He de reconocerlo, nunca me había interesado por la saga Yakuza hasta hace bien poco, ya entrado este 2018. Siempre había oído hablar de ella y, ciertamente, había escuchado muchas cosas buenas, pero de ahí a meterme de lleno a una saga con tantas entregas a sus espaldas consideraba que había un paso. Y qué equivocado estaba, porque este 2018, aunque tarde, he descubierto Yakuza.
Yakuza es una saga que lleva ya sus 13 largos años con nosotros, desde que allá por 2005 saliera su primera entrega para nuestra querida PlayStation 2. La historia de Kiryu comenzaba entonces, mientras yo, en plena preadolescencia, descubría juegos como Final Fantasy X o Kingdom Hearts. Poco sabía yo por aquellos años que Sega estaba sentando las bases de las que pasaría a ser una de las sagas más importantes jamás desarrolladas en el país nipón o, al menos, una de las más queridas y con una fanbase tan fiel y sólida.
En otras palabras, desde que salió el primer Yakuza hasta que yo me animé a entrar en la saga, ha pasado más de una década. Y ha sido este 2018, a mis 25 años, cuando por fin me decidí a jugar Yakuza 0, la entrega a modo de precuela que salió hace poco más de un año. Y la sorpresa que me llevé fue mayúscula. Una jugabilidad genial (los tiempos que corren juegan a su favor, por supuesto), una historia interesante que se complica a menudo que avanza la trama, unos personajes atrayentes y bien construidos… Yakuza 0 significó para mí la entrada por la puerta grande a una saga de la que siempre había oído hablar pero que nunca había jugado.
Las peleas callejeras, la fiel recreación de dos barrios emblemáticos de Japón, las misiones secundarias… Todo juega a favor de Yakuza 0, una entrega que, si bien es una precuela, sirve como punto de partida para aquellos y aquellas que, como yo, nunca nos habíamos iniciado en la mítica saga de Kiryu, pero que gracias al buen hacer de Sega, podemos sentir ya como nuestra.
Por supuesto, una vez jugado Yakuza 0 no podía quedarme como estaba. Necesitaba jugar a Yakuza Kiwami, el remake con todas las letras que Sega sacó el año pasado de la primera entrega de la saga de Kiryu. De nuevo, a pesar de que sabía dónde me metía gracias a Yakuza 0, la historia de Kiwami me cautivó y me sorprendió por su profundidad y su potencia, así como por cómo Kiryu tiene que lidiar con todo lo que se le viene encima y no pestañea a la hora de hacer frente a sus demonios.
También he de decir que es realmente sorprendente cómo Sega consigue mantener el equilibrio entre la seriedad y la banalidad a través de elementos secundarios o historias divertidas de personajes que nos encontramos a lo largo de Kiwami, al igual que sucede con Yakuza 0. Al no haber jugado la versión original de Yakuza, no puedo comparar ambos juegos, pero por lo que he visto, Kiwami es una versión que supera en todo a Yakuza. Y esto se lo debemos en gran parte al amor que se le ha seguido dando a la franquicia y a las posibilidades que nos permiten los tiempos y las tecnologías de hoy en día.
Si Yakuza 0 nos situaba en los años 80, en los tiempos en que Kiryu iniciaba su camino en la yakuza, Kiwami nos muestra cómo ha cambiado no sólo Kiryu, sino Japón a lo largo de los 20 años que transcurren desde 0 hasta Kiwami, y cómo Kiryu ha de adaptarse a su nueva situación tras cargar con la culpa de un crimen que no cometió.
Iniciarme en la saga Yakuza ha sido toda una aventura. No sabía si me iba a gustar o no, porque a pesar de ser un amante de la cultura japonesa, mis sentimientos estaban encontrados a la hora de abordar una saga con tantas expectativas encima. Sin embargo, la grata sorpresa que me he llevado con Yakuza 0 y Yakuza Kiwami me ha convertido de forma automática en fan de la serie, y ya estoy contando los días que quedan hasta el 28 de agosto para poder continuar la historia de Kiryu con Yakuza Kiwami 2. Y, por si con ello no tenía suficiente, Sega ha confirmado hace poco que los remásters de Yakuza 3, Yakuza 4 y Yakuza 5 están en camino tras la buena acogida de los remakes de las dos primeras entregas. Qué gran momento para la saga Yakuza y para los fans tardíos como yo.