Paper Mario: The Origami King, una sorpresa muy grata

No puedo evitar empezar esta reseña de Paper Mario: The Origami King sin hacer alusión a uno de los mejores RPG que he probado nunca: Paper Mario: la Puerta Milenaria. Son tantas las cosas que hizo bien este juego que es imposible no sentir cierto malestar cada vez que en sucesivas entregas de la serie se decida prescindir de  aquello que lo hizo tan especial.

Paper Mario: The Origami King

Es inevitable comparar los clásicos

Con Super Paper Mario, la única entrega de la saga para Switch, esto no importaba mucho. Llegó relativamente poco después y por aquel entonces fue considerado un spin-off de la saga al abandonar completamente el combate por turnos. Además, es buenísimo. La historia estaba a la altura y casi todas las señas de identidad estaban ahí. La cosa se torció después con Sticker Star. A priori, una entrega más que necesaria en un catálogo de 3DS más bien escueto por aquel entonces, pero que resultó salir rana. Recuperaba el combate por turnos, pero con pegatinas no reutilizables, sin sistema de experiencia y un progreso más soso que otra cosa. De hecho, lo probé y al llegar al segundo mundo no aguanté más y lo dejé.

Eso, junto al hecho de no tener Wii U, hizo que no mostrara ni el más mínimo interés por Color Splash. Tengo entendido que es mejor que Sticker Star, pero sin llegar al nivel de los RPG anteriores. Mi temor a otro chasco me tiró para atrás. Padece de los mismos problemas que la entrega anterior: sin sistema de experiencia, poca variedad de personajes (abuso de Toads clónicos), etc. Curiosamente, es algo de lo que son perfectamente conscientes. Y entonces, ¿Por qué no hacen nada para remediarlo? Puede haber varias razones: el listón estaba muy alto tras La Puerta Mlienaria o no quieren tener un caos absoluto de personajes distintos en el universo Mario. Y, por supuesto, que al jugador promedio le de igual todo esto.

Pasillo en Paper Mario: The Origami King

Mantiene la esencia Paper Mario

Pero hablemos de lo que toca hoy. En plena ausencia de Nintendo Direct, un buen día apareció un trailer de Paper Mario: The Origami King. Lo visto parecía tener buena pinta, pero es inevitable fijarse en detalles como el combate, si habrá compañeros, etc. Vamos, si significa una vuelta a las raíces o no. La ambigüedad reinó durante unas semanas hasta que se aclaró que, de nuevo, iba a ignorar los orígenes de la saga. De todos modos, decidí darle una oportunidad. Ahondemos en ello.

En términos generales, The Origami King me ha sorprendido para bien. Viniendo de una entrega muy mediocre me esperaba lo peor. Por suerte, no ha sido así. Hay multitud de momentos que me han hecho soltar una sonrisilla y han hecho que poco a poco vaya aceptando como bueno este juego pese a los prejuicios. Ciertamente, el diálogo está a la altura y el impecable trabajo de localización se hace notar aquí.

Escapando del Boo

Un mundo detallado y colorido

De nuevo, no hay compañeros, o mejor dicho, no son permanentes. En su lugar tenemos compañeros temporales, con sus propios ataques y que te acompañan por toda la zona en la que pertenecen. No obstante, por el poco tiempo que aparecen los acabas queriendo. Por ejemplo, Bobby, el bob-omb, me ha parecido, sin profundizar en detalles, de los mejores personajes vistos en un Paper Mario por un par de razones.

Paper Mario: The Origami King es una entrega bonita. El estilo artístico de papelería del juego ya de entrada juega a su favor, pero la elección de los colores, la iluminación y, sobretodo, la decoración y diversidad de los entornos es lo que hace que brille con luz propia en cada uno de los 5 mundos que hay que visitar. En ocasiones incluso se apoya en elementos prerenderizados como efectos de agua o tierra que, a mi parecer, quizá chocan un poco con la estética predominante colorida del título. Todo esto se acompaña con una OST de lujo que adorna todos los enclaves del juego con gran acierto. Por cierto, ¿Esperabas escuchar eurobeat en un juego de Paper Mario? Yo no, y me encanta.

¡Lava!

Fijarse bien será la clave

Salta a la vista que se trata de un juego fácil de ver, pero, ¿y de observar? Aquí la cosa está un poco más complicada. Cada uno de los niveles de The Origami King oculta multitud de secretos que hay que desentrañar. Por ejemplo, encontraremos toads con distintas formas de origami que tenemos que “salvar” desplegándolos. Algunos son fáciles de detectar como los que parecen mariposas o peces y otros cuestan un poco más. También hay que tapar los agujeros que el malo de turno ha provocado con la ayuda de confeti que podemos conseguir explorando o ganando batallas. Y luego están los bloques ocultos y los tesoros, que son figuritas coleccionables que harán las delicias de los fans de los collectathon.

