Si hablamos de videojuegos de cartas populares hoy en día, el nombre que probablemente más salga a la palestra sea el de Hearthstone. El juego de Blizzard, con el sello de calidad de la compañía, se ha convertido en una gran fuente de ingresos para la desarrolladora y en uno de los juegos que más seguidores fieles tiene a día de hoy.
Otros juegos como Gwent o The Elder Scrolls: Legends tienen también su comunidad de jugadores, pero ninguno tiene el peso que tiene Hearthstone, que equivale a Magic en el ámbito digital. Sin embargo, hace ya un tiempo unos amigos me hablaron de Eternal. Me enteré prácticamente de refilón de que era un juego que aún está en Early Access y lo dejé un poco olvidado, pero hace unas semanas me entraron ganas de probarlo finalmente y cuál fue mi sorpresa al descubrir que Eternal me daba todo lo que Hearthstone no había podido.
Eternal bebe mucho, muchísimo, de Magic. Hay muchas habilidades y efectos de cartas que recuerdan al famoso juego de cartas de Wizards of the Coast. A pesar de ello, Eternal se inspira en Magic pero no es Magic ya que, a pesar de tomarlo como referencia, también opta por distanciarse en otros ámbitos.
Por otro lado, las facciones que conforman Eternal son cinco: Fuego, Time, Justicia, Primal y Sombra. Cada una de las facciones se identifica por una serie de características: Fuego es una facción que se basa en la velocidad y la destrucción, Tiempo se basa en farmear maná para jugar criaturas poderosas, Justicia utiliza la fuerza y el control, Primal se orienta hacia los hechizos y las criaturas voladoras y Sombra focaliza su fuerza en los efectos perjudiciales para el contrincante. No obstante, son los mazos que combinan al menos dos facciones los que crean un gameplay interesante al unir dos fuerzas y ver lo que aportan la una a la otra.
Uno de los aspectos más interesantes y mejor implementados de Eternal son las recompensas al jugador. Eternal es un juego mucho más benevolente que otros del mismo estilo como Hearthstone a la hora de dar al jugador sobres de cartas, monedas y demás elementos que le puedan ayudar a conseguir más cartas y crear mazos mejores.
Si bien es cierto que Hearthstone tiene una presencia ya establecida y una fama ya ganada, no resulta nada sencillo para los jugadores nuevos. Entrar a día de hoy a Hearthstone y alcanzar el nivel que tiene sin dejarse nada de dinero en el juego es prácticamente imposible. Sin embargo, esto en Eternal no pasa. Y no pasa simplemente porque Eternal no deja de premiar al jugador, en especial a los jugadores más nuevos. Cofres, monedas, esencia… Sienta bien jugar a Eternal porque me siento recompensado no sólo por ganar, sino también por jugar e intentarlo, y ese es un aspecto muy importante en un CCG para atraer nuevos jugadores y mantenerlos.
En cuanto al parecido con Magic, sí, es innegable que Magic es la principal referencia de Eternal a la hora de crear sus cartas y, por lo tanto, su gameplay, pero no creo que ello suponga algo negativo para el juego. Si bien es cierto que Eternal bebe mucho de Magic, también lo es que lucha por crear su propia alma, su propia esencia, y lo consigue a base de pequeños detalles que lo diferencian de ese gran tótem de los juegos de cartas como es Magic.
Por lo tanto, Eternal es un juego que gustará mucho a los fans de los CCG y, en especial, a todos aquellos que también somos fans de Magic. A pesar de encontrarse aún en Early Access, es un juego que no para de crecer y ofrecer nuevo contenido de calidad a su comunidad de jugadores, que sigue creciendo día a día. Sinceramente, os animo a echaros unas partidas, que es gratis, y ver por qué es capaz de mirar de tú a tú a Hearthstone.