Por Twitter la marea PES 2019 venía alta. Por contextualizar, cada año, por estas fechas, tras dejarse jugar en diferentes ferias, hay cánticos esperanzadores. Que este año es el bueno. Que FIFA lo tiene crudo esta vez.
Yo mismo me he unido a los más optimistas en más de una ocasión. Pero, a la larga, he aprendido a ser escéptico. Sí, los últimos PES, invariablemente, han mostrado buenas maneras, y, como poco, han sido alternativas decentes a FIFA. Pero les faltaba algo. O algos. Quizá algún ajuste en el simulador.
Seguro que una Master League más amigable. Los amantes del multijugador se quejaban del online. Buenas sensaciones en cada caso, buenos juegos de fútbol, pero no títulos TOP ante los que arrodillarse, como en los tiempos de PS2.
De este PES 2019, claro, se venía oyendo el correspondiente run run, pero había algo que parecía diferente. Las voces estaban especialmente crecidas. Los que se vanagloriaban de haberlo probado ya no se contentaban con piropos a Konami y los consabidos recaditos a la competencia. Ahora ya iban a lo grande. Que ya se pueden guardar los PES de PS2.
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— Kristian (@ABKristian) 10 de agosto de 2018
Ahí ya, claro, me picó la curiosidad especialmente. ¿Sería esta vez la buena? ¿Habría vuelto Konami a sentar cátedra, en esta época tan convulsa para ellos?
Como la demo de PES 2019, como siempre, cae en vacaciones, he tardado en poder probarla. Pero las sensaciones con ella han sido buenísimas, casi que diría inmejorables. Detallazos como que la cámara, en las faltas, se quede anclada en el balón hasta que llegue a la portería, las faltas en ataque al chocarnos con un defensa que ya estaba allí y el gran trabajo en las animaciones que casan a la perfección con el ritmo de juego.
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También hay que destacar un grandísimo Player ID – me ha llamado especialmente la atención la implementación de Démbéle o la de Messi -, una maravillosa ausencia de automatismos que den la sensación de que no estamos realmente controlando a los jugadores y, sobre todo, un control suave e intuitivo que recuerda al de las grandes entregas de los Pro Evolution de anteriores generaciones.
En definitiva, al simulador, sinceramente, le puedo poner pocas pegas y consigue lo que había que exigirle: que diera un paso adelante y ofreciera mejores sensaciones. Gran trabajo en ese sentido el de Konami, que ha sabido subir varios escalones el que es el core de PES, como juego de fútbol.
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Pero para olvidarme de los PES de PS2 y guardar definitivamente PES 6, que aún lo tengo conectado listo para partidas rápidas – algo impensable hoy en día, con tanto parche y menú recargado -, necesito darle a la edición definitiva y jugar a su Master League. Para mi ese es el modo más importante.
Más allá de que el simulador sea bueno, que aquí es buenísimo, exijo un contexto más allá de los partidos amistosos o un online al que yo personalmente le hago poco caso. Así que nada, a esperar a que se ponga a la venta y ver si las mejoras del simulador cogen tracción en un modo offline a la altura.