Square Enix vuelve a ofrecer a los amantes del rol japonés una nueva entrega de la saga Mana. En esta ocasión, la elegida es la cuarta entrega de la franquicia: Legend of Mana, que debutó en PlayStation allá por 1999. Repasamos las claves de una aventura única en su especie.
Un capítulo muy especial
Lo primero que hay que saber es que la propuesta de Legend of Mana se desmarca por completo de lo visto en otros títulos de la serie Seiken Densetsu como Trials of Mana o Secret of Mana, entre otros. ¿Por qué es tan diferente? Porque, a diferencia de lo que acostumbramos a ver tanto en la saga, como en el género, el punto de partida tiene lugar en un mundo completamente vacío llamado Fa’Diel; somos nosotros —y nuestros actos— los que determinamos la manera en la que el entorno crece, se desarrolla y nos brinda todo lo que necesitamos para avanzar.
Nosotros nos limitamos a elegir un nombre para nuestro/a protagonista, seleccionar al gusto un punto de origen en el mapamundi y dejar que los acontecimientos comiencen a sucederse. Inicialmente apenas tenemos una modesta casa en la que no podemos hacer prácticamente nada, pero pronto nos damos cuenta de que el secreto reside en localizar unos extraños artefactos que nos permiten expandir el escenario y colocar diferentes ubicaciones sobre el mismo.
En un primer vistazo, el progreso —que no es lineal— de Legend of Mana puede resultar un tanto confuso, pero en cuanto pasan los minutos y comprobamos que todo lo demás funciona de manera similar a otros títulos del género, empezamos a vislumbrar todas las posibilidades que tenemos a nuestro alcance. Eso sí, no conviene olvidar que el farmeo, las fetch quest y los altibajos en cuanto a ritmo pueden echar para atrás a esos jugadores que no tengan claro algunos de los elementos que comparten algunas entregas de la franquicia.
Siglo nuevo, vida nueva
El paso de Legend of Mana por el taller ha sido mucho más fructífero de lo que cabía esperar. El renovado aspecto visual salta a la vista nada más verlo, el título cuenta con una dirección de arte muy cuidada y los cambios en los menús, así como el paso de 4:3 a 16:9. Como mucho, lo único cuestionable —que seguro creará división de opiniones— es la extraña combinación de unos escenarios nítidos y perfectamente detallados, con unos personajes que conservan su estilo pixelado. Cuestión de acostumbrase, imagino.
Otro elemento fundamental que ha cambiado drásticamente es la banda sonora, aunque no hay nada que temer, pues podemos alternar entre la nueva y la original sin ningún problema. En cuanto a novedades, poco que valorar, más allá de un simpático minijuego relativamente similar al del clásico Tamagotchi, que nos permite cuidar de diferentes criaturas que incluso pueden acompañarnos durante la batalla.
En definitiva
Legend of Mana es un buen titulo y el trabajo a la hora de otorgarle una nueva vida es más que correcto. Ambos motivos son más que suficientes para recomendarlo a cualquier seguidor del género, aunque hay que tener en cuenta algo muy importante, especialmente para el público actual: es un videojuego de su tiempo y, como tal, puede resultar un tanto chocante para aquellos que hayan crecido junto con experiencias más refinadas o, simplemente, de tiempos modernos. Si me preguntáis a mí, mi veredicto es que es un JRPG bastante peculiar; diferente y que siempre se guarda una sorpresa bajo la chistera.
Es cierto que algunos aspectos como el sistema de combate, algo lento y con movilidad reducida, no ha envejecido especialmente bien y quizá habría ayudado de un aumento de velocidad o modo turbo, tal y como hemos visto en otras remasterizaciones como las de Final Fantasy. Sin embargo, todo lo que llevó al título de PlayStation a erigirse como uno de los juegos de rol más populares entre el público nipón, se conserva intacto, a la espera de ser descubierto por aquellos que no lo disfrutaron en su momento. [70]
Demasiado peculiar para mi gusto.
He visto varios vídeos y no acaban de dejar claras las cosas, pero eso de ir colocando los escenarios…
Pensaba pillarlo para Switch, pero va a ser que no.