Soy muy fan de la marca PlayStation. Todavía recuerdo los meses en los que ahorré cada euro para poder pagar la PSX que tenía planeado comprarme el día uno. No me quedó dinero para comprar ningún juego, pero no me importó.
Quemé el disco de demos como si no hubiera un mañana. No sé cuántas veces babeé con el T-Rex en 3D, con las previews de Toshinden, Loaded…
Ahora, con PS4, no siento sensaciones similares. Podría comprarme la consola de Sony, sí, pero no veo nada que me atraiga de ella. Con la primera Play, aunque no me compré ningún juego por falta de liquidez, ahí estaban los Destruction Derby, Ace Combat o, sobre todo, Ridge Racer… Juegazos que ofrecían un salto generacional evidente con respecto a Super Nintendo, mi consola hasta entonces.
Xbox One, pese a quien pese, tiene buenos juegos. No serán Triples A, pero son motivo suficiente como para plantearse el salto generacional. Ryse, Forza 5 o Dead Rising 3 te gustarán más o menos, pero solo son posibles en la current gen.
Para PS4, sin embargo, no hay nada equivalente. Sí, hay promesas y sagas consagradas que acuden al rescate. Pero ¿6 millones de consolas? ¿Desde cuándo las promesas pueden vender millones de máquinas? Estamos sentando un precedente muy jodido, con perdón de la expresión.
Xbox One, lo entiendo aunque no lo comparto, ha sido duramente penalizada en las ventas por su amago de Revolución Online. Pero lo que no puedo entender es como una consola que sigue sin contar con juegos ¿vendeconsolas? a la altura de la generación es capaz de plantarse en 6 millones de hogares, cifra propia de máquinas que sí que hicieron los deberes.
¿Estamos locos?