Hay secuencias de vídeo que nos quedan grabadas en la memoria y pasan a formar parte del imaginario de los aficionados a esto de los marcianitos. Secuencias que nos teletransportan a mundos lejanos, a luchar contra orcos, a combatir frente a bestias, a visitar planetas inexplorados, a conocer estrellas lejanas, universos paralelos… Pero muy pocos vídeos son capaces de traspasar la barrera entre la ficción y la realidad, de hacernos sentir que lo que se presenta ante nuestros ojos es algo real; de traspasar esa línea que nos hace dudar si lo que estamos viendo es realidad o sólo un producto de la imaginación. Es el caso de God of War III y más concretamente, de la secuencia inicial, con ese cuervo graznando que desciende los cielos y causa en el género gatuno la siguiente respuesta:
Desafortunadamente el vídeo es una dramatización y la secuencia grabada es la quinta visualización de mi gata que se despistó notablemente al verme sacar la cámara. Pero la primera vez que he puesto el vídeo y ha oído el graznido del cuervo, ha saltado desde el sofá como una bestia y ha ido a cazar el pájaro de la pantalla. Y cuando ya lo ha visto aletear en primer plano la hemos tenido que retirar para que no arañara más el marco de la tele… Ficción para nosotros, un pajarito con aspecto de ser comestible para los gatos.
pobre minino, traumatizado fijo…
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