Podemos optar a buscarlo todo por cuenta propia o con la ayuda de los detectores que nos da un Toad inventor. Hacer eso a veces resulta hasta necesario, porque hay coleccionables muy puñeteros que, de no tener ninguna pista, nos los podemos perder perfectamente. De todos modos, un consejo para los que aún no hayan jugado al juego: id a conseguirlo todo a la primera vuelta. Nada de esperar “por si acaso se consiguen nuevos poderes”. Las veces que un coleccionable es inaccesible por no tener un poder determinado son poquísimas. Es mucho peor ponerse a hacer la segunda vuelta por todos los mundos en busca de secretos porque acaba aburriendo al poco.

Bosque caducifolio en Paper Mario: The Origami King

El combate, una grata sorpresa

Por suerte es algo que no pasa en los combates, uno de los pilares de cualquier juego de Paper Mario, sea RPG o no. Cada vez que Intelligent Systems inventa algo asusta un poco. Y el sistema de Paper Mario: The Origami King no iba a ser menos. Desde los primeros vistazos al juego la idea de la rueda de combate intriga y asusta a partes iguales. ¿Será divertida? ¿Estará bien diseñada? Es algo que sólo se puede averiguar una vez puesto en los mandos. Afortunadamente, me ha sorprendido para bien.

Al empezar un combate primero va la fase de alinear a los enemigos. La cuestión es que hay que conseguir alinear grupos de 4 enemigos o bien en línea recta desde el medio hacia fuera o bien que formen un cuadrado pegado a la anilla más interior. Si se hace bien el poder de ataque se multiplica en un 50% y, además, hace que los enemigos sean derrotados más fácilmente. En esta ocasión el ataque con salto afecta a 4 casillas delante de ti en línea recta y el ataque con martillo afecta a 4 casillas delante de ti en forma de cuadrado. De ahí que alinear los enemigos de esa manera sea lo más óptimo y el juego te recompense por ello.

El caso es que esta mecánica de alinear acaba siendo más divertido de lo esperado al tener que usar el coco y que el combate contra enemigos corrientes no sea algo meramente mecánico. Lo malo de ello es que, en caso de éxito alineando los combates, estos se vuelven triviales. Suele bastar un solo golpe para acabar con un enemigo. Además, para hacerlo aún más fácil es posible adquirir botas y martillos más potentes que, durante gran parte del juego, no van a marcar la diferencia. No los vas a usar, pero es que tampoco querrás usarlos para probar, porque se rompen con un determinado número de usos.

¡Salta Mario!

Arrastrando malas costumbres recientes

En resumen, el sistema de combate es divertido, pero quizá han querido ir demasiado a por el público casual y no frustrarlo. Aunque quizá… por eso los Paper Mario ya no son RPG como antes. Hubiera sido de agradecer un modo difícil con enemigos más fuertes que ofreciera algún tipo de reto al jugador más experimentado, pero supongo que en ese caso el sistema de rueda hubiera sido fuertemente criticado al ser más un estorbo que algo divertido.

Y suerte que es así, porque de nuevo han optado por no implementar ni experiencia ni niveles. Al finalizar un combate sólo obtienes dos cosas: confeti (que sólo sirve para tapar agujeros) y monedas. Vale que sirven para poder comprar accesorios mejores – y uno podría argumentar que es un sistema de progresión de niveles encubierto – pero hay tantas monedas y tantas pocas cosas que comprar que a veces entrar en una batalla puede dar sensación de perder el tiempo. A veces te da un poco igual porque el sistema de combate es entretenido y la música es brutal pero aun así…

Sistema de combate de Paper Mario: The Origami King

Jefes genéricos, jefes divertidos

Para terminar con esto de los combates nada mejor que los jefes. Primero lo malo: son la cosa menos inspirada del mundo. Literalmente, material de oficina. Unos lápices de colores, un celo, una goma de pollo… y punto. Cero desarrollo de personaje hasta enfrentarte contra el jefe de turno, como si tuvieran que estar por obligación. Por suerte, los combates de jefes son de lo mejor del título. Implican plantear una estrategia para descubrir su punto débil y aprovecharlo hasta acabar. Al igual que en los combates normales, no se hacen monótonos para nada, pero en combates contra jefes incluso cambia la estrategia dependiendo del momento del combate. Están muy bien diseñados.

Veredicto: bueno pero no excelente

A veces echo la vista atrás y me pregunto por qué Nintendo ha decidido enterrar y olvidar su pasado en relación a Paper Mario. Como si se avergonzara de ello. Para mí, es como cuando se quemó la biblioteca de Alejandría, con todo el conocimiento que albergaba y ahora Intelligent Systems está intentando descubrir poco a poco cómo hacer algo tan bueno como La Puerta Milenaria. Sé que no es el caso y que, si de verdad quisieran, harían un juego incluso el doble de bueno, pero a veces no puedo evitar tener esa sensación. Cachis.

De todos modos, las cosas claras: Paper Mario: The Origami King me ha sorprendido para bien. Tenía poca confianza en el sistema de combate, pero me ha gustado bastante. Hay muchos momentos inolvidables y que sacarán carcajadas, lugares bonitos a visitar acompañados de melodías pegadizas y encanto por todas partes. No es el Paper Mario que quería, pero es bastante digno. Y acabo: si Sticker Star hizo que no quisiera saber nada de Color Splash, The Origami King me ha devuelto el interés perdido. [80]

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