Tres años. Ese es el tiempo que ha tardado Yo-Kai Watch en llegar a nuestras fronteras. Mientras en Japón se va a estrenar la tercera entrega este verano, nosotros recibimos el primer capítulo de una franquicia que ha arrasado en ventas en su país natal. De hecho, a día de hoy se trata de un producto de mercadotécnica brutal, que se expande por diferentes medios: el manga original sigue publicándose desde 2013 (al que se han sumado 5 mangas adicionales, todos ellos todavía abiertos), la serie de anime lleva en antena desde 2014 y a la trilogía principal hay que sumarle cuatro spin-offs y cinco aplicaciones para móviles.
Review de Yo-Kai Watch para la portátil Nintendo 3DS
Si bien no es necesario consumir todas las encarnaciones de Yo-Kai Watch para sumergirse en el universo, puesto que todas ellas son plenamente independientes de por sí, es innegable que se trata de una compleja maquinaria de marketing que apela a los más pequeños de la casa, que serán los que quieran disfrutar de todo lo que salga de su serie favorita. Este objetivo se hace todavía más evidente ante el hecho de que, pese a los años transcurridos, en España se han estrenado a la vez el juego, la serie de animación y el manga. Lejos de ser fruto de la casualidad, el movimiento estratégico está muy bien medido para asaltar todos los frentes a la vez y conseguir que los aficionados a cualquiera de las encarnaciones de la franquicia vayan dando el salto de un medio a otro de forma muy natural.
Cabe pensar que el tiempo que ha tardado en llegarnos este primer episodio de Yo-Kai Watch viene condicionado precisamente por esa necesidad de atacar a tres bandas, algo que suponía mucho trabajo a nivel de derechos, doblaje, traducción, localización y demás. Pero ante el fenómeno mundial que está siendo Yo-Kai Watch, era evidente que antes o después acabaría atravesando nuestras fronteras. Y eso es un motivo de alegría, puesto que la desarrolladora de los juegos no es otra que Level 5, una desarrolladora que se ha hecho un hueco en nuestros corazones gracias a obras como Ni no Kuni, la franquicia del Profesor Layton u obras tan injustamente desconocidas como Jeanne d’Arc. De hecho, Yo-Kai Watch ha recogido el testigo de otra longeva y exitosa franquicia transmedia como era Inazuma Eleven, también obra del estudio.
Pero, aunque es evidente que Inazuma Eleven es el padre de Yo-Kai Watch, lo cierto es que este nuevo juego de coleccionismo de criaturas tiene sus raíces en otras dos franquicias muy japonesas y de éxito dispar. Una, la más evidente, es Pokémon; no en vano, el objetivo principal de Yo-Kai Watch es recorrer el mundo del juego (en este caso, nuestra ciudad) capturando y coleccionando a más de 250 criaturas. La otra, posiblemente un referente más oscuro, es Shin Megami Tensei, puesto que en la franquicia de rol de Atlus, además de capturar a criaturas, podremos fusionarlas para obtener criaturas más fuertes. Algo que ocurre exactamente igual en Yo-Kai Watch, pero también los combates del juego recuerdan bastante a las dinámicas de algunos capítulos de dicha serie.
Todo esto, lógicamente, es un problema para el juego y para el usuario que ya tenga unos añitos. En un título que bebe básicamente del coleccionismo de personajes, con evoluciones, fusiones y la necesidad de generar empatía, las comparaciones están a la orden del día y, precisamente, los tres gigantes que se van a mirar de reojo son lo bastante famosos como para ver esos matices. En el juego nos incitarán a conseguir hacernos amigos de todas las criaturas (Pokémon), pero para ello en vez de usar pokéballs tendremos que ganarnos su amistad y confianza (Shin Megami Tensei). Algunas criaturas se consiguen mediante evolución de sus versiones anteriores (Pokémon), mientras que otras se consiguen mediante fusiones de dos criaturas o de una criatura con un objeto (Shin Megami Tensei). También cabe la posibilidad de llevar a cabo misiones secundarias y conseguir criaturas al completarlas (Inazuma Eleven). Además, las seis criaturas que podremos tener en combate tendrán diferentes afinidades que mejorarán sus rendimientos (Inazuma Eleven). A medida que avancemos en la aventura conseguiremos también una bicicleta para movernos (Pokémon), visitaremos el mundo de los yo-kai donde nos esperan grandes demonios (Shin Megami Tensei), veremos secuencias de animación (Shin Megami Tensei, Inazuma Eleven)… pero todo ello será bastante sencillo y para todo tipo de públicos, puesto que el mensaje principal es el de la amistad (Inazuma Eleven, Pokémon).
