Rocket League: Ocho años de fútbol sobre ruedas

2008 fue un año increíble para el mundo de los videojuegos. Llegaban secuelas de las franquicias más populares como Grand Theft Auto IV, Call of Duty: World at War, Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots, Fallout 3 o Burnout Paradise, mientras que nacían otras licencias que hoy en día idolatramos tales como Mirror’s Edge o Dead Space.

El nacimiento de una estrella

Entre todos esos titanes y otros muchos de similar calado en el mercado estaban, como siempre, los pequeños, los tapados, las menudencias. Pequeños desarrollos como el de Psyonix Studios, unos tipos californianos a los que por aquella época conocían cuatro enfermos por haber sido los responsables de diseñar el popular y celebrado Modo Onslaught de Unreal Tournamente 2004. Con el barroco nombre de Supersonic Acrobatic Rocket-Powered Battle-Cars este estudio se lanzó a la aventura del desarrollo propio en un año plagado de grandes lanzamientos y encima con una exclusiva para PS3, que no era precisamente la consola que salió mejor parada de gran parte de la pasada generación.

Rocket League

El juego que hoy en día tiene un aprobado por los pelos en Metacritic en su día le pareció una idea brillante y un claro caso de «¿Cómo no se le ha ocurrido a nadie antes?» a aquellos que sacaron un ratito para probar juegos fuera de los AAA en un 2008 donde la burbuja independiente estaba muy lejos de estallar tal y como lo ha venido haciendo en los últimos años. Fútbol y coches, dos conceptos que tienen millardos de aficionados alrededor del globo se fusionaban en un juego arcade que era lo mejor que había visto el género de la automoción de sofá desde Crash Team Racing.

Primeros indicios

Conozco a poca gente que se tomara en serio Supersonic Acrobatic Rocket-Powered Battle-Cars en su momento, de hecho solo conozco a una persona. El año pasado ya hablamos por aquí de Albert, posiblemente el jugador profesional de Rocket League más premiado de nuestro país. Tuve la oportunidad de conocerle y hablar con él cuando jugamos en nombre de este impío blog en el Torneo de Medios que PlayStation España organizó en la Madrid Games Week. Me contó que llevaba desde el juego de PS3 jugando de forma habitual y que veía venir el éxito de Rocket League puesto que su afición a la precuela le había conseguido hasta estar en contacto con los propios miembros de Psyonix y testear algunas de las primeras pruebas del juego que hoy en día es un éxito internacional en todas las plataformas a las que ha llegado.

Rocket League

Rocket League llegó el 7 de julio del año pasado y los que tuvimos acceso a alguna de las betas previas ya nos olíamos que la cosa podía salir muy bien si se daban los factores adecuados. Uno de ellos era y fue su lanzamiento como parte del catálogo de juegos de PlayStation Plus de ese mismo mes, siendo el día de su lanzamiento gratuito para los no pocos suscriptores de este servio de pago de Sony. Ni sus creadores vaticinaron lo que fue un bombazo instantáneo, alabamos durante las fases beta del juego el gran rendimiento de éste y nos pilló desprevenidos que el éxito masivo nos dejara sin poder jugar durante las primeras semanas.

Las cifras no tardaron en llegar, primero fueron los 15 millones de jugadores, luego el millón de ventas, luego los 110 millones de dólares y ahora son los 75.000 dólares de premio que el juego tiene en su propio torneo internacional en el territorio de los eSports.

La clave del éxito

El éxito vino dado por una serie de factores que tenían como base un diseño sólido como el acero. Cuando te pones a los mandos de uno de esos coches y compruebas la simetría de los primeros estadios del juego, la jugabilidad perfectamente ajustada y la combinación perfecta entre juego arcade y competición de la dura comprendes que no estás delante de «la morralla del plus» como le gusta a cierto sector del medio denominar a los juegos independientes que nunca llegan a probar ni entender. Estás ante una obra de ingeniería donde cada pieza ha sido medida con precisión y que ha contado con un puntito de azar de acabar estando en el lugar adecuado en el momento oportuno.

Rocket League

Diversión tras el trabajo bien hecho

Es curioso como el estudio ha cambiado en un periodo de tiempo tan breve, en las primeras entrevistas al estudio tras el lanzamiento de su opera magna se podían leer unas declaraciones muy conservadores de parte de unos creativos que se movían entre el respeto a los jugadores que se habían granjeado con una fórmula perfecta y el miedo a romper un castillo de naipes que parecía sólido y a la vez muy fácil de derrumbar con un mal movimiento.

De un juego que pretendía centrarse únicamente en el factor competitivo ofreciendo modos de juego donde tan solo importaba la habilidad y la igualdad entre todos los jugadores dejando al margen cosas tan esperables en un juego del estilo como son los potenciadores, las armas y los escenarios locos; hemos pasado a tener un juego con exactamente todos esos elementos. Hace poco se anunció rumble, la actualización que traerá los power-ups al mundo de Rocket League y con anterioridad ya hemos tenido Rocket Labs con estadios imposibles de retorcidos diseños, elementos dde personalización que van desde el fan service para comunidades como Reddit y Giant Bomb hasta guiños a juegos independientes y colaboraciones con con compañeros de industria.

Rocket League

La rama competitiva y la puramente casual que comprende la vasta mayoría de jugadores del juego siguen diferenciadas y respetando una los límites de la otra sin que peligre ninguno de los dos mundos que convergen en un mismo software. El aficionado medio puede disfrutar de partidos de hockey y basket, de escenarios psicodélicos y en breve de locos poderes para sus partidas desenfadas; en el otro lado el profesional como nuestro amigo Albert puede seguir potenciando su carrera (actualmente forma parte del equipo de Rocket League en la división de eSports del Valencia C.F.) en una vertiente del juego que se mantiene pura y sin adulterar para aquellos que se bastan con la idea original.

La historia de Rocket League es breve porque aunque por sus logros nos de la sensación de que lleva con nosotros desde siempre hace poco más de un año que llegó a nuestras vidas. Analizar sus éxitos y la repercusión que ha tenido y tendrá en los años que le restan de vida es algo que tendremos que hacer recurrentemente, así como seguir la historia de un estudio que parece no dejar nada al azar.

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