Dentro de mi rutina diaria, se encuentra llevar mi 3DS a la cafetería de la universidad y patear culos jugar con mis compañeros al Mario Kart 7. Las risas están aseguradas, las carreras son frenéticas y divertidas, y no faltan los piropos hacia nuestros respectivos familiares cada vez que alguien nos tira del circuito o nos pega con algo. Disfrutando de este juego en modo un jugador, se pierde ese punto especial que le da jugar contra colegas, pero aún así el nivel de diversión sigue siendo más que aceptable.
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