Creo que pocas veces ha habido un juego que me haya, por algún motivo, divertido tanto como este Atelier Ryza 2. No soy un gran fan de la saga, pero me gusta y me lo paso bien jugándolos y, sin embargo, ninguno ha conseguido que me obsesione con él como la última entrega de la saga. Permitidme que os cuente el por qué.
El inicio de una nueva aventura
Atelier Ryza 2 Lost Legends & the Secret Fairy es, para empezar, un Atelier más. Tiene todos los elementos que la saga ha mantenido casi sin excepción: una aliquimista mona e inocentona, la mecánica de la alquimia y el cómo conseguir objetos, combates de tres en el equipo y básicamente todo lo que podamos desear salvo una cosa: el tiempo. Lo que menos me gustaba de toda la saga fue eliminado en su precuela y mantenido fuera de juego en esta entrega.
Porque a mi me agobiaba, sinceramente. Un jrpg, dentro de la linealidad, debería permitirme perderte dentro del mundo realizando submisiones como un cosaco, pero para mi desgracia, en anteriores entregas que yo jugué (tenéis mis análisis de Ayesha y Escha and Logy para que veáis el cambio) todas tenían un plazo para las misiones y la historia en general. Así que o tiras de guía o es imposible verlo todo en una sola partida de primeras. Aún estoy cabreado con que se me pasara el tiempo en el Ayesha y que mi mentor me trajera a mi hermana dejándome como poco menos que una inútil.
Un gran cambio para la saga
Pero esto es cosa del pasado, y no es lo único que me ha flipado de esta entrega. Es cierto que, como no llegué a jugar al primero, hay muchas referencias (y a veces son muy cansinos con ellas) al primer Ryza, no son ni mucho menos necesarias para entender que pasa en el juego: ni el escenario es el mismo, la historia no tiene nada que ver y solo se mantiene que medio elenco de este viene de la precuela. Pero que elenco gente.
Es tan anime que cada uno es un arquetipo: el fuerte sin cerebro, el misterioso solitario, la amiga de la infancia, la aristócrata con prejuicios, el erudito ultra inteligente, la medio furry kudere y la prota, con más corazón que cerebro. Es un cast perteneciente al ABC de los mangas shonen, pero es que me da igual. Son un grupo de amigos que, tras meterle cincuenta horas al juego, terminas amando con toda tu alma y eso es más que casi cualquier otro jrpg que recuerdo. Ryza es un amor de persona y sus compañeros, todos extravagantes y con sus características primarias de personalidad exageradas, terminan calando hondo en tu corazón.
El jrpg como juego wholesome
Porque, si hay una palabra que define a Atelier Ryza 2 es, precisamente, wholesome. Es un juego donde entras y disfrutas. Disfrutas con su sencillez, con su color, con sus personajes, con sus misiones, con cada pequeña actividad que corresponda al mundo donde estamos. No se porque pero no puedo evitar sentirme triste por haberlo acabado, por despedirme de mis amigos virtuales y volver a mi hogar dejando atrás una aventura que me ha conquistado.
Y es que, sinceramente, el juego no es ningún portento. Gráficamente en Switch deja muchísimo que desear, con texturas que desaparecen, parpadeo y una perdida de resolución según como pongas la cámara que asusta. La música que hay es preciosa, pero quizá echo en falta algo más de variedad. Mecánicamente, pese el paso adelante abisal que noto desde las anteriores iteraciones que jugué, sigue sintiéndose encorsetada en el movimiento, poco fluido y con unas físicas que no ayudan
Pero… ¿y qué? No, en serio, ¿qué más me da? Es que jamás en mi vida me ha importado menos este apartado cuando me lo he pasado tan ridículamente bien jugando al juego. Nada que ver con la Dusk Triology, Atelier Ryza 2 todo el juego me ha divertido. Viajar a un nuevo continente, reencontrarte con amigos y conocer nuevos. Esto, junto con la alquimia, componen la base de lo que el título.
De alquimia va la cosa
La alquimia es un pilar imprescindible. Con ella hacemos objetos para recados, para avanzar, para equipar, para consumir, para mejorar… Hay una cantidad ridícula de objetos por crear, buscando obtener las mejores propiedades, la máxima calidad, sinergias loquísimas… es algo increíble. La profundidad de este sistema es lo que llena horas y horas de juego como te dé por ser un poco completista. El ecosistema del título deja un poco que desear pero su combinación con los objetos de la alquimia requiere una dedicación específica para poder conseguir los objetos necesarios y de la máxima calidad para poder mejorar tus objetos o superar misiones.
Además el sistema de combate es curiosamente sencillo pero profundo. Puedes enfocarlo de diversas maneras: priorizando ataques con SP (habilidades), objetos y combos, atacando a los puntos débiles o usando puramente la fuerza del nivel y el equipaje para reventar a todos los monstruos que te cruces. Sobre todo en dificultades superiores te puedes dar cuenta de la complejidad del combate, teniendo que pensar la estrategia según las debilidades del enemigo, las habilidades y objetos equipados y en sintetizar equipamiento y consumibles para conseguir salir airosos de las batallas. Sin rotar a nuestros compañeros es casi imposible aprovecharnos del todo además de las bondades del sistema de combate.
Amistades como núcleo del juego
Ahí está el otro pilar de Atelier Ryza 2: su worldbuilding. Imaginaos un mundo de blancos y negros, cero matices, todo el mundo es amigable y bondadoso y el enemigo es un ente no humano. Lo se, no es precisamente algo que digas “vaya, un mundo complejo e interesante” así de buenas a primeras. Pero todo lo que rodea el mundo está curiosamente bien conseguido gracias a, precisamente, sus personajes.
La ciudad principal del juego es un nexo de unión entre los distintos personajes que habitan en ella e interaccionamos con ellos. Cada uno de ellos es un arquetipo, pero dado que son tan distintos nos ofrecen una variedad de situaciones bastante amplias ante las que no puedo sino sacar una sonrisa. Me es incluso complicado explicar el por qué pero es que me han encantado todas las personas con las que he interactuado y ayudado. De una manera u otra, he sentido la amistad que fluía entre Ryza y el resto de habitantes de la ciudad y he disfrutado ayudándoles en cualquiera de sus peticiones.
En resumen
Atelier Ryza 2 es un viaje peculiar. Es coger el coche y pasear por una carretera de montaña mientras la música sale por los altavoces; es andar durante horas en un vergel inmenso respirando la pureza del aire; es un verano con amigos comiendo helado y echando unas partidas; es ese libro que no puedes soltar y lloras al dejar atrás. Es una aventura, un viaje, un momento dentro de la vida de Ryza que nosotros vivimos encarnándola. Es una despedida agridulce, una promesa de volver a vernos pronto y unos recuerdos que perduran. Una vivencia, una anécdota, una historia de amistad que perdura como un secreto que nos une y nos abraza, manteniendo juntos los corazones de los personajes que nos han acompañado a lo largo de este periplo.
Ha sido tan agradable que cuando he terminado el juego ha sido como ver un hechizo rompiéndose y despertar de un sueño. Apagar la Switch pocas veces me ha dolido más que en esta ocasión, y por eso lo recomiendo. No es un juego perfecto, tiene muchas carencias y detalles que si no eres capaz de sumergirte como un servidor ha hecho pueden sacarte de la aventura. Pero como consigas entrar y mezclarte con su mundo, con sus personajes… os encontraréis ante uno de los jrpgs que más me he gozado en los últimos años. Y por eso, aunque se que va a ser completamente disonante con la mayoría de análisis, críticas y opiniones que habrá del juego, para mí, Atelier Ryza 2 se merece un [89]