«Desde PES 2010 se puede ver la luz al final del tunel» [Análisis]

El mayor mérito de PES 2010, en su versión final, no está en el propio juego, sino en la evolución que está presente en él y que consigue que uno crea que en el plazo de 3 años Seabass va a alcanzar una experiencia jugable equivalente a la de los Pro Evolution Soccer de PS2.

He de reconocer que las conclusiones a las que llegué cuando probé las builds de PES 2010 y FIFA 2010 en la GamesCom se han invertido; En la feria alemana aprecié una mayor evolución del juego de EA que en el título de Konami, pero ahora que he podido jugar a las versiones finales creo firmemente que la cosa es al revés: Mientras que EA Sports ha mantenido la misma fórmula con pequeñas pinceladas extra centradas, sobre todo, en las colisiones y animaciones extras, Konami ha progresado de forma evidente.

Si nos centramos en consideraciones de veterano de PESero, este PES 2010 recupera el feeling a la hora de rematar a puerta tras un centro a media altura o el de regatear por quiebros, porteros incluidos y, algo que me ha encantado, la contundencia al golpear a la madera de la portería tras un disparo potente. Faltan cosas como la fluidez en el movimiento de los jugadores, algo básico, una física de pelota realista que no produzca esa sensación de estar atraída por las botas imantadas de los jugadores… Y luego ya hablaríamos de matices, como un mayor control en las negociaciones de la Master League, pero eso ya es hilar muy fino.

A modo de resumen de mis conclusiones a la hora de comparar los dos juegos referencia del Deporte Rey, he elaborado una lista de puntos calientes entre PES 2010 y FIFA 2010:

-Presentación: EA sigue liderando este aspecto y con mucha diferencia. Tanto en tema de licencias de equipos como en la actualización de plantillas, comentarios, etc. FIFA se come a PES. El audio del juego de EA Sports sigue siendo de un nivel altísimo, de referencia. En este sentido el PES ha mejorado, pero sigue estando muy para atrás. Los comentarios, eso sí, son un caso aparte: Tras darles 5 segundos de gracia, tuve que desactivarlos en PES 2010 porque no los soportaba. El único punto en el que el juego de Konami destaca en este apartado es en las licencias de la Champions y de la Europa League.
-Caras de los jugadores: Aunque los dos juegos tienen un gran nivel, la representación de los rostros de PES 2010 es más realista, las texturas faciales parecen ir un paso más en cuanto a detalle y matices. Un gran trabajo de Konami en este sentido.
-Animaciones: Sin duda, la gran asignatura pendiente de PES 2010. Y no porque sean malas las animaciones, al contrario, en las repeticiones se puede apreciar que, en general, están cuidadas. El problema es la fluidez. La sensación es que van a saltos, que las animaciones no están hilvanadas y que estamos controlando a jugadores que no tienen libertad absoluta para moverse en 360. Y después está la física del balón, que parece totalmente irreal, como si fuera un ovillo controlado por leyes que desconozco. FIFA 2010 no será perfecto, con ese efecto, como dice Ray, de estar controlando a jugadores de la NBA en vez de a futbolistas, pero en todo momento uno siente tener el control, las animaciones están perfectamente concatenadas y todo fluye en perfecta armonía.
-Repeticiones: A pesar de que en FIFA 2010 se pueden enviar y compartir online, me quedo con las de PES 2010. Permiten un control total y las veo mucho más fluídas.

Quitándome la bufanda de crítico, he de reconocer que con este PES 2010 he conseguido, por primera vez, divertirme con un PES en una PlayStation 3. No me cansaré de repetir que falta bastante para pulir la fórmula, pero, tal y como está, entretiene y es disfrutable. Que ya es mucho más de lo que podía decir del 2008 y 2009.

PES 2010 no es el final del tunel, pero desde la posición en la que se encuentra se podría decir que se ve la luz. Esperemos que Seabass mantenga, al menos, el ritmo en la evolución de los PES para PS3 y Xbox 360 y así en pocos años podamos jugar con la fórmula PS2 en una consola HD, algo que hace poco parecía una utopía pero que ya, al menos, parece factible.