No son pocas las veces que hemos cogido un cartucho de nuestras consolas antiguas para sostenerlo con las manos y simplemente rememorar aquellas partidas que tan buenos momentos nos hicieron pasar. Hoy vamos a hablar de un hecho que posiblemente todos sepamos pero que quizás no nos hayamos parado a pensar desde el punto de vista que vamos a plantear.
Ya estamos en abril y ello significa que se van a cumplir 25 años desde que GameBoy saliese a la venta en Japón. Exactamente y si no ando errado fue el 21 de abril de 1989. Desde entonces, la compañía del bigotudo y proveniente de Kyoto ha ido sacando en todo el mundo múltiples dispositivos de entretenimiento portátil, haciendo que éstas hayan tomado un cauce individualizado y con un ritmo de evolución y renovación totalmente distinto al de los sistemas domésticos. No vamos a hablar de otros excelentes sistemas como son Game Gear de SEGA o Lynx de ATARI; nos centraremos únicamente en Nintendo, porque gracias a una maravillosa posibilidad que sus consolas han traído consigo podemos llevar a cabo hoy este artículo: la retrocompatibilidad.
Volvamos a 1989 -cuando ni siquiera había nacido y aún quedaba para ello…-, con Super Mario Land, Alleyway o TETRIS como máximos exponentes en los primeros compases de vida de GameBoy. Más adelante vendría GameBoy COLOR, siendo el primer gran salto de la compañía con la introducción del color en sus juegos, algo que no era novedad en la época pues la competencia ya había incluido incluso los paneles retroiluminados. Sin embargo, GameBoy COLOR contaba con el aliciente de ser capaz de reproducir cualquier cartucho acaecido en su antecesora, motivo por el cual un servidor pudo disfrutar y sigue disfrutando de joyas como Super Mario Land 2 por citar un ejemplo.
De este modo, llegamos a un momento clave en el porvenir del mundo portátil y que consagraría a Nintendo como líder indiscutible en este terreno, sirviendo además como medicina para la compañía tras las no tan exitosas Nintendo 64 y GameCube a causa de una efervescente y feroz PlayStation, de Sony. GameBoy Advance llegaría a las tiendas en marzo de 2001 al País del Sol Naciente con un hardware que pilló a muchos por sorpresa debido a su radical cambio en lo que a diseño se refiere. Acostumbrados a una construcción basada en la verticalidad, estábamos ahora frente a una máquina pensada para ser sostenida en horizontal, algo que repito causó alguna que otra ofuscación pero que el tiempo acabó dando la razón ya que hoy día es impensable diseñar una consola portátil sin partir de esta base.
No obstante aquello que más destaca en mi opinión no fue la fiel recreación de juegos de Super Nintendo en esta pequeña máquina con posibilidad de 32 bits sino una característica que de nuevo volvería a hacer gala del fehaciente compromiso que caracterizó a la factoría japonesa. La posibilidad de ejecutar juegos de GameBoy, GameBoy Color y Game Boy Advance en un mismo soporte suponía tener entre tus manos una consola capaz de emular más de quince años de entretenimiento, ahí es nada.
Así pues podemos considerar este punto como final de la primera parte, y es que como bien indica el título de la entrada hay dos consolas protagonistas, siendo una de ellas la familia GameBoy Advance sin contar a la cotizadísima GameBoy Micro, que tan solo permitía ejecutar juegos de su generación homónima.
En 2004 nacería la generación de la doble pantalla, esa que ha logrado más de 150 millones de ventas sumando sus cuatro rediseños (Nintendo DS, DS Lite, DSi y DSi XL). Las dos primeras eran además capaces de reproducir cartuchos de GBA gracias al segundo slot del que disponían ambos sistemas, haciendo de DS Lite la preferida de muchos simplemente por esta posibilidad que a decir verdad sentaba muy bien a los títulos de GameBoy Advance por culpa de unos paneles backlight (o iluminados desde el interior) en vez de la tecnología utilizada con la GBA SP -que inicialmente fue comercializada con luz delantera-, algo que daba una pérdida evidente de contraste y en ocasiones sensación de doble imagen o fantasmeo. Decir que GBA SP contó con un modelo retroiluminado al final de su vida útil; ésta es posiblemente la mejor consola portátil de la historia. Si quieres conocer los motivos, pásate por aquí.
Desafortunadamente, con la llegada de Nintendo DSi en el año 2009 contaríamos con la primera portátil en la cronología de la compañía, acompañada de una cámara con la que poder hacer fotografías o una tienda digital con un holgado surtido de juegos en este formato. Por contrapartida, decíamos adiós al bendito segundo slot y así a la posibilidad de ir más allá de la propia Nintendo DS.
En el año 2011 saldría a la venta la que es actualmente buque insignia en ventas del estudio nipón, Nintendo 3DS. Comienzos difíciles, desértico catálogo sumado a una reducción radical en su precio… Todo cambió sufriendo entonces la entrada a una nueva dimensión que ni mucho menos se esperaba. 2012 y 2013 traerían respectivamente a Nintendo 3DS XL y Nintendo 2DS, conjugando un total de más de 45 millones de unidades en poco más de 3 años de vida. La generación tridimensional fue y sigue siendo retrocompatible con la generación anterior, siendo en esta ocasión una posibilidad especial para revivir o sumergirse por primera vez en algunas joyas nacidas en ese catálogo pero con la ventaja de contar ahora con un pad deslizante y unas pantallas de mejor calidad.
Por todo ello quiero simplemente recordar la valiosa facultad que ha acompañado a las consolas portátiles de Nintendo desde sus inicios. Si tenéis la suerte de ser poseedores de una GameBoy Advance (SP la más completa) y una Nintendo 3DS (XL como estandarte más alto) tendréis en vuestras manos más de 25 años de entretenimiento digital, con todo lo que ello conlleva. Tan solo puedo decir una cosa, y es que esto siga siendo así mucho tiempo; que la arquitectura de la sucesora de 3DS respete la posibilidad de ejecución del software anterior, que lo optimice y dé importancia.
Aclarar también algo importante, y es que a mí personalmente me gusta jugar a juegos de GameBoy en GameBoy; a títulos de GameBoy Advance en GameBoy Advance y así con todas. Siempre que tenga la oportunidad no me lo voy a pensar, pero es que amigos es una delicia poder revivir la saga Ace Attorney, The World Ends With You, Chrono Trigger, la saga del Profesor Layton o todo el surtido de Pokémon bajo una 3DS XL sin perder un ápice de calidad. Todo lo contrario.
Sin más, os animo a que dejéis en los comentarios qué opináis de la retrocompatibilidad, si sois usuarios asiduos de la ejecución de software antiguo en consolas modernas compatibles y qué portátil guardáis con mejor recuerdo. Esperemos que dentro de 25 años podamos echar la vista atrás y leer este artículo mientas leemos su equivalente en el futuro lejano manteniendo ese componente idiosincrásico que tantos agradecemos.