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SuperEpic, por un futuro de juegos buenos

Estamos ya a final de año y hace una semana que se lanzó SuperEpic del estudio barcelonés Undercoders para todas las plataformas. Lo sé, llego tarde, pero no por ello voy a despedir el año sin comentar un juego que me ha sorprendido por su más que mala leche. Un juego que se ríe no solo de si mismo sino de toda la industria.

Visita guiada a RegnanCorp: 20€

Monta tu llama, que aquí va a haber tangana. Lo primero es lo primero, y como metroidvania que es, dos elementos destacan por encima de los demás: diseño de niveles y mecánicas. Empecemos por el diseño. El mapeado es extenso y variado, haciendo un fuerte uso de su estilo gráfico para mostrar un mundo vivo y colorista con ese toque de humor gamberro del que hace gala el juego. Todo en si es una crítica, y una más real de lo que quizás algunos puedan creer.

Las diferentes zonas son reflejos bastante curiosos, siguiendo la estética que marca el juego, de como se distribuye una empresa de videojuegos grande en departamentos. Tenemos QA, data analisys, desarrollo y cosas más turbias como el departamento de agenda oculta, muy curiosamente reflejado como unas catacumbas. La variedad que presenta es algo increíble y que a poco que te interese lo que hay detrás de un videojuego, te hará mucha gracia.

Todo este mapeado necesita de una gran cantidad de posibilidades de movernos. Saltos en las paredes combinados con dobles saltos combinado con super saltos combinados con un dash volador. Suena a chiste, pero esas son las capacidades de movimiento más grandes que he podido realizar yo en el juego. Y tendrás que hacerlos para alcanzar todos los secretos que oculta el juego, que no son pocos. El mejor final no es fácil, advierto, y necesitaréis masterizar estas opciones que da el juego para conseguirlo.

Ataca, ataca, salta, ataca

Las mecánicas, por otro lado, son algo que ya hemos visto en multitud de ocasiones. Ataques hacia arriba, los lados y abajo con posibilidad de realizar combos. Ataques llamados “de furia”, que son ataques especiales que al golpear permiten darles a múltiples enemigos o a enemigos lejanos. El que para mí es el mayor fallo radica aquí. Al no haber frames de invulnerabilidad, los combos son abusivos, para bien y para mal. El combo base es tres al lado, uno arriba todo, y repito, TODO el rato. No necesitas hacer nada más, con un poco de cuidado, incluso con un amuleto que reduce la armadura y hace que te metan leches como panes, con ese combo puedes pasarte el juego.

Porque además de los combos abusables tenemos que encadenarlos es posible y muy sencillo. Es gracioso ver como el número de enlace aumenta hasta salir de la pantalla y yo llegué hasta los 120. Es lo peor del juego. Esta bien poder combar hasta infinito aplicando tus conocimientos del juego, pero no esa bien balanceado y lo rompe completamente. Si llevas al día la armadura, eres prácticamente dios. Eso sí, cuidado no te enganchen a ti en una esquina, porque el juego no tendrá piedad en dejarte hecho trizas sin apenas posibilidad para reaccionar.

Menos mal que para estas situaciones tenemos algo que yo he bautizado como “el revivir mágico”. Si te metes donde no debes y mueres, no te preocupes, pues una vez por cada vez que vayas al baño (literalmente son los puntos de guardado) podrás revivir pagando la mitad del dinero que lleves encima. Es una opción, cierto, pero siempre la vas a tomar a menos que realmente busques complicar el juego no usando las herramientas que pone a tu disposición. El dinero no es problema generalmente, pues incluso muriendo más de diez veces yo me he hecho con todos los objetos de la tienda y casi todas las mejoras.

La tiranía de las malas prácticas como empresa

Ya comenté la historia en el avance que escribí previamente, así que no me voy a enrollar más con ello salvo por ese detallito que me ha sacado sonrisa tras sonrisa. Frases míticas de videojuegos como el “What is a men?” aparecen a lo largo y ancho del juego.

Referencias a Metal Gear, Mario y muchísimos más productos míticos de la historia del videojuego (juraría haber visto una referencia a Streets of Rage, pero no estoy seguro) configuran este videojuego, y si por un lado están las referencias, por otro tenemos los cameos. Si, si, cameos. El águila Aragami y los buenos castores hermanos Jacky y Sam son solo algunos de los que aparecen aquí, victimas de los micropagos. Malditos, malditos micropagos.

Y si algo hace especialmente bien este juego es, precisamente, la interacción de la trama con el jugador. De pequeños detalles están hechos los placeres de la vida, y en este caso tenemos un crossplay muy interesante haciendo uso de pequeñas apps web que los chicos de Undercoders han desarrollado para la ocasión. No engaño si digo que cuando me tocaba sacar el móvil para escanear uno de los QR que aparecían en pantalla siempre me ponía expectante a ver que juego copiaban. Porque son eso, copias burdas de esos juegos para ir al baño que abundan en las stores de nuestro móvil y eso es lo que busca el juego.

RegnanCorp representa los males de la industria, y a la vez que estas apps nos obligan a jugar a esos juegos que nos abducen a sus redes sin saber bien porque, consigue también meternos más en contexto. Yo nunca había jugado a un juego que hiciera uso de esto. Siempre es llamativo cuando encuentras algo así, como cuando jugabas al Zelda: Phantom Hourglass y el juego te hacia cerrar la consola para descifrar el mapa. Son cosas puntuales que te dejan con la palabra en la boca de lo curiosas que son y el hecho de no abusar de la mecánica suma al producto.

Desata tu orgullo de gamer antiguo

Y al final, tras tanto divagar, ¿con qué nos quedamos de todo? Antes de mi conclusión, quizás alguno se haya dado cuenta de que no hago mención especifica a la banda sonora del juego. Es un acompañamiento a la acción, con ese toque canallita que no falte. Guitarras y tonos rockeros pero que no consiguen traspasar mi cabeza más allá de esa rotura que hace la canción principal nada más encender el juego.

Ahora sí, las cartas están echadas y toca cerrar este texto. SuperEpic es divertido y un bonito juego de luces y sombras al que no le pesan demasiado sus defectos. El mundo que crea, para jugadores como tú y como yo, que estás leyendo este texto, nos es muy representativo. Es una sátira interesante sobre el sector y ofrece una visión que atrae por sus referencias con un curioso uso del teléfono para sumergirnos más en la. A opinión personal, un buen juego que cumple lo que promete pese a su sencillez jugable por el desbalanceo de los combos. [80]

 

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