Children of the Sun, francotiradora a la Devolver

La gente de Devolver Digital es única a la hora de apadrinar videojuegos que tengan estilos visualmente rompedores. Desde Hotline Miami a Cult of the Lamb, la gente de Devolver Digital ha creado una marca basada en títulos tan rompedores como carismáticos.

Children of the Sun, desarrollado por el solo dev René Rother, por lo que he podido probar, no es una excepción. Su estética 100% Devolver Digital se combina con una jugabilidad única, tan directa como personal. Encarnando a una víctima de la secta destructiva que da nombre al juego, Children of the Sun, protagonizaremos una historia de venganza en la intentaremos acabar con todos los enemigos que se nos pongan por delante.

Esta historia está dividida en multitud de fases con una estructura que plantea puzles de francotirador, en los que tendremos que ir concatenando impactos con una bala que controlaremos psíquicamente y que puede re-escoger su ruta. Suena más complicado de lo que es realmente, porque, a la hora de la verdad, Children of the Sun se deja jugar muy fácilmente.

Una vez superemos un nivel, que básicamente consiste en conseguir impactar en el número de objetivos marcado sin golpear ninguna pared o similar o perder el control de la bala al salir esta de los límites del nivel, podremos comparar nuestra puntuación versus el resto de jugadores, lo que impulsará a superar los niveles lo antes posible e incentivando speedruns. También, cada cierto número de niveles, se liberarán recuerdos del dramón que vivieron la protagonista y su familia cuando estaban presos por la secta.

El formato, que es lo que acaba convirtiendo a Children of the Sun en algo único, parece una fusión de Sniper Elite con Superhot. Visualmente, al menos en la versión a la que hemos tenido acceso, que no es la final, tiene mucha personalidad pero con unos acabados que delatan la naturaleza de solo dev de este juego.

Children of the Sun, que tiene demo en Steam por si te pica la curiosidad, es un original y violento juego de puzles, perfecto para los que, además de darle al coco, no hacen ascos a la acción más visceral.

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