Qué puto miedo escénico el hablar de la quinta entrega de una franquicia a la que no le he metido excesivamente horas y de la que únicamente tengo en alta estima ese capítulo proscrito bautizado como DmC (aquí mi opinión del juego).
Así pues, tómate estas impresiones como lo que son: las sensaciones de un jugador no habitual de Devil May Cry que se ha quedado embobado con el brutal apartado técnico y artístico de un juego que me, en las horas que llevo, me está recordando enormemente a DmC.
Su personalidad es arrolladora gracias a la tripleta de protagonistas, a cuál más arrebatador: Nero, V y Dante. También cuenta con una profundidad abismal en cuanto a técnicas y control, Devil May Cry 5 también cuenta con amor para los neófitos, incluyendo un modo de dificultad Fácil que realmente es fácil, y la posibilidad de hacer que los ataques que requieran más habilidad sean enormemente más asequibles de ejecutar.
Devil May Cry 5 es una joya del género de los hack’n’slash, un nuevo tour de force de Capcom tras el brutal remake de Resident Evil 2. A poco que te haya hecho gracia Bayonetta, por poner una referencia, aquí te vas a encontrar en tu salsa. Un auténtico juegazo del que tenía que hablar ya porque si me tengo que esperar a darle las vueltas que se merece, teniendo en cuenta el tiempo libre del que cuento, me iban a dar las uvas. Y más con el robavidas The Division 2 ya en mi PS4.