Muchos jugadores han catalogado a PS VR como uno de esos elementos de hardware que te compras por impulso y que abandonas a los pocos meses / semanas. Como poseedor de unas gafas que han acumulado polvo durante algunos períodos de tiempo puedo entender el ataque. Pero es una lectura simplista.
El motivo de que PS VR no debería ser despreciada en absoluto para mi es evidente: no hay plataforma de juego tradicional (no comparo con Oculus o Vive), ya sea en Full HD, 4K, 8K o la madre que la parió, que sea capaz de ofrecer una experiencia remotamente parecida a enfundarse las gafas de Realidad Virtual de Sony.
Un videojuego puede tener gráficos sorprendentes, cuidadísimos. De esos en el catálogo de PS4 hay bastantes ejemplos, como Horizon Zero Dawn, flamante GOTY de la Comunidad de AKB 2017, o Uncharted 4, otro GOTY de AKB. Pero visitar un mundo, irónicamente infinitamente más simple, como el de Farpoint, o enfrascarte en los retos de esa maravilla llamada Superhot VR, te hace ver que el siguiente nivel ya no va de gráficos. La Carrera Armamentística de a ver quién tiene el chip gráfico más potente queda en nada cuando te encuentras sumergido en un mundo artificial, redescubriendo qué significa la Inmersión en un Videojuego.
Es cierto que el catálogo de PS VR no es potente, pero los juegos y experiencias actuales deberían ser suficientes para que la comunidad de jugadores valorara qué se ha conseguido, y aunque es cierto que hay mucho margen de mejora, lo que ya hay es revolucionario. En mi opinión, contar con unas gafas PlayStation VR en casa es equiparable a tener una recreativa en los años 90: las sensaciones son únicas, por mucho que tengas una consola de sobremesa. Juegos como Skyrim VR, en el que Bethesda ha hecho un tremendo trabajo, permiten intuir un futuro en el que la ficción del capítulo de USS Callister de Black Mirror no esté tan lejana como podría parecer.
Espero que Sony pise el acelerador en los próximos meses y dote a un catálogo que ya cuenta con un fondo de armario importante, de títulos de primera línea especialmente creados para VR; pero lo que ya hay es suficiente como para que cualquier jugador experimente sensaciones únicas a los mandos de un Videojuego. Y eso, en un mercado que ha estado estancado en cuanto a posibilidades y experiencias, debería valorarse como se merece.