Análisis: Sherlock, hazte a un lado, ha llegado Detective Pikachu

Me desperté entre sudores, Detective Pikachu ¿fue un meme? ¿fue real? Tenia vagos recuerdos sobre este juego y no tenia muy claro en que momento iba a salir, cuando iba a jugarlo o si iba a hacerlo porque la cosa no pintaba bien.

Hablando claro, convertir a Pikachu, un símbolo, en un señor de media edad que se hincha a «cafés aliñados”, no era una situación que alguien en su sano juicio podría considerar ni siquiera plausible, pero vaya si lo es, y cabe decir que ha salido mejor de lo que cualquiera podría imaginar.

Detective Pikachu sabe que tipo de juego es, sabe a quien va dirigido y sabe como usar y desarrollar su mundo, guión y acciones para conseguir su objetivo, pero cuando de pokémones se trata siempre existe una dualidad. Cualquier juego de Pokémon tiene que ser a la vez accesible y tener algún factor que haga que los jugadores más veteranos sigan enganchados a la saga.

Personalmente hace mas de 10 años que un juego de Pokémon no consigue conectar conmigo, no estoy interesado en el multijugador y el modo historia y los retos, objetivos y el mundo que plantea hace tiempo que para mi perdieron todo interés.

Detective Pikachu se sitúa en una posición más cercana a la cotidianidad que el anime de Pokémon ha mostrado, lo hace con pequeñas acciones que muestran situaciones lógicas y que podrían darse si mañana posado en tu ventana encontraras un Pidgey. Más allá de usar a los moñecos como armas de destrucción para robarle el dinero del almuerzo a unos cuantos críos encontramos la vida de la gente normal en un mundo lleno de Pokémon.

Ejemplificando esta visión en cualquiera de los momentos en que los Pokémon sirven como herramienta o compañeros de trabajo me resulta un acercamiento mucho mas interesante y solido al mundo que propone la saga.

Elemental querido Pichu

Usando las herramientas de una aventura gráfica crea un contexto en el que las situaciones cómicas, absurdas, bonitas se suceden dejando ver la que ha sido la mayor de mis peticiones a la saga des de que le perdí la pista, “a los Pokemon hay que quererlos”. Parece obvio, pero no lo es, los juegos de la saga principal y spin off’s hasta ahora solo han tenido pequeños atisbos de esta petición, diminutos diálogos, situaciones, en los que veíamos a los pokemon como algo más que una amalgama de habilidades que usar en un piedra, papel, tijeras venido a más.

El centro de la aventura lo rige la historia de un Pikachu parlante que probablemente huele a Soberano y la historia de Tim Goodman hijo del detective excompañero de Pikachu que ha desaparecido en misteriosas circunstancias. Ambos se unirán para intentar desentrañar el misterio, aunque por el camino también deberán solucionar otros eventos relacionados con comportamientos extraños en ciertas especies de Pokémon, que contra toda previsión están relacionadas con la desaparición.

Ponme un carajillo

La historia se presenta como una serie de diálogos y cinemáticas que te van llevando de la manita hasta la solución de los acertijos, no es una critica, no olvidemos cual es el publico principal de esta aventura. Y por si alguna razón te has saltado alguno de los diálogos en el que sugieren por decimotercera vez vayas a habar con esa persona que quizás sabe algo relacionado con el caso, tenemos el botón de hablar con Pikachu.

La mecánica que Pokémon Amarillo presentó con las limitaciones de la época llevada a su máximo exponente una serie de cinemáticas y acciones en las que Pikachu interactúa con el escenario o se ve afectado por situaciones que convierten el juego en una serie de sketches que abrazan des de la ternura, la vergüenza, la risa y lo absurdo.

La existencia del más grande los detectives es suficiente para convertir este juego en un producto que puedes recomendar a alguien que sigue o que en algún momento haya seguido Pokemon, ya sea tu sobrina de 10 años o una chica de veintitantos que va a echar un buen rato de domingo viendo a un Pikachu que claramente tiene lleva un petaca bajo el gorro.

Déjalos que camelen

Es cierto que la historia de Detective Pikachu no es la mejor, no te mantendrá enganchada, no encontraras ningún plot twist que te haga explotar la cabeza ni va a convertirse en un imprescindible. Pero juntando una serie de elementos la convierte en una obra costumbrista que se aleja de epopeyas que rozan el deja-vu.

Una donde los Ludicolo son camareros (no porque tengan una bandeja si no porque son mejicanos, que quede claro) los Fletchling carteros y uno en que se trata a los pokemon como lo que deberían ser, compañeros y amigos, no herramientas y números. [70]

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