La consola ya la tenemos. Más de 7 millones de PS4 vendidas, más de 5 millones de Xbox One distribuidas. Cifras multimillonarias que aumentan día a día y que no se corresponden con el catálogo de juego existente.
Las ventas de las máquinas se alimentan de promesas pues en las estanterías aún hay pocos títulos interesantes para Xbox One. El caso de PS4 es bastante peor, pero Xbox tampoco puede tirar petardos.
Todo esto nació en el E3 del año pasado. Xbox, por su incapacidad de comunicar la estrategia One, perdió la batalla con Sony. PS4 lo tuvo fácil para ganarse los aplausos del respetable haciendo hincapié en las a priori restrictivas políticas de la competencia. Poco a poco, sobre todo gracias a desdecirse de su Revolución Online y a contar con un catálogo de inicio bastante más potente que el de PS4, Xbox One ha ido recuperando terreno, pero PS4 sigue intratable.
Ahora, un año más tarde, en el marco del E3 2014, las compañías tienen, por fin, que proporcionar títulos rompedores que justifiquen los cientos de euros que ya hemos desembolsado por máquinas que, en el mejor de los casos – Xbox One – cuenta con títulos de fondo de armario, pero, a excepción quizá del épico Titanfall, nada que realmente justifique el salto generacional. PS4 tiene a inFAMOUS Second Son, que técnicamente es lo más Next Gen de la Next Gen, pero no es un vendeconsolas.
Tanto PS4 como Xbox One cuentan con varias promesas en el horizonte que, en principio, podrían empezar a dar entidad a esta cada vez menos nueva generación. Juegos como Sunset Overdrive, The Order: 1886, Halo 5, DriveClub, Quantum Break o Tom Clancy: The Division son, a priori, títulos que solo son posibles en las sobremesas Next Gen de Sony y Microsoft, pero aún está por ver si darán el pego tanto técnica como, sobre todo, jugablemente.
¿Y Wii U? A las consolas de sobremesa de Nintendo siempre hay que tratarlas aparte. Juegos, haberlos, haylos, pero debido a la marginación, uno ya cree que voluntaria, con las Third Party, solo sirve la excelencia, las obras maestras. De eso hay poco actualmente en Wii U, aunque la sempiterna promesa de un Zelda o un Super Mario rompedor que haga temblar los cimientos del Convention Center de Los Ángeles, primero, y nuestros monederos, después, siempre está ahí. Por cierto, de al menos uno de los dos, salvo cambios de última hora, se sabrá algo en el E3 2014.
Habiendo convivido durante meses con el nuevo hardware, es inevitable el preguntarse si realmente esto de las generaciones está planificado correctamente. Uno siente que está apadrinando una consola durante meses con la promesa de que, un día, saldrán juegos que justificarán esa compra compulsiva (mucho) tiempo atrás. Tengo claro, sin embargo, que la culpa la tenemos los consumidores. Solo así se explica que estemos desesperados por saltar de generación cuando más y mejores juegos están saliendo…