La Confluencia Narrativa e Ideológica entre Videojuegos y Redes Sociales

“No hay documento de cultura que no sea al mismo tiempo un documento de barbarie” Walter Benjamin (Berlin 1892, Portbou 1940).

Walter Benjamin (1892-1940), filósofo, crítico literario, traductor y ensayista

La intersección entre Videojuegos y Redes Sociales ha experimentado una expansión significativa en las últimas décadas, definiendo nuevas formas de entretenimiento, interacción y construcción de identidades en la era digital. Este artículo busca analizar la compleja relación narrativa e ideológica que se ha desarrollado entre estos dos fenómenos, explorando cómo influyen mutuamente y moldean la experiencia del usuario en el mundo virtual.

La narrativa en videojuegos ha evolucionado desde simples tramas lineales hacia experiencias interactivas donde el jugador es un participante activo en la creación de la historia. De manera paralela, las redes sociales han propiciado la narración de historias personales a través de perfiles, fotos y mensajes. La convergencia de estos dos elementos ha dado lugar a la creación de narrativas más complejas y colaborativas, donde los jugadores comparten sus experiencias dentro y fuera del juego, generando un tejido narrativo interconectado.

Hideo Kojima, creador de videojuegos y responsable de Kojima Productions

Las redes sociales han potenciado la creación de comunidades virtuales alrededor de los videojuegos, permitiendo a los jugadores compartir estrategias, discutir tramas y organizar eventos. Esta interconexión fortalece la identidad de la comunidad gamer y contribuye a la construcción de la narrativa del juego. Por otro lado, los desarrolladores utilizan las redes sociales para obtener retroalimentación directa de los jugadores, adaptando la narrativa del juego según las preferencias y expectativas de la comunidad.

La influencia ideológica entre Videojuegos y Redes Sociales se manifiesta en la representación de género, etnia y cultura. Ambos medios han sido objeto de críticas en cuanto a la inclusión y representación equitativa. Las redes sociales, al amplificar voces diversas, han presionado a la industria de los videojuegos para ser más consciente y reflexiva en sus representaciones. De esta manera, la narrativa de los videojuegos se ve influida por las corrientes ideológicas que emergen y se difunden a través de las redes sociales, con todos los beneficios y peligros que esto conlleva, pues también amplifican los discursos de odio.

Fortnite, de Epic Ga

En la intersección entre videojuegos y redes sociales, se revela una compleja trama de consecuencias que merece una mirada crítica. Desde una perspectiva ludista, la fusión de estos dos fenómenos tecnológicos conlleva riesgos preocupantes para la sociedad, manifestándose en formas de narcisismo exacerbado, individualización extrema, la vorágine del capitalismo masivo y la desintegración de la colectividad en el espacio físico.

La inmersión en Videojuegos y Redes Sociales ha llevado a una individualización extrema, donde la realidad virtual supera la experiencia compartida en el espacio físico. La tendencia a buscar la gratificación personal, la personalización extrema de experiencias y la creación de burbujas digitales alienan a los individuos del tejido social real. Este proceso erosiona la empatía y la comprensión colectiva, dando paso a una sociedad atomizada donde la conexión humana se diluye en la pantalla de un dispositivo, mostrándose mucho más vulnerable a estímulos ideológicos sin base social que promueven la enajenación del consumidor.

Por otro lado, la monetización de videojuegos ha adoptado estrategias basadas en modelos de negocios de redes sociales, como las microtransacciones y el contenido descargable. La interconexión entre ambos medios ha generado nuevas formas de participación económica en la comunidad gamer. Además, la visibilidad de jugadores influyentes en redes sociales ha transformado los videojuegos en un espacio donde la publicidad y el marketing juegan un papel crucial, impactando la narrativa y la experiencia del jugador.

