Toem: inmortalizando el paisaje

Hoy es un día muy especial. Nos levantamos con energía, completamente preparados para embarcarnos en la que será la aventura de nuestra vida. En nuestras manos, una cámara, recuerdo de nuestro hogar y del inicio del viaje, regalo de tu abu. Es hora de seguir sus pasos, es momento de vivir el TOEM.

Toem

¡Vayámonos a la aventura!

Con el auge del modo foto dentro de los videojuegos, parece que la incursión del medio creando una ludificación del proceso de fotografiar no iba a tardar en llegar. Jugamos a capturar momentos perfectamente planeados en un mundo que nos los hace vivir como mágicos e inimitables, simulando productos de la casualidad en esta travesía inmortalizada. Es curiosa esa dicotomía existente entre lo planeado y lo espontaneo, esta mentira tan bien contada que nos muestra el estudio Something We Made dentro de TOEM en su propia concepción y que convierte al título, uno de los primeros que he jugado que explora esta hasta ahora secundaria mecánica, en uno de los más interesantes e íntimos que he jugado este año.

Porque lo que hace, lo hace muy sólido. TOEM es lo suficientemente inteligente para presentarnos una mecánica como es la fotografía como el núcleo del juego y no hacerla aburrida a la larga. Corto y directo al grano, con un tamaño de escenarios que no abruman y se dejan explorar con facilidad a la hora de obtener nuestras instantáneas, lo fantástico y extraño de estos lugares radican en lo cotidianos que son dentro de su universo. Bosques vivos con scouts campando a sus anchas y un gigantesco hotel manejado por animales que nos da la bienvenida nada más pongamos un pie en el lugar; heladas montañas con observatorios, pistas de esquí, yetis y una familia de globos conviviendo a pocos minutos los unos de los otros; una ciudad ajetreada donde el caos y el orden luchan por el control… y todo a unas paradas de bus.

Bosque

Siguiendo los pasos de tu abu

En todo este meollo nosotros, un joven calcetín ávido por explorar y descubrir el mundo, nos lanzamos a la aventura. Las fotografías que podemos tomar del mundo se guardarán en nuestro álbum, pero deberemos cumplir con ciertas misiones para poder avanzar de una zona a la siguiente. Estás serán generalmente sencillas, y en el curso de una partida normal es difícil quedarse enganchado en algún nivel por no cumplir el mínimo de misiones (insignias en este caso) para poder pasar al siguiente.

Porque aquí, la fotografía, es algo para todo el mundo: un arte que se transmite entre personas para ayudar a los demás. Inspirar a personas, encontrar un animal perdido, mostrar la mejor cara del mundo… estas pequeñas misiones son, como bien nos dice el juego, una parte importante de la comunidad, ayudando a las personas en sus quehaceres y haciéndolas felices. ¿Por qué sin no nos darían estas insignias? Son un premio a no pensar solo en nosotros, sino a nuestro entorno.

Ciudad

Un viaje fantástico

Lo mágico de todo esto es cómo TOEM logra sorprendernos y crearnos las ganas de explorar y a ayudar. No hacemos las misiones por hacerlas, sino porque queremos. Explorar es fascinante, con paisajes monocromos que tratan de evocar nostalgia por el pasado al igual que nos ocurre al observar una fotografía en blanco y negro. Unos lugares distintos entre sí, únicos, con un estilo visual sencillo y juguetón, buscando hacernos recordar tanto por nuestras propias memorias como en la forma colectiva que tenemos de rememorar el pasado y, en este caso, una animación similar a la de los dibujos animados de los años veinte y treinta.

Además de todo esto la banda sonora de TOEM, obra de Launchable Socks y Jamal Green, es una maravilla. Ligera y sutil, con composiciones interpretadas con pocos instrumentos tocando de manera etérea, la música del juego casa perfectamente con un título tan contemplativo como este, tan introspectivo, permitiéndonos ahondar en la simpleza del juego y darnos la paz necesaria para interactuar con el mundo como la desarrolladora quiere que hagamos.

Selfie

En resumen

TOEM es un juego que, si te coge en el momento, te llega al alma. No se necesita a veces más que una mecánica, una buena idea bien ejecutada, para crear un videojuego increíble. Todo el título gira entorno a la fotografía como forma de expresión, como herramienta para ayudar y como vinculo nostálgico, y en ningún momento necesita nada más para funcionar. No tengo más que buenas palabras para el juego y por eso, sin ninguna duda, considero que este juego se merece un [90].

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