Desde que empecé a jugar a The Witness con la inocente idea de terminarlo y algún día poder escribir una crítica en AKB vivo en una montaña rusa de fracaso y superación que alterno con una admiración extrema y un odio visceral hacía la mente de Jonathan Blow. Menos mal que jamás terminaré The Witness, porque no quiero tener que resumirlo en una nota. (más…)