Zequio, creador de contenido

Sin embargo, la convergencia de Videojuegos y Redes sociales ha proporcionado un terreno fértil para el capitalismo masivo. La explotación de la atención del usuario, la gamificación de la publicidad y las microtransacciones ya mencionadas se han convertido en prácticas comunes. Este sistema capitalista voraz, alimentado por la constante búsqueda de beneficios, convierte a los usuarios en simples mercancías, cuyas experiencias y datos se explotan en pos de maximizar las ganancias de las grandes corporaciones.

Además, la yuxtaposición constante en redes sociales y videojuegos ha engendrado una cultura narcisista, donde la validación se busca en la cantidad de “me gusta” o seguidores. Los logros virtuales y las vidas digitales perfectas promueven un narcisismo desmedido, desplazando la importancia de las conexiones reales y profundas en favor de la validación superficial en el espacio virtual. La obsesión por la imagen digital ha generado una sociedad donde la autoestima se mide en píxeles y comentarios, marginando la esencia auténtica de la individualidad. Esto tiene como consecuencia un hundimiento constante en mundos virtuales y la búsqueda de validación en la esfera digital.

A su vez, estas sumersiones han desplazado las interacciones humanas genuinas en el espacio físico. La pérdida de la colectividad en la vida cotidiana, reemplazada por conexiones superficiales y consumismo digital, amenaza la riqueza de la experiencia comunitaria. La disolución de los lazos sociales fuera de la pantalla contribuye a la alienación y al deterioro del tejido social en el mundo real.

Un ejemplo destacado de videojuego que ilustra la interconexión tanto positiva como negativa entre la narrativa del juego y las redes sociales es Fortnite (Epic, 2017) . Este título, desarrollado por Epic Games, ha logrado fusionar de manera única elementos de juego, narrativa y participación social. En Fortnite, los jugadores no solo participan en partidas de estilo battle royale, sino que también experimentan eventos en tiempo real que alteran la narrativa del juego. Estos eventos, como conciertos virtuales o cambios en el mapa, generan discusiones y teorías dentro de la comunidad de jugadores en redes sociales como Twitter/X, Reddit, Discord y YouTube.

La narrativa del juego se expande más allá de los límites tradicionales del videojuego a medida que los desarrolladores utilizan las redes sociales para lanzar pistas, avances y anuncios, generando expectación y participación activa de la comunidad. Este fenómeno ejemplifica cómo la narrativa de un videojuego se fusiona con la participación social en línea, creando una experiencia de juego más envolvente y conectada. Fortnite, en su ascenso meteórico hacia la cima de la cultura gamer, también ha suscitado críticas sustanciales en diversos aspectos. Su modelo de negocio, centrado en microtransacciones y contenido descargable, como se ha comentado, ha sido objeto de controversia por fomentar prácticas monetarias que pueden resultar explotadoras para un público mayormente juvenil.

Además, la adicción generada por su formato battle royale, que promueve partidas rápidas y competitivas, ha levantado preocupaciones sobre la salud mental de los jugadores, especialmente entre los más jóvenes. La colaboración constante con marcas (recientemente Lego) y eventos virtuales, aunque innovadora, ha llevado a cuestionamientos sobre la integridad de la experiencia de juego frente a la comercialización masiva. En definitiva, Fortnite, a pesar de su indiscutible éxito, no escapa a la crítica por su impacto en la industria, la juventud y la ética de los videojuegos contemporáneos.

La relación entre Videojuegos y Redes Sociales no solo ha transformado la manera en que se cuentan las historias dentro de los juegos, sino que también ha influenciado la cultura, la participación comunitaria y las representaciones ideológicas en el mundo digital. La narrativa e ideología se entrelazan constantemente a través de la manipulación publicitaria y las redes sociales, moldeando la experiencia del usuario de una manera atractiva pero destructiva para su integridad como ciudadano. Este fenómeno refleja la poderosa sinergia entre dos formas de entretenimiento que, juntas, definen la era digital en la que vivimos. Somos tristes por diseño, pero nos divertimos mucho en el universo de los videojuegos.

Almudena Anés (Linkedin) es una narradora española especializada en arte, videojuegos e identidad. Trabaja desde la escritura para indagar la fragmentación y el simulacro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

19 − diez =