Análisis de Singularity para Xbox 360




Nota: Este análisis no cubre las posibilidades multijugador de Singularity, que las tiene

Es una lástima que el momento de más fuerza que he vivido en Singularity sea la imagen inicial, la que de la pantalla de bienvenida, la del brazo con la hoz saliendo del mar y un rayo partiendo el cielo. Mis expectativas como jugador se dispararon al visualizar esa escena, pero, por desgracia, han ido decayendo a medida que me he ido enfrentando a su propuesta.

Porque Singularity no tarda mucho en revelarse como un Bioshock light, con muchas limitaciones. La historia, en un máximo «homenaje» a la obra de 2K, se va desarrollando con las notas, grabaciones y apariciones que iremos encontrando por los escenarios. La trama, repleta de traiciones e intereses de los principales personajes, evoca al script de los BigDaddy. Hasta los diferentes poderes que conseguiréis se acaban antojando como plásmidos de esos que atiborran el mundo de Rapture. Vamos, un déjà vû continuo.

En los tiroteos, muy numerosos, es cuando Singularity parece hacer los mayores esfuerzos por brillar, a pesar de que tampoco en esta faceta acaba de destacar. Y es una lástima, porque los combates son, a pesar del rico argumento, el epicentro de Singularity.

Uno de los puntos a favor del juego, por lo menos para el gran público, es que viene totalmente doblado al castellano. Lástima que no se hayan usado voces con acento ruso como sí que aparecen en la versión original, algo que aumenta enormemente la calidad de la ambientación de este juego.

El hilo argumental, el punto más fuerte del juego, está creado con maña. El protagonista irá visitando el pasado, volviendo al futuro y comprobando los cambios que sus acciones han provocado, creando una sensación ficticia de que la historia es dinámica, pero es totalmente estática. En cualquier caso, lo cierto es que el argumento, al estar montado de esta forma, gana en atractivo para el jugador acostumbrado a historias más lineales.

Técnicamente se nota que Singularity es un juego que se ha trabajado con mimo, aunque, comparándolo con los grandes referentes de esta generación no sale precisamente bien parado. Eso sí, la iluminación, motor de colisiones y fluidez del motor son de remarcar.

Singularity, en resumen, es un shooter entretenido, cuidado, cuyo principal problema es que no acaba de crear su propia ambientación, su propia personalidad, sino que se ha dejado inspirar, demasiado, por los grandes juegos del género. Sobre todo uno que sucede bajo del mar.

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