfico.
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