Los parecidos son constantes y hacen muy duros los primeros compases del juego. El inicio de Yo-Kai Watch es muy apurado cuando no tiene que serlo y muy lento cuando se requiere un mayor ritmo. El planteamiento está explicado de forma muy rápida y no se ahonda nunca demasiado en el tema de los yo-kai y los dos mundos. Tras una acelerada presentación de los pilares básicos del juego, se inicia un lento recorrido de unas 17 horas hasta el final de la aventura principal. Es lento porque no pasa nada. Es todo demasiado costumbrista y el argumento de los capítulos es digno de misiones secundarias: un capítulo consiste en llevar a nuestro padre los documentos que ha perdido; otro, de visitar un museo de noche porque hay rumores de que una armadura se mueve sola… Todo es culpa de yo-kai, claro está, pero se antoja un planteamiento bastante mundano hasta la llegada del capítulo 10, cuando de repente se presenta un gran esquema que se resuelve ya en el capítulo 11, el último del juego. Es una pena que se haya desaprovechado tanto su potencial narrativo, sobre todo porque todos los yo-kai son criaturas mitológicas del folklore japonés (kappas, nekomatas…) y se antoja como una oportunidad perdida de acercarnos más a las tradiciones del país del sol naciente.
Simplemente, las criaturas están ahí y se aceptan como tales, sin explicar sus orígenes ni su historia tradicional. Los diseños pueden resultar no resultar muy agradables a la vista en algunos casos, pero cuando se conocen las fuentes de inspiración todo cobra mucho más sentido. Pero todos estos puntos negativos se vuelven a resumir en una idea clave: que este juego está pensado para todos los públicos y, sobre todo, para los más pequeños de la casa. En este aspecto, el planteamiento sencillo, las dinámicas de juego simples y el estilo simplón y alegre de la producción cumplen con creces su objetivo.
Además de la historia principal, el juego cuenta con un centenar de misiones secundarias y una veintena de retos. Pese a ser optativas, será muy recomendable aceptar el mayor número posible de estas misiones, puesto que la cantidad de experiencia que ofrecen será muy importante y nos permitirán subir de nivel de forma más rápida y divertida que buscando combates por todas partes. Tal es así, que algunas secundarias son incluso más divertidas e interesantes que la trama principal. El juego también apuesta mucho por incitar el coleccionismo; no solo el de los más de 200 yo-kai, sino que también habrá una importante colección de insectos y peces por cazar y pescar. Si se apuesta por intentar completar todo lo que oculta el juego para tenerlo todo al 100%, la cosa se puede alargar durante un centenar de horas sin muchos problemas.
Los veteranos de los juegos de rol verán que el sistema de combate hace bastantes lagunas. No tendremos control directo sobre los yo-kai: tan solo decidiremos los 3 que darán la cara en combate y tendremos a otros 3 completando la esfera del reloj como reservas (todos obtendrán experiencia, aunque no participen en combate). Una vez se inicie el enfrentamiento, los yo-kai actuarán según consideren apropiado, sin tener mucho en cuenta las debilidades elementales o los ataques que más daño pueden hacer a un enemigo. Tampoco cabe la posibilidad de defenderse o de evitar que entren en fase de vagancia y no hagan nada (salvo mandándolos al banquillo). Nuestras funciones en combate se limitarán a mover la rueda para cambiar de personajes (si así lo queremos), a activar las habilidades especiales de los yo-kai (mediante un minijuego en la pantalla inferior), a usar objetos y a purificar a los yo-kai si sufren alguna alteración de estado (algo que solo podremos hacer si están en el banquillo). Es todo muy básico y, en muchas ocasiones (sobre todo hacia el final del juego, si tenemos un nivel elevado), nos quedaremos mirando a la pantalla mientras se desarrolla el combate. En este aspecto se echa de manos una mayor capacidad de interacción, ya que la cosa solo se pone interesante en los jefes finales, que son combates mucho más largos y exigentes.
Y aunque pueda parecer absurdo, cuando te quieres dar cuenta Yo-Kai Watch ya te ha atrapado. Es un juego sencillo, carente de originalidad, básico en sus planteamientos, fácil en sus combates y, en general, un juego para un público bastante joven. Pero divertido como el que más, gracias a sus misiones cortas y a su gran capacidad de atrapar al usuario gracias al carisma de algunos personajes y a su sistema dinámico en el que se tiene sensación constante de estar avanzando. Sí, el sistema de juego bebe de franquicias muy asentadas y eso se nota desde el primer minuto de partida, pero eso no quita que nos dejemos llevar fácilmente por su propuesta y lo disfrutemos de principio a fin casi sin poder soltar la consola. Tal y como decíamos al principio, Level 5 nos ha demostrado en numerosos juegos que sabe cómo conquistar a los usuarios y Yo-Kai Watch no va a ser la excepción a la norma.
En definitiva, Yo-Kai Watch es un juego muy divertido y que, pese a heredar muchos aspectos de fórmulas ya asentadas en otras franquicias, consigue hacernos olvidar sus limitaciones para disfrutarlo de principio a fin. Un juego notable, pero cuya nota puede aumentar o bajar según la perspectiva de quien lo juegue. Para los pequeños de la casa, se trata de un juego que tiene todo lo necesario para enamorarlos y querer consumir también el manga y el anime. Para los veteranos, puede ser un juego interesante para pasar un par de decenas de horas muy divertidas. Pero también puede ser un juego decepcionante si se prefiere alguna de las alternativas del género, que no son pocas a día de hoy. ¿Quién es mejor, Whisper o Pikachu? Un debate que se dirimirá, como casi siempre en estos casos, en el patio del colegio. [78]
Grande Ramón, mil gracias por el análisis!