Imagina la situación. Unos quinceañeros que están ahí por la tarde en el parque, tomándose unos litros, fumándose unos canutos, con la vespa tuneada para putear en la siesta a todos los vecinos del pueblo. De repente dicen, vamos a darle una patada a los niños estos y nos sentamos en su columpio. Hasta ahí todo normal. Pero al más cazurro se le ocurre que eso de la tracción mecánica sin burros, pues como que no mola, y decide enganchar el columpio a la motocicleta. El resultado, una factura de hospital que ni la del rey Juan Carlos. Aunque bueno, esta al menos no la pagamos nosotros.
jaja buah, de estos hay 3 o 4 más por lo menos, el más flipante el de las niñas que casi se pulverizan XD.
Impresionante…
Eso si que es volar… 😛
Ostia pero pillan una velocidad impresionante. Hay que estar un poco mal, todo sea dicho.