La Realidad Virtual está muy de moda últimamente. Oculus Rift, Project Morpheus o propuestas más discretas como las Google Glass que no llegan a ser Realidad Virtual en si mismas están en boca de muchos profesionales y aficionados del sector.
Pero estas alternativas tienen una limitación, y es que no es posible experimentar con ellas una verdadera Realidad Virtual por si solas. Para poder sentir la sensación completa hacen falta periféricos que ayuden a cumplir el cometido como Virtuix Omni, una plataforma de movimiento omnidireccional o una silla de la que os voy a hablar en breves. Hace una semana tuve la oportunidad de poder probar por primera vez esta experiencia inmersiva de la que tanto me habían hablado, con el añadido de poder sentir el movimiento, y la verdad es que salí bastante satisfecho.
La empresa que nos acogió fue Whiplash, una pequeña startup barcelonesa creada hace dos años con la idea de desarrollar un producto que integra la tecnología de las gafas junto con movimientos realistas en una silla de Realidad Virtual. La razón de ser de la empresa obedece a una noble historia. Franck, el integrante principal del proyecto, fue un día con su sobrino de diez años a Port Aventura para pasar un día de diversión y se dirigieron al Dragon Khan, una de las atracciones más emblemáticas del parque. Pero lamentablemente, tras un buen rato de espera en la cola, al llegar a la barra medidora resulta que al niño le faltaban unos centímetros para poder subirse. Tras oír esa mala noticia, su tío le prometió que le construiría un parque de atracciones en su propia casa. Y así fue.
El estilo de Whiplash es muy de los inicios de Apple, casero y trabajando en el garaje de la casa de Franck, que fue quien me acogió. De hecho se pueden ver marcas de lápiz con medidas hechas y serrín en el último prototipo en el que están trabajando que aún no tiene la carcasa montada del todo. Por esa razón, la producción en cadena de la silla aún no es posible a día de hoy, pero trabajan duro para que lo sea. A día de hoy llevan 3 versiones que permiten un desplazamiento en dos ejes. La primera de todas fue más limitada y funcionaba con una Raspberry Pi, pero permitía llevar a cabo la mayoría de funciones que las otras.
La segunda versión fue la que pude probar y permite un mayor ángulo de movimiento en el eje vertical – el de arriba y abajo – e incorpora dos soportes para agarrarse con botones incorporados para juegos que lo soporten. La tercera versión que en el momento que la vi estaba a punto de acabarse tiene el eje vertical de 180º y un diseño exterior mejorado, aparte de un panel táctil incorporado. Aparte de eso, todas ellas pueden ser controladas con un mando de consola cualquiera o incluso desde el móvil, ideal para juegos que requieran más de dos botones. Además, ellos tienen un SDK con el que las desarrolladoras que lo deseen pueden adaptar sus juegos para que funcionen en la silla.
Lo que pude probar, sin embargo, no fue un videojuego, sino una demo de una montaña rusa no interactiva. Ataviado con unas gafas de Realidad Virtual y unos auriculares, empiezo mi viaje. Me subo a la moto y nada más subirme arranco, sin aviso, para luego encontrarme con una pronunciada subida. Al empezar tengo las típicas sensaciones de una montaña rusa. “Uf, estoy subiendo mucho, no debería subir más” pienso mientras puedo permitirme el lujo de mirar hacia abajo. Puedo ver la ciudad entera bajo mis pies. Cuando acabo de subir, llego a un breve recorrido plano para posteriormente empezar la acción.
Pienso dentro de mi “no es real, no va a pasar nada” pero la realidad a veces supera a la ficción y, si bien no es exactamente como en la realidad, experimenté una sensación de vértigo muy verdadera. Sigo mi recorrido a toda velocidad encontrándome loopings y tirabuzones a mansalva hasta llegar al final del recorrido. En ese momento pensé “¿Ya está?”. Iba a pedir otra vuelta pero me supo mal, así que en ese momento ya pasamos a hablar más sobre los detalles de la máquina.
He intentado plasmar mis sensaciones en texto pero no hacen justicia a lo que realmente es. No es una experiencia como lo son PS4 y One que puedes ver vídeos y hacerte más o menos a la idea de lo que son, sino que sería algo parecido a explicar lo que es la 3DS. Ha de ser experimentada por uno mismo para sentirla bien, y la Realidad Virtual es algo que se ha de probar sí o sí.
La gente de Whiplash montó su silla en verano para que la gente pudiera probarla en Santa Susanna, cerca de la Costa Brava y este verano tienen pensado montarla en distintos municipios de la zona. El lunes pasado pudieron ir a El Hormiguero a mostrar la silla. Podéis ver el fragmento de programa a continuación. Me encantaría mostraros el vídeo que me hicieron pero se me escaparon algunas palabritas que es mejor no escuchar :).
En los próximos meses tienen pensado ir a distintas ferias acompañados de la tercera versión de la silla ya acabada. De momento tienen en mente la Mobile World Congress y la GameLab. En cuanto a videojuegos, están desarrollando un juego de carreras basado en las carreras de vainas del episodio I de Star Wars. Además, Es una empresa con expectativas de crecer bastante en un mercado que apenas acaba de emerger. Habrá que seguir de cerca el mundo de la Realidad Virtual en los próximos años, pues se avecinan avances interesantes.
A mi estas cosas me recuerdan siempre al Cortador de cesped… y al pelotazo que tiene que dar 5 minutos montado en ello.
Ahora, las dudas. ¿Es un producto domestico? … si es asi,… imagino que el precio se me antoja desde mi desconocimiento, bastante prohibitivo. Que alquien me corrija si me equivoco.
Es segundo lugar, un sistema RV mecanico de 360º tiene aplicaciones limitadas, mas alla del simulador de montaña rusa (estaba cantado que lo probarias), y efectivamente, algo relacionado con la velocidad (flipo pensando en una version playseat para nextgen y un TS500). Aqui es donde se me ocurre que como elemento independiente, puede estar genial (sin necesidad de Oculus ni similares), solo como elemento mecanico que simule los movimientos del vehiculo. Aunque claro, esto necesitaria de apoyo por parte de Sony y MS, y como que no.
En fin, que la idea mola bastante, pero me ha sentado mal el desayuno solo con ver el video.
Eso si, si le venden la patente a Playseat, que me llamen corriendo.
Yo estoy igual, lo flipo mucho con estas cosas pero, a diferencia de un casco Oculus, no veo como esto puede llegar al gran público si no es por un salón recreativo o similar.
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