Un piso, tres personajes y doce minutos. Esos son los elementos que componen Twelve Minutes. Una aventura gráfica con toque cinematográfico que nos envuelve en un ciclo infinito, donde lo simple resulta ser muy complejo.
La historia se repite
La premisa y el alcance parecen sencillos. Una pareja se enfrenta a una incomoda situación, cuando la mujer es acusada del asesinato de su padre y el hombre entra en un ciclo que reinicia cada doce minutos. Lo que comienza como una simple cena termina convertido en un nudo del cual no es fácil salir.
Las mecánicas de Twelve Minutes son como las de cualquier aventura gráfica. Apuntar para caminar, recolectar objetos, hablar con la gente y explorar el lugar para solucionar acertijos. Aquí esos acertijos son situaciones que se reinician, casi siempre, cuando se cumple el tiempo.
No nos quedamos con los objetos que recogemos en el camino, pero si con el conocimiento obtenido, de ahí que cada ciclo va tomando importancia o nos va dando pistas de qué decir o qué objeto usar. Eso sí, salir del lugar no es opción, porque al abandonar el piso, el ciclo reinicia.
Todo un reto para los sentidos
Para mi Twelve Minutes fue todo un reto para los sentidos. Cada sonido, palabra y objeto en la habitación se convierte en una potencial herramienta. El sonido del ascensor indica que el policía ha llegado o la mujer cantando es señal de que sigue en el baño. De ahí se comienzan a desprender teorías interesantes para resolver los acertijos.
De nuevo, todo parece muy fácil, pero no lo es. Identificar cuando hemos llegado al final, que efectivamente rompimos el ciclo o que hemos obtenido información importante. Existen muchas ramificaciones dentro de la trama y es necesario explorar muchas de ellas para dar con la necesaria.
Me sorprendió saber que Twelve Minutes cuenta con aproximadamente seis finales, unos buenos, otros no tantos. Me sorprende mucho más la rapidez con la que muchas personas han llegado a soluciones que a mi nunca se me habrían pasado por la cabeza y más aún como el juego responde a ellas.
Una historia sorprendente
Todo dentro del titulo está muy bien hecho, en especial las mecánicas. Aunque debo admitir que por momentos el personaje es un poco torpe para acceder a lugares y objetos. La historia es repetitiva, por naturaleza. Si el ciclo se repite, es necesario repetir ciertas acciones, pero el obtener nueva información o resultados es muy gratificante.
A esto se suma que Twelve Minutes cuenta con las voces de Daisy Ridley, James Mcavoy y Willem Dafoe, que le dan vida a estos personajes y que aportan mucha más calidad a un título tan sorprendente y por momentos retador.
Conclusiones
Venía siguiendo la pista al título desde la primera vez que lo vi y no me canso de decir todo lo que me sorprendió. Invertí varias horas intentando llegar al final, descubrí solo un par. Pensé que sería mucho más corto, pero al final te atrapa. Esa sensación de intentar y ver si el resultado es efectivo engancha demasiado y cuando te das cuenta varios minutos han transcurrido.
Twelve Minutes es uno de los juegos que mejor sabor de boca me han dejado en lo que va del 2021. Con una apuesta diferente, un gran elenco y esa sensación de estar experimentando algo novedoso. Si, es una aventura gráfica, pero nunca había experimentado algo así.
Probablemente no es un juego para todo el mundo. Quizá para algunos sea confuso o incluso repetitivo, pero creo que es una experiencia que todos deben vivir. El juego parece tan simple, pero debajo esconde una complejidad inesperada.[85]