E3 2016: Abzû, la exploración como fin

Abzû es una aventura contemplativa subacuática que bebe del estilo de Journey. Lo vi en 2015, quedándome con ganas de más y volvieron al E3 2016 con una demo mucho más extensa.

Abzû, un videojuego especial

Antes de hablar propiamente del juego, debo decir que lo que yo vi fue una demo guiada por un miembro del equipo creativo. También tenían en su sala una estación de juego donde probar esa misma demo de Abzû pero en ese preciso momento estaba ocupada y no pude volver en otro momento a jugarla por problemas de agenda. Así que el texto parte de lo que pude observar, preguntar y de las propias explicaciones del desarrollador.

Lo más aparente de Abzû es que comparte estilo visual con Journey, no en vano hay parte del equipo artístico de la aventura desértica tras el proyecto desarrollado por Giant Squid. Los colores vibrantes captan perfectamente la atención del espectador y dotan al juego de una belleza singular. El objetivo es transmitir una experiencia onírica de exploración en un entorno submarino casi fantástico.

Abzû, la exploración como finalidad

El objetivo fundamental a nivel de mecánicas en Abzû es la mera exploración e ir descubriendo nuevos espacios y nueva fauna. En la sección que me mostraron no había puzles relevantes o grandes desafíos técnicos para el jugador. Tanto es así que hasta podemos sentarnos encima de una especie de estatuas con forma de tiburón para meditar y, durante ese estado de trance, observar el comportamiento de ciertos peces cambiando la cámara para observarlos en tercera persona.

Qué la experiencia busque ser reflexiva no quiere decir que este mancada de todo tipo de interacciones. Durante ese segmento pude ver como en ocasiones el camino estaba bloqueado por una especie de barrera de coral y, para superarla, necesitamos encontrar unos simpáticos drones amarillos para que nos acompañen y nos abran el paso.

Abzû y sus puzles no tan evidentes

Otro tipo de interacciones se encontraba en una gran zona vacía y sin vida con una especie de fuente o templo en el centro. Lo interesante es que estas estructuras sirven de puerta a un microuniverso exótico y puramente onírico que nos puede permitir llenar de vida todo ese entorno apagado en una especie de explosión de vida. Así descubriremos nuevos tipos de fauna y, con algunos animales de mayor tamaño, incluso nos podremos pegar a ellos para movernos y ver de cerca su comportamiento. En la demo, el chico se pegó a un pez enorme y, tras un poco de espera porque no parecía estar por la labor, pude ver como se comía algún que otro pescadito.

Luego tuvimos el momento de alta tensión cuando apareció un tiburón y se comió al pobre dron que nos acompañaba. Quizás lo que más me sorprendió es que el chico me comento que en Abzû no había un estado de Game Over propiamente dicho y, sin más información, me quedé con la duda de cómo se maneja posibles estados de peligro ante grandes depredadores si no hay posibilidades reales de fallo.

Una estructura clásica camuflada

Otro elemento que me sorprendió fue ya en el final de la demo y es que Abzû está estructurado en niveles. Por alguna razón, yo tenía la imagen de una experiencia fluida en la que explorar continuamente sin pausas para cargas, pero no es así. Al final de todo, una especie de compuerta metálica gigante impedía el paso y, al abrirla, se acabó la pantalla y la demo. Tanto me sorprendió que incluso quise confirmarlo con el desarrollador que estaba controlando la demo.

En definitiva, lo que vi en la demostración de Abzû es un juego relajado cuyo gran reclamo es su belleza estética. Su mundo submarino vibra con intensidad y los distintos entornos son verdaderamente bellos, pero, en cambio, no parece ofrecer un reto a nivel mecánico para el jugador. Cabe decir que el control parece fluido y el reclamo para seguir avanzando es ir desenvolviendo el misterio de la historia de estas zonas a través de pictogramas repartidos a lo largo del camino. De todos modos, está claro que ni la experiencia narrativa, ni el desafío a nivel jugable son los ejes principales de Abzû.