La compañía sueca Paradox es, junto a Obsidian y Bethesda, una de mis empresas favoritas de desarrollo de videojuegos. He jugado a todos y cada uno de sus títulos de alta estrategia hasta quedar extenuado frente al ordenador.
Son, sin duda, algunos de los títulos más atrayentes y magnéticos del mercado debido a su profundidad y heterogeneidad en cada una de las partidas. Por supuesto este favoritismo viene impuesto por mi Licenciatura en Historia y cuasi obsesión por esta.
Sin embargo nunca hemos jugado a ninguno de estos títulos desde su lanzamiento, aunque a la larga se hayan convertido en algunos de nuestros juegos favoritos como Europa Universalis III y Crusader Kings II.
Los juegos de base de Paradox y sus versiones finales podríamos definirlos sin miedo a equivocarnos como juegos completamente diferentes. Cada uno de ellos durante su vida útil recibe una media de cuatro expansiones. Europa Universalis III cuenta con cuatro: La ambición de Napoleón, In Nomine, Heir to the Throne y Divine Wind. En cada una de estas expansiones (sí, hablo de expansiones y no de DLC porque la cantidad de innovaciones y aportaciones que contienen cada una de estas ampliaciones del juego original merecen el nombre clásico de expansiones) la lista de mejoras que recibe el juego base son innombrables, desde una ampliación temporal de más de cien años hasta la profundización en los sistemas de gobierno y administración de lugares tan lejanos como Japón.
Este caso se reproduce en su continuación, Europa Universalis IV, cuyo juego base ya ha recibido dos expansiones, Conquest of Paradise y Wealth of Nation y, aunque ya situadas en mi biblioteca de Steam, aún no han sido probadas porque, como he mencionado al comienzo, un título de Paradox sin todas sus expansiones no es todo lo que debería ser. Este caso, al contrario, es lo que ocurrió con el título ambientado en Roma, Europa Universalis: Rome. Este solo recibió una expansión, Vae Victis, que profundizaba en la gestión de las facciones del Senado. Sin embargo, al no recibir más paquetes de ampliación quedó relegado al más simple de la compañía sueca, pero no porque lo fuera, sino porque no recibió el suficiente cuidado por parte de la compañía como lo está teniendo, por ejemplo, Crusader Kings 2.
Este título es el que más expansiones está recibiendo contando por el momento con siete ampliaciones, Sword of Islam, Legacy of Rome, Sunset Invasion, The Republic, The Old Gods, Sons of Abraham y Rajas of India más incontables DLCs (ahora sí) con modificaciones en las voces, vestidos y arte de las tropas además de otras como la simulación de una invasión de muertos vivientes. Este último, junto a Sunset Invasion, es especialmente significativo y nos muestra el lugar privilegiado del título dentro del estudio ya que son expansiones que se caracterizan por la fantasía, en el primero, como hemos mencionado, una plaga de no muertos asola el viejo continente y en el segundo los pueblos mesoamericanos invaden Europa. En este punto fijaremos nuestro primer hito para el posterior debate, si lo hubiera, y que se centra más en el modelo de negocio que en el propio videojuego.
¿Es lícito este modelo de salida, donde el Juego Base apenas cuenta con elementos jugables que, poco más tarde, serán agregados en forma de expansiones? ¿Se asemeja esta forma de negocio a los juegos episódicos? ¿Beneficia a los jugadores este modelo donde nada más aparecer el título se anuncian diferentes expansiones? Mi opinión es claramente evidente. Nos posicionamos en contra de esta salida incesante de expansiones para un juego que nace acabado. Porque si está acabado ¿Por qué nada más aparecer en el mercado ya cuenta con una expansión anunciada? ¿Es que acaso no podían haber incluido esa ampliación en el juego base durante su salida? Sin embargo ahora viene la parte contraria, la parte positiva de este modelo.
La compañía sigue preocupándose por el juego que lanzó al mercado hace ya tres años. Sigue trabajando en nuevo contenido para él y lo que es más importante, sigue puliendo y arreglando errores que dejó pasar en el juego base y sus primeras expansiones. Siguen ampliando el título, no dejándolo que muera, sino adaptándolo a los tiempos que corren y expandiendo su mundo de una manera extraordinaria, como es el caso de la última expansión de Crusader Kings 2, Rajas of India, la cual multiplica por dos el mapa jugable. ¿Está justificada entonces la salida continua e incesante de expansiones?
Ahora bien, una vez expuesto el primer dilema respecto al modelo de negocio de Crusader Kings 2 y los restantes juegos de Paradox pasemos a plantear la siguiente cuestión. Si por algo se ha caracterizado la empresa sueca de desarrollo de juegos de alta estrategia es por su ligazón a la historia. Sus propuestas son, de largo y con el permiso de las de AGEOD (comprada y parte ya de Paradox), las más veraces históricamente. Sin embargo dos de sus últimas expansiones para Crusader Kings 2 son inventadas y nada tienen que ver con la Historia y la última, Rajas of India, introduce una gran cantidad de mapa, pero muy pocas innovaciones dentro de los elementos jugables con respecto a las nuevas facciones, pero tampoco introduce elementos de capital importancia para la época como la Ruta de la Seda negando el comercio a toda la zona de la India y el Próximo Oriente, lugares donde esta actividad tenía una tasa de ocupación mucho mayor que en Europa. Por tanto, y esta es la última cuestión.
¿Son muchas de estas expansiones una excusa para seguir alargando la vida del juego o aportan, de verdad, una justificación clara y evidente por las que seguir pagando nuevas ampliaciones? Mi respuesta es relativa, hay expansiones muy buenas, como la dedicada a las Repúblicas Mercantiles, que sin embargo arrastra elementos negativos, pero también hay ampliaciones no tan buenas como la dedicada al Islam o esta última dedicada a la India.
En definitiva, el modelo de negocio de Paradox con sus juegos de alta estrategia es complicado y se basa en diversos elementos como el cuidado de sus diferentes propuestas hasta el fin de su vida útil, es decir, hasta la salida de la siguiente entrega del juego base, pero también en la verdad absoluta de la lealtad de sus seguidores, quienes acabaran comprando todas las expansiones de los títulos bases, porque saben que este no estará acabado hasta que no aparezca la última.