Viajamos al espacio con Elite Dangerous y Oculus Rift DK2

¿Quién no se ha quedado embobado mirando a las estrellas, pensando en lo que hay fuera de nuestro querido planeta azul? ¿Qué nuevas maravillas le esperarán a la humanidad ahí fuera cuando tenga la tecnología con la que soñaron visionarios como Isaac Asimov? El espacio, la última frontera, siempre nos ha fascinado y los videojuegos no han sido ajenos a una corriente que nos ha dejado obras maestras como la opera sci-fi de Mass Effect con su viaje épico para salvar la galaxia o aquellos simuladores espaciales de los 90 que nos dejaban perdernos entre las estrellas. Entre estos últimos, se encuentra una saga con solera, Elite, una de las primeras que nos permitieron vagar entre planetas y entablar los combates que quisiéramos. Después de la «muerte» del género allá en los últimos estertores del siglo XX, era raro que volviéramos a sentarnos en una cabina. Pero la comunidad jugona estaba ansiosa de volver a pilotar una nave espacial y Frontier Developments, ni corto ni perezoso, se puso manos a la obra consiguiendo en el popular Kickstarter la friolera de 1.578.316 libras cuando su meta estaba en las 1.250.000 libras. Tienen mucho entre manos pero ¿habrán conseguido volver a tiempos mejores?

Ship Elite Dangerous

Akihabara Blues fue a comprobarlo sin falta. No nos íbamos a perder una lucha de titanes entre la promesa de Chris Roberts, Star Citizen, y algo más tangible como este Elite Dangerous. Si encima teníamos a nuestro alcance la posibilidad de jugarlo con la última iteración de Oculus Rift, DK2, no nos tenían que dar más razones. Ahí nos pudimos encontrar con Michael Gapper (PR y Communications Manager) y Eddie Symons (Productor) que se vinieron desde el estudio de Frontier Developments en Cambridge hasta Madrid para presentarnos la última beta que ya está disponible para los usuarios, la tercera que ya forma parte del camino hacia el lanzamiento del juego a finales de este año. Y lo primero que nos dijeron es gracias. Gracias a unos fans que les apoyaron hace ya tiempo para sacar adelante un género que parecía enterrado con un título que querían volver a tratar. Valores de producción triple A para un proyecto nacido del crowdfunding que tiene un compromiso: puedes hacer lo que quieras en su universo. ¿Quisiste alguna vez ser minero? No hay problema. Empieza a desarrollar tu nave para ello y ponte a rescatar toda la escoria espacial. ¿Lo tuyo es explorar nuevos mundos? 400 billones de sistemas estelares os esperan en nuestra singular Vía Lactea gracias al milagro de lo procedural. ¿Eres agresivo y quieres desatar tu ira? El fragor de la batalla será tu pan de cada día, con la permanente amenaza de la muerte sobre tu cabeza pudiendo acabar ahogado en el infinito espacio exterior entre los restos del casco de tu nave.

Quizás lo que más choque de este Elite Dangerous sea la inmensidad. Llevamos mucho tiempo escuchando sobre lo procedural (¿quién no ha visto a estas alturas ese hypeante tráiler de No Man’s Sky?) pero hasta que no pongamos las manos sobre ello, no nos creeremos la posibilidad de que se puedan generar mundos sin fin gracias a la magia de la aleatoriedad. Los 400 billones de sistemas se nos antojan infinitos, con planetas duales orbitando sobre sus respectivas órbitas, soles gigantescos que podrán freír nuestra nave y todo tipo de objetos espaciales que podremos ver enfrente nuestro sin tener que levantar la cabeza. Como ellos mismos nos han dicho, han generado un Big Bang virtual de acuerdo a determinadas leyes de la física para poder ofrecer esa variedad inmensa. Ahora sólo queda que los jugadores pueblen todos los lugares gracias al hiperespacio: un botón y seremos una mancha navegando por las procelosas aguas de la velocidad de la luz.

Mucho libre albedrío, mucha navegación, mucho planeta… ¡No hay acción! ¿Qué sería de la Vía Lactea sin contenido? Vagar sin rumbo no hará mucha gracia a todos los jugadores que necesitarán un hilo conductor. No os preocupéis. Podréis uniros a tres facciones (Alianza, Federación e Imperio) para defender sus intereses a lo largo y ancho de la galaxia además de subir de reputación dentro de la federación de pilotos hasta llegar al rango Élite, la más valiosa distinción. Para ayudarnos a ello, misiones y eventos aparecerán en nuestro camino y no habrá un solo camino para resolver las disputas. Serán objetivos que podremos llevar a cabo de la manera que creamos más conveniente y adecuada al equipamento que llevemos. Porque aquí no hay numeritos que te digan que eres muy bueno en algo. Aquí hay que ganárselo: si no eres bueno a los mandos de la nave, tampoco lo serás por mucho que lleves un tanque volante. Tu competencia como piloto sólo entiende de cómo te zafas de las naves enemigas que persiguen tu cola mientras los asteroides se convierten en obstáculos mortales a medida que aumentamos la velocidad de los quiebros.

