Firewatch: Perdidos en la inmensidad

Existen momentos en la vida de todo ser humano en los que te encuentras ante una situación que te desborda por completo y que desconoces cómo afrontar. Ante esta circunstancia, algunas personas deciden hacer frente a esa situación e intentar resolverla, mientras que otras buscan una escapatoria al problema. Henry, nuestro protagonista en Firewatch, pertenece al segundo grupo de personas.

Firewatch

Es un tipo normal, tiene un perro y una chica con la que planea casarse, y sin embargo ante un acontecimiento inesperado — no quiero revelar demasiado de la historia — descubre que necesita alejarse de todo eso y decide aceptar un trabajo como guarda bosques en las montañas de Wyoming.

La noche ha caído y las estrellas brillan cuando Henry — nosotros —  por fin conseguimos llegar a lo que será nuestro hogar durante los próximos meses: Two Forks Tower, un refugio elevado desde el que se puede observar la magnificencia del paisaje salvaje que se extiende a lo largo de kilómetros. Una mujer llamada Delilah nos habla por un walkie-talkie y nos da la bienvenida. Es nuestra jefa y parece tener un sentido del humor bastante peculiar.

Ante esta premisa, nos encontramos con un título de exploración y descubrimiento, dónde la jugabilidad no es importante, pues no hay puzles que resolver o batallas que librar. Simplemente conversaremos con Delilah y recorreremos los bosques ayudados de un mapa y una brújula, (estamos hablando de 1989) mientras nos encontramos de vez en cuando con alguna que otra caja de suministros y otros elementos a los que quizás no les demos demasiado uso. No existen los viajes rápidos, y aunque en ocasiones puede ser un poco frustrante tener que ir de una esquina a otra del mapa, es una forma de lograr una mayor inmersión en el mundo de Firewatch.

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De hecho, mientras caminaba por la espesura no podía evitar sentir esa sensación de soledad y paz, como si estuviera en el medio de ninguna parte únicamente acompañada por el sonido del viento meciendo las hojas de los árboles y el discurrir del río. Las montañas, los bosques, los lagos, en definitiva, el entorno está tratado de manera exquisita, con cambios perfectos en las tonalidades de colores según avanza el día y el sol va dejando ese tono rojizo en el cielo. Pero mientras caminas no sólo escuchas tus pasos o el cantar de los pájaros, sino que en determinados momentos, la banda sonora de Firewatch inunda el momento y lo intensifica de manera notable con melodías pausadas, compuestas por Chris Remo, autor también de la banda sonora de Gone Home.

Por si eso fuera poco, Delilah nunca deja que te aburras mientras paseas. Vuestras conversaciones hacen que conozcas mejor a ambos personajes y puedas observar la evolución en su relación. Lo cierto es que tanto Henry como Delilah están interpretados de maravilla, y en seguida sientes que son dos personas normales con las que perfectamente podrías llegar a salir a tomar una cerveza algún día. Por supuesto, como la mayoría de juegos con carácter narrativo, existen varias opciones de diálogo, pero no os confundáis, pues no estamos hablando de diálogos excluyentes que afecten a la historia y supongan tomar grandes decisiones al estilo Life is Strange o juegos de Telltale. En Firewatch sencillamente escoges el tono con el que quieres sobrellevar la conversación, bien sea sarcástico, reservado, o sin respuesta.

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En mi opinión, es aquí donde reside el aspecto más destacable y el principal de la historia. El juego se centra esencialmente en cómo dos personas desconocidas llegan a alcanzar ciertos niveles de confianza, creando un vínculo de amistad entre ambos sin ni siquiera haberse visto las caras. Las charlas pueden parecer insignificantes, llenas de bromas y sarcasmos, y sin embargo están repletas de sentimiento y contenido implícito. Esto hace que la calidad narrativa de Firewatch sea sobresaliente.

Pero, ¿todo es caminar y hablar? Sí y no. El estudio Campo Santo define el título como “a single-player first-person mystery set in the Wyoming wilderness”. Efectivamente algo ocurre en la historia, un misterio que es necesario resolver y que consigue hacer pasar al jugador — junto con Henry y Delilah — por varias fases: confusión, paranoia, histeria, miedo, tristeza, aceptación y tolerancia.

No quiero revelar demasiado del argumento, y aunque me parece que está muy bien llevado en sus inicios, la culminación de la historia no ha sido del todo satisfactoria. De hecho, creo que es uno de los puntos donde Firewatch flaquea. A pesar de lo bien tratados que están los personajes, el argumento no está al mismo nivel de calidad, o al menos no al nivel que yo esperaba según avanzaba la historia. Esto me recuerda a las palabras de tu romance en Mass Effect, en el DLC de la Ciudadela, “It’s been a good ride”. Efectivamente lo fue, tanto en Firewatch como en Mass Effect. Aunque el final no haya sabido estar a la altura, el viaje ha sido genial.

Si decidís jugarlo debéis tener en cuenta que, a pesar de que el argumento es importante puesto que estamos hablando de un juego narrativo, el corazón de Firewatch habita en la evolución de la relación de Henry y Delilah. Con ellos os reiréis, os pondréis nervios@ y melancólic@s, sentiréis un poquito de miedo seguido de confusión y alivio, pero sobretodo pasaréis unas cinco o seis horas inmersos en los bosques de Wyoming, casi sintiendo la cálida brisa en vuestros rostros.

Recomiendo Firewatch sin lugar a dudas. [80]

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