La cosa va de vampiros en Skyrim

Hace ya un mes recibimos el esperado primer DLC de The Elder Scrolls V: Skyrim. Bautizado como Dawnguard, de momento solamente está disponible en el bazar de Xbox Live (Bethesda tiene previsto revelar detalles del lanzamiento para PC y PS3 al final de esta semana). Al principio hay que decir que era injugable dados los bugs que traía la versión española, pero dicho problema fue solucionado semanas después.

Esta expansión otorga al ya de por sí mastodóntico Skyrim muchas más horas de juego, lugares y objetos. Y es que, con juegos así, es imposible mirar con malos ojos más contenido que nos tenga jugando aunque sea un par de días más, que es lo que se necesita para terminar la trama de Dawnguard si se va a saco y sin apenas pararse.

Esto es si hablamos de completarlo siguiendo uno de los dos caminos posibles, ya que nos veremos obligados a elegir entre las dos facciones enfrentadas en esta historia. Todo empieza con el surgimiento del señor de los vampiros Lord Harkon cuando sus planes llegan a los oídos de los Guardianes del Alba, grupo de cazavampiros fortificado en el este de Skyrim. Nosotros tendremos que tomar parte en esta historia y optar por unirnos a los vampiros o los guardianes, esto obviamente puede conllevar importantes transformaciones en nuestro personaje. Porque como es obvio, podremos convertirnos en vampiros y tener acceso a excepcionales poderes y habilidades, además de las ya conocidas desventajas que conlleva convertirse en uno de estos seres inmortales, mientras que en el lado opuesto tendremos a los hombres lobo. Lo más interesante es que en ambos casos dispondremos de árbol de habilidades en el que ir avanzando.

Posiblemente una de las mayores bazas de Dawnguard es la aportación de escenarios que trae. Sin ánimo de hacer spoilers, se puede decir que visitaremos espectaculares castillos y mundos hasta ahora inaccesibles en el juego, además de nuevas criaturas y objetos. También es digna de mención la entrada en juego de una poderosa arma: la ballesta, que hará las delicias de los amantes del sigilo como un servidor, además de armas de hueso de dragón. Y cómo no, nos enfrentaremos a dragones. Y hasta ahí se puede decir.

Tampoco hay que olvidar los defectos de esta expansión, que por supuesto los tiene. Las mazmorras repiten el error habitual en The Elder Scrolls: dan sensación de ser todas iguales. No tienen apenas variaciones (aparte de los nuevos enemigos, claro está) con respecto al juego original.
También, aunque ya esté solventado, es difícil olvidar el principal bug que traía la versión europea de la expansión, que hacía que los nuevos elementos y enemigos que incluye fuesen invisibles.

Como conclusión solo queda decir que Dawnguard es un magnífico añadido que hará las delicias de los fans de la saga de Bethesda. Aun teniendo pequeños fallos es innegable que aporta un contenido de calidad que no tiene nada que envidiarle a la propia campaña principal o los gremios del juego. No es solo por la historia, sino por la cantidad de añadidos en forma de armas, nuevas criaturas y lugares. Y además es altamente rejugable, ya que una vez completemos la historia con un bando es apetecible hacerlo con el opuesto.

Por 1600 Microsoft Points (20€) lo tenemos disponible en el bazar de Xbox Live, y esperamos que pronto lo podrán disfrutar los jugadores de PC y PlayStation 3. [80]

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