Sol Elite Dangerous

Sin embargo, ¿no estáis un poco cansados de que vayáis a hacer una misión esencial para el futuro de un planeta y cuándo terminemos, sólo recibamos unas cuantas palabras de agradecimiento, el botín y una palmadita en el hombro? ¿Qué pasa? ¿Todo era muy urgente pero aunque no hubiera intervenido no habría pasado nada? Elite Dangerous dice no. No a la inmutabilidad. No a la ignorancia. No a la falta de consecuencias. La galaxia está conectada y los millones de jugadores que pueblen las rutas estelares sufrirán por tus acciones o se beneficiarán de ellas. Puede ser que afectes al destino de un planeta pero también a su gobierno, la disponibilidad de recursos para comerciar o las misiones que se podrán generar a partir de ese momento. Según Michael y Eddie, ésa es una de las razones por las que Elite Dangerous requerirá una conexión a Internet cada cierto tiempo (cada vez que entremos a un nuevo sistema estelar). No quieren que la galaxia se convierta en algo estático sino que esté siempre en continuo movimiento: todo ello determinará su futuro.

Ya era hora de que todo lo que nos decían se demostrara a los mandos así que ni cortos ni perezosos, nos enfundamos nuestro traje espacial merced al Oculus Rift DK2 y un HOTAS de Saitek que haría las delicias de cualquier amante de los simuladores de vuelo que hubiera estado en la sala, y nos trasladamos a la nave de Elite Dangerous. Ríos de tinta han corrido sobre el grado de inmersión que se consiguen con los nuevos dispositivos de realidad virtual así que no inventaré la pólvora: te sientes dentro de la nave. Mirar hacia abajo y ver como los movimientos que estás realizando con el joystick se trasladan al juego con una fidelidad 1:1. Observar como el radar se despliega ante ti mientras los puntos que representan a las naves enemigas se mueven y tú te esfuerzas en localizarlos. Perseguir a tu rival entre un campo de asteroides, mientras te hace un quiebro y poder seguirlo con la mirada cuando pase por encima de tu nave hasta que su casco acabe tan agujereado como un queso gruyer. Si eso va a ser el futuro de la simulación espacial, dadme un sitio en primera fila y un equipo que mueva el brutísimo apartado gráfico de Elite Dangerous. Aunque sea una beta, muestra unos gráficos que te dejan impresionado, con cientos de asteroides danzando alrededor tuyo mientras te esfuerzas en no perder a un perseguidor que acabará seguramente sus días envuelto en una bola de luz.

El manejo de la nave se nota duro en nuestras primeras maniobras pero seguramente ayudado por el HOTAS, se siente natural rápidamente, con la nave respondiendo perfectamente a nuestras indicaciones en cuestión de minutos. La experiencia con el mando seguramente sea un poco más incomoda pero confiemos en el buen hacer de los chicos de Frontier Developments, que también han habilitado un modo en el que no estarán disponibles las asistencias que nos hacen la vida más fácil: todo tipo de físicas afectarán a nuestra nave para los jugadores que quieran complicar sus peripecias, controlando todos los propulsores con los que cuenta. Acabar dando vueltas sin control en medio del espacio hasta que consigamos compensar el impulso será una constante en los comienzos pero dominarlo nos permitirá salir de situaciones peliagudas contra otros jugadores. Por otro lado, contaremos con diversos slots para las armas que compremos en nuestra odisea espacial, debiendo considerar todas las posibles opciones para adaptarlo a nuestro estilo. En las dos misiones que pudimos probar, eran ofensivas al ser necesario aniquilar a la fuerza enemiga. Unos láseres guiados y unos misiles que necesitaban fijarse en nuestro objetivo para destruirlo con garantías fueron las únicas opciones disponibles pero se nos promete todo tipo de arsenal para llenar el vacío espacial con más escoria.

Ataque Elite Dangerous

Después de todas las emociones, se terminó la prueba. Las luces se encendieron y salimos del espacio infinito de Frontier Developments. ¿Han conseguido cumplir las expectativas de aquellos que confiaron en ellos con su Kickstarter? Yo creo que sí. La ambición que destila un proyecto triple A financiado por crowdfunding con históricos de la industria detrás tendría que ir muy mal con respecto a lo visto para terminar abruptamente un ciclo que ellos estiman que durará diez años en los que el juego estará activo, recibiendo misiones, nuevas características como la exploración fuera de la nave, y una comunidad que mantendrá activo un universo en el que es posible que nos encontremos con historias como aquellas que hace un año saltaron a las portadas de la prensa, con batallas multitudinarias por doquier en EVE Online.

Para terminar, Akihabara Blues no se podía ir del evento sin una última pregunta: ¿qué es lo que diferencia a Elite Dangerous de Star Citizen? Michael Gapper me responde con una única y convincente frase: «Nosotros ya estamos aquí».

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