Recuerdo cuando vivía con mis padres en Corbera. Calculo que con 10-12 años, el ritual de cruzar la calle para ir a alquilar una película el viernes o el sábado era mágico. Los fines de semana en los que uno era realmente afortunado alquilábamos 2 – ¡Dos! – películas.
Las películas
La ventaja de alquilarla el Sábado es que hasta el lunes no la tenías que devolver, pero claro, te arriesgabas a que el viernes alguien se hubiera llevado las novedades, esas películas de estreno de las que el videoclub Corbera Park – ¿existirá todavía? – traía 4 ó 5 copias.
En cualquier caso, en mi escala, la mejor sección era la de películas de artes marciales. Alquilaba una y otra vez cintas con una clasificación por edades que, pensando en sus escenas, seguro que no bajaba de +18. Pero yo era el más feliz del mundo viendo como unos cuantos ninjas se amputaban brazos y piernas, a ritmo de una banda sonora oriental. También había películas de artes marciales para todos los públicos, como 3 pequeños ninjas o Lucky Seven, que alquilé un buen montón de veces.
Luego, cuando empecé a currar, comenzó la fiebre por comprar DVDs. Recuerdo como saqueaba la página de DVD Go en busca de las últimas novedades. El buen montón de películas que tengo aún por abrir se convirtió en un recordatorio, al menos durante un tiempo, de lo adictivo de las compras impulsivas.
Los Videojuego
Recuerdo cuando salió PSX, la primera PlayStation. No sé qué estaba haciendo en una tienda de Videojuegos – seguramente haciendo tiempo hasta que mis padres salieran de otra tienda – pero se me quedó grabada la imagen de un tio mayor – que seguramente sería más joven de lo que soy yo hoy en día – que se compró una PSX más un par de juegos – uno de ellos recuerdo que fue el mítico Destruction Derby. No hacía falta ser un genio de las matemáticas para calcular que el tio se había gastado casi 100.000 pesetas del tirón. Una burrada si aún contabas con los cumpleaños y demás celebraciones para rellenar tu colección de juegos.
La actualidad
Más allá del cierre de los videoclubs y de lo molón que es tener las estanterías llenas de películas, el salto a Netflix y a las tiendas como iTunes permite que el consumidor tenga acceso a ingentes cantidades de contenido multimedia a través de casi cualquier dispositivo, sin necesidad de contar con un vídeo o un reproductor DVD/BluRay. Y esta fórmula ha hecho click en el mercado.
Acaban de mostrar un ejemplo de #Stadia. Ves un juego en YouTube, haces click en el link al final del vídeo, y en 5 segundos estás jugando. En el dispositivo que tengas, y pudiendo cambiar instantáneamente entre tablet, móvil, PC o Chromecast.
Impresionante pic.twitter.com/61uopFihBe
— Carlos Villasante (@cvillasante) March 19, 2019
¿Se puede aplicar la misma fórmula a los Videojuegos?
A veces es jodido ver el bosque entero cuando estás abrazando un árbol entero, o cuando estás quemando el botón de F5 en Amazon para ver si hay restock de la Edición Coleccionista de Sekiro. Pero el pensar que con servicios como PS Now o Google Stadia puedes tener acceso a una colección de Videojuegos gigantesca, desde cualquier sitio, es un sueño para los jugadores, sobre todo para aquellos que preferimos picar de muchos que invertir 200 horas en un solo juego.
No voy a entrar en consideraciones técnicas en cuanto a conexión, pero asumiendo que la fórmula de juego en streaming es viable, las experiencias pasadas con Gaikai u Onlive no deberían ser extrapolables a lo que nos encontraremos con Google Stadia o lo que PlayStation está ofreciendo con PS Now. El músculo de los actores es totalmente diferente, así como su capacidad de interpretación del ecosistema de servidores en la nube y conexiones locales.
Recuerdo mi primera experiencia con el streaming de juegos en la nube. La demo de The Witcher 2 en Gaikai.
En la oficina donde trabajaba en 2012 ya teníamos 50MB simétricos y aunque había algo de input lag la experiencia fue casi, casi igual a jugarlo en local.— Samuel Molina (@FuKuy) March 19, 2019
Sí, soy el primer romántico que echará en falta las estanterías llenas de cajas acumulando polvo, pero la promesa de acceso a un catálogo de cientos de juegos desde cualquier punto del planeta, sin necesidad de la inversión previa en Hardware, me parece una evolución lógica para un sector que no para de crecer. Eliminar barreras como el tener que gastarte +400€ en una consola cada X años, además de +60€ por las novedades, debería servir para democratizar aún más el acceso a los últimos lanzamientos.
Sí, se crearán nuevas barreras, como la necesidad de tener una conexión potente que quizá hoy es solo existente en los grandes núcleos urbanos, pero la apuesta generalizada de los grandes nombres de la Industria por el contenido en streaming debería servir como empujón para que las conexiones de calidad llegaran al máximo de lugares posibles.
Y tú, ¿Qué opinas?