Análisis Struggling: Un plataformas asquerosamente divertido

Troya, el protagonista de Struggling, no es la primera masa informe de carne blanducha y repugnante que controlamos en los últimos meses, pero sí la primera que parece tener problemas de motricidad. Mientras el monstruo de Carrion se mueve de manera extremadamente satisfactoria por los escenarios, el control de Troya es difícil, frustrante y probablemente asqueroso.

No lo digo de manera negativa, son obras con objetivos muy diferentes. Struggling es de esos juegos de humor físico cuyo principal atractivo reside en lo divertido y a la vez frustrante de manejar al personaje. El esquema de control ya lo hemos visto en títulos como Octodad o Surgeon Simulator, cada extremidad se controla de manera independiente. Struggling opta por hacer algo más sencillo, que no fácil, y lo reduce a dos extremidades. Troya se compone de dos cabezas, Aquiles y Héctor; cada uno cuenta con su propio brazo. Si juegas en cooperativo con algún amigo, cada jugador se encargará de manejar un brazo; si juegas solo… paciencia y mucha suerte.

En cualquier caso, Struggling va a ser un hueso duro de roer y un reto más que digno. A diferencia de Octodad, Struggling no nos pone a hacer tareas mundanas con problemas de motricidad, nos plantea tareas verdaderamente exigentes a la vez que absurdas. En este sentido, se acerca más a otros como I Am Bread o Getting Over It, que también son juegos de plataformas. No llega a los niveles de dificultad de este último, pero la frustración no deja de ser una parte sustancial de la experiencia que nos presenta. De hecho, el juego cuenta con un botón específico para que Troya grite y pueda expresar su sufrimiento.

Además de cuando pulsamos estos botones, Troya grita por sí solo al darse golpes fuertes o caer desde cierta altura; y resulta muy divertido porque, dada la dificultad del control, esto sucede con bastante frecuencia. Así funciona la comedia física (slapstick), busca su humor en el dolor, los golpes y el sufrimiento a través de situaciones extremadamente absurdas y grotescas. Para Troya, desplazarse por el escenario reptando y trepando es una lucha constante, como el propio nombre del juego indica. Aquiles y Héctor, así se llaman las dos cabezas que conforman el personaje de Struggling, eran los dos héroes más grandes de cada bando en la Guerra de Troya. En Struggling, Aquiles y Héctor están condenados a colaborar para sobrevivir y cumplir su cometido, ellos (nosotros) son sus peores enemigos. Por eso la masa que conforman se llama Troya, porque es la lucha entre ambos por moverse para superar todos los obstáculos que se les presentan. En esto consiste el título que hoy nos ocupa, en reírnos de Troya (de nosotros mismos) intentando resolver situaciones tan alocadas como una huida en moto de un avión, un pinball de carne o un combate contra un pato gigante.

La variedad es, de hecho, uno de los aciertos de Struggling. No solo nos encontraremos con escenarios y puzles diferentes, la obra también va incorporando mecánicas con un ritmo muy acertado. En su último tramo, parece utilizar toda una ristra de ideas sueltas que le quedaban en la lista y no habían podido usarse en el resto del juego; incluso esta parte funciona porque el guion le da cierto sentido.

Me resultó muy divertida una crítica de ZTGD sobre I Am Bread que decía que el juego “parece haber sido desarrollado para locos o para gente que se odia a sí misma”. El caso es que entre los puntos negativos se encontraban aspectos como “controles incómodos” o “jugabilidad frustrante”, que son cualidades casi inherentes a este tipo de juegos. No puedo evitar imaginarme al redactor reventando el mando contra la mesa mientras intentaba pasarse alguna pantalla. No sé si I Am Bread se merece esa crítica ni el 3’5 que le puso, no lo he jugado lo suficiente como para juzgarlo. Pero creo que es un buen ejemplo de cómo no tomarse este tipo de experiencias. Si te tomas la obra como lo que es, un “chiste interactivo”, lo normal es que te diviertas y disfrutes con Struggling.

Para amenizar la experiencia de alguna manera, Struggling cuenta con un modo cooperativo que recomiendo encarecidamente. La dificultad de controlar las dos extremidades a la vez se pierde, pero aparece la nueva dificultad de coordinarse. Aun así, considero que es más disfrutable porque la frustración se comparte, te ríes más, afrontas la experiencia de otra manera y el tilt se reduce. Además, ahora es más fácil que nunca jugar en cooperativo con el sistema de Steam, Remote Play Together.

Struggling ha sido para mí una de las mayores sorpresas de este año. Un juego grotesco, desafiante y divertido que nos hará reír y puede que llorar. Probablemente haya momentos en los que tendrás ganas de reventar el mando como aquel redactor jugando a I Am Bread, no te voy a mentir —Aún recuerdo ese maldito tramo de la escalada—. Pero en esa dificultad está la gracia, así consigue Struggling que funcione su humor. Pocas cosas puedo echarle en cara a lo nuevo de Chasing Rats, si acaso esa estética que roza el juego de flash en según qué momentos. El estudio canadiense ha creado un juego que se suma a una nueva generación de plataformas que dejan de lado el salto y exploran el movimiento de formas más diversas, como Snake Pass o Grow Home; añadiendo el absurdo y el humor físico de obras como Surgeon Simulator o I Am Bread. [